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Los 10 mandamientos para todo debate económico de cara a las elecciones generales

La campaña electoral precisa de datos precisos, una transmisión correcta de la información y un análisis riguroso

Resultados elecciones autonomicas 28M
Una persona mete su voto en la urna en un colegio electoral, a 28 de mayo de 2023, en Madrid (España).A. Pérez Meca (Europa Press)

Estamos ante una nueva campaña electoral en la cual, sin duda alguna, la economía jugará (ya está jugando) un papel central del debate. Ya sucedió así en el pasado, lo hace en el presente y en el futuro lo volverá a hacer. Pese a ello, los debates económicos en general (no solo los que se despliegan en elecciones) suelen estar afectados por no pocos defectos, muchos de los cuales nos gustaría se trataran de evitar.

Hoy quiero dejar constancia de un decálogo de “mandamientos” que, en un mundo idílico, utópico y deseado, deberían cumplirse en los debates electorales sobre economía y, en general, cualesquiera que se desarrollen para el gran público. Es evidente que no se dan los incentivos para que esto suceda, pero al menos podemos dejar constancia de lo que se hace y de lo que, en mayor o menor medida, no se hace. Estos diez mandamientos serían:

1. Trasladarás toda información de forma precisa y veraz: los datos económicos miden aspectos de la realidad e informan sobre ella. Así pues, como cualquier medida, los datos utilizados deben ser ante todo precisos (medir lo que dice que mide) y verificables. Por ejemplo, debemos evitar usar indicadores como los de esfuerzo fiscal (ni idea de lo que mide) o métricas de beneficios cuando se quiere justificar la inflación.

2. Dibujarás un contexto adecuado de lo que se quiere transmitir: se debe proporcionar un contexto adecuado al presentar los datos económicos, explicando las variables involucradas y las condiciones que pueden afectar su interpretación. Muchas veces, la información sacada de contexto puede llegar a contar historias muy desvirtuadas. Por ejemplo, en un país con un problema secular de desempleo no se puede usar la tasa actual como medición del fracaso de cualquier política laboral más reciente. Hay contexto.

3. Evitarás la manipulación de los datos: siempre es mejor no distorsionar los datos económicos para respaldar una narrativa o agenda política. Se atrapa antes a un mentiroso que a un cojo, así que tratemos de presentar los datos de manera imparcial y objetiva.

4. Usarás fuentes transparentes: cuando se usen datos, se debe citar siempre la fuente de los mismos, y si así fuera preciso, proporcionar también el acceso a la información completa. Decir “una fuente” no es apropiado.

5. Presentarás los datos de forma clara: es evidente que esto constituye una habilidad suave (soft skills) que debemos exigir a nuestros políticos. Cuanto mejor lo hagan, más fácil será asimilar por parte del votante la idea. Así, comunica los datos económicos de forma clara y comprensible para el público general, y si fuera necesario, utilizar (sin excesos) gráficos, infografías u otros recursos visuales que faciliten su comprensión. Tampoco hay que pasarse, pues siempre existe el riesgo de ser tachado de sabiondo en caso de llevar gráficos al Congreso.

6. Analizarás de modo riguroso: como político se exige un análisis riguroso de los datos económicos antes de utilizarlos en la campaña. Es complicado pues exige ello implica, precisamente, una mente científica que entienda la necesidad de hilvanar relaciones causa-efectos en un modelo definido previamente. Si esto es pedir mucho, tratemos por lo menos de evitar interpretaciones sesgadas o conclusiones infundadas. Como le digo a mis alumnos, hilvanar es un valor añadido, que se puede aderezar con “dependes” aquí y allá.

7. Reconocerás las limitaciones: en economía los datos, a lo sumo, son parciales, por lo que es importante utilizar siempre condicionales o expresiones que denoten que la seguridad de lo que se dice no es completa. Por ello hay que ser transparente sobre las limitaciones de los datos económicos utilizados, como posibles errores de medición o incertidumbre, para evitar falsas expectativas. No es coherente plantear un día que el análisis social no puede ser científico si a la jornada siguiente usamos el indicador de la Asociación del Dato Enlatado como verdad revelada.

8. Harás comparaciones pertinentes: al realizar comparaciones entre diferentes períodos o países es preciso asegurarse de que las variables comparadas son relevantes y están correctamente ajustadas para evitar distorsiones en la interpretación. Y por supuesto, si tomamos periodos de comparación hay que evitar su manipulación. De hecho, el incumplimiento de este pecado es más habitual de lo que pensamos, y pasa muy desapercibido.

9. Consultarás a expertos: no pasa nada si lo que quieres decir previamente ha sido expuesto al escrutinio de quienes saben más sobre estas cuestiones. Así, no tengas problema en recurrir a economistas y expertos en el campo para obtener asesoramiento y verificar tus argumentos económicos, garantizando la calidad y precisión de la información presentada. Pero claro, trata de elegirlos no porque sepas que va a decir lo que quieras oír. Muchos gobernantes incapaces se rodean de aduladores, pero no se debe caer en esa tentación. Y si el experto ya tiene preparada su observación y es siempre la misma dando igual la cuestión y el problema, duda de él.

10. Dialogarás de forma constructiva: la economía nos afecta a todos, los objetivos que perseguimos son sorprendentemente similares a lo largo de casi todo el espectro político. Es por ello que se deben utilizar los datos económicos como base para un diálogo constructivo y fundamentado, fomentando el debate informado y la comprensión de los desafíos y soluciones económicas. Es tremendo que discutamos mucho más por instrumentos que por metas. Eso debe hacernos reflexionar, y mucho.

Dicho todo esto, es obvio que la posibilidad de cumplimiento de estos preceptos es mínima. Los incentivos políticos son muy diferentes, y la necesidad de transmitir ideas que sean fácilmente asumibles y digeribles por el electorado exige otras pautas de comunicación. Pero hay término medio entre este mundo ideal y experiencias evidentes donde la comunicación de ideas económicas no solo incumplía cualquiera de estos 10 mandamientos, sino que aplicaba sus contrarios. Estas experiencias, donde el Brexit es una de las más palmarias, ejemplifican la conveniencia de, al menos, no alejarse demasiado de ellos.

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