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La broma que ha llegado a ser un ETF: la especulación irrumpe en Wall Street con el fondo de dogecoin

El sector ve de reojo este instrumento al replicar un activo sin fundamentos. La escasa liquidez pone en entredicho el éxito de estos fondos

En Wall Street hasta las bromas se toman en serio. Dogecoin, la reina de las memecoins, activos digitales sin una base tecnológica que los sustente, que se disparan al calor de las redes sociales, se ha hecho hueco incluso en la Bolsa. Pese a no tener fundamentos, es la octava criptomoneda más importante y ahora se podrá acceder a ella no solo a través de los exchanges, sino con un fondo cotizado que replica su valor. La Comisión del Mercado de Valores (SEC), aprobó recientemente el vehículo de la gestora REX-Osprey, tras simplificar el proceso de autorización de estos fondos. Las finanzas tradicionales abren así las puertas a la especulación típica del mercado cripto.

No es el primer intento de convertir a dogecoin en algo serio. El primero en hacerlo fue Elon Musk, que afirmó que era su criptomoneda favorita. Su endorsement la llevó en poco tiempo a convertirse en un termómetro de su estado de ánimo. En mayo de 2021, durante el Saturday Night Live, dijo que era un vehículo financiero imparable, que iba a conquistar el mundo, pero que era un timo. La criptomoneda perdió casi un tercio de su valor en esa ocasión, aunque pronto remontó, cuando el empresario se planteó aceptarla como medio de pago para adquirir los coches de Tesla, algo que nunca ocurrió.

Pero ahora ha ganado un nuevo impulso. Aquella broma que nació en 2013, creada por un programador, que usa la imagen del perro japonés Shiba Inu y que tiene una oferta infinita, ha llegado a Wall Street de la mano de la gestora REX-Osprey, que solicitó a principio de año el lanzamiento de un fondo cotizado ligado a su valor. Cotiza bajo el símbolo DOJE y acumula unos 24,9 millones de dólares en activos bajo gestión. No es la única: Bitwise presentó un producto parecido, que todavía no se ha aprobado. En el último mes dogecoin repunta un 20% y su capitalización supera los 39.000 millones de dólares.

La autorización de fondos que replican el valor de estos activos puede ser cada vez más frecuente. La SEC, de hecho, introdujo recientemente un cambio que agiliza su aprobación, al adoptar estándares genéricos de cotización para los fondos de criptomonedas al contado, que establecen los criterios que un gestor de activos y las Bolsas deben cumplir para que un nuevo ETF sea aprobado sin una revisión regulatoria personalizada. Hasta ahora, el regulador había gestionado cada solicitud caso por caso: por ello, el nuevo proceso reducirá el plazo máximo entre la solicitud y el lanzamiento del fondo a 75 días, frente a los 240 de antes.

La ausencia de fundamentos detrás del activo y su dudosa utilidad demuestran que las conexiones entre Wall Street y el mercado cripto están incentivando la irrupción de la especulación del mundo de los activos digitales en el ecosistema financiero tradicional. “Lo está haciendo más tóxico, sobre todo si se institucionaliza esta tendencia”, recalca Santiago Carbó, catedrático de Economía de la Universidad de Valencia e investigador de Funcas. No es el único en ver de reojo este nuevo vehículo. “Creemos que ningún inversor serio usará este instrumento y no vemos mucho sentido en invertir en este ETF en lugar del activo. Puede que ahora haya cierta demanda, pero cuando haya dudas en el mercado, la liquidez de estos productos se secará”, alerta Javier Cabrera, analista de mercados.

Su institucionalización no añadirá fundamentos al activo, pero sí conllevará riesgos: que los inversores lo interpreten como un producto seguro, cuando en realidad la volatilidad es extrema y su valoración depende de las tendencias de comunidad. “Es solo el acto de apertura de lo que será un carnaval de ETFs cripto”, dijo Nate Geraci, presidente de NovaDius Wealth Management, a Bloomberg.

La decisión de la SEC es un cambio radical si se piensa en el arduo camino que llevó a la aprobación de los primeros ETF de bitcoin en enero de 2024: varios gestores de activos solicitaron lanzar estos vehículos en 2013, pero el regulador los rechazó al argumentar que eran susceptibles de manipulación del mercado. Tuvo que involucrarse la justicia estadounidense que dictaminó que la decisión del regulador de rechazar una solicitud de la firma Grayscale era “arbitraria y caprichosa”. Así, el regulador se reunió con el sector hasta llegar a su aprobación dando paso, unos meses después, a los fondos que replican ethereum.

Si bien los expertos consultados consideran que este cambio agiliza el lanzamiento de nuevos ETF y ahorra costes administrativos a las gestoras, consideran que al bajar la barrera de entrada exige el riesgo de “inundar el mercado de productos diseñados más para el marketing que para el inversor, y crear una falsa sensación de aval oficial", destaca Javier Molina, analista de eToro: “En activos con liquidez limitada, el peligro de que estos vehículos funcionen mal en momentos de tensión es muy real”.

Carbó es aún más contundente. “Nos puede costar muy caro, porque los bancos están en este mundo. Y cuánto más se simplifica el proceso de autorización, más riesgo hay de que la supervisión no sea suficientemente fuerte. Y si el activo tiene mucho riesgo, es mucho peor. No hay que ir muy lejos para ver lo que pasó con las hipotecas subprime“, que desataron la crisis en 2008, concluye.

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