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Dogecoin, Shiba Inu, Pepe: ¿pueden las ‘memecoins’ dejar de ser una broma?

Algunas empresas aceptan transacciones con estos activos por sus bajos costes y por su velocidad, pero los expertos apuntan a que se han convertido en una estrategia de marketing y descartan un uso masivo: “Es una suerte de neo lotería”

Representación de dogecoin.
Representación de dogecoin.Reuters

Hace un mes, Moo Deng, la cría de un hipopótamo pigmeo nacida en Tailandia el pasado julio, empezó a volverse viral. Este ejemplar, que habita en el zoológico de Khao Kheow, ya tiene su cuenta de TikTok con miles de seguidores. El furor por este animal llegó a tanto que ya tiene su propia criptomoneda: la Moo Deng Coin. Esta es solo una de las últimas memecoins, eso es, activos digitales sin una base tecnológica que los sustente, que se disparan al calor de las redes sociales, siguiendo las tendencias de los usuarios y su sentimiento. Mireya Fernández, responsable de Bitpanda para el sur de Europa y CEE, explica en pocas palabras su funcionamiento: “Utilizan la fuerza de la especulación y el comportamiento coordinado de la comunidad online para desafiar el sistema financiero tradicional y generar riqueza para esa comunidad”, señala.

Hay una infinidad de estas monedas: algunas con mucha historia, mientras otras desaparecieron en un parpadeo. De hecho, suelen tener fecha de caducidad ya que, por lo general, son fruto de especulación y del FOMO (Fear of missing out, miedo a quedarse fuera). Esta tendencia, por ejemplo, desató la locura en torno a una de las más celebres: Pepecoin, que utiliza la controvertida imagen de la rana Pepe, declarada símbolo de odio por Estados Unidos en 2016 debido a su uso por parte de los supremacistas blancos. Actualmente su valor supera los 4.000 millones de dólares.

Estos activos tuvieron su época dorada en 2021, cuando también se vivió el bum del bitcoin, pero la euforia duró poco y su valor se desplomó meses después, anulando las vertiginosas subidas. Estos movimientos bruscos y a menudo impredecibles no sorprenden. El riesgo es la marca de fabrica de estos activos, con subidas y bajadas de su valor mucho más pronunciadas, que hacen parecer estables a otras monedas digitales: la volatilidad histórica a 260 días de Dogecoin duplica la del bitcoin (82,88 frente 43,05), según datos de Bloomberg.

Si bien todo empezó como una broma, a lo largo del tiempo se generaron enteras comunidades alrededor de estos proyectos: sus fieles han empujado al alza su valor y su adopción, no solo como inversión, sino también como método de pago. Dogecoin, el rey de las criptomonedas meme, llegó a alcanzar un valor de 40.000 millones de dólares, sobre todo gracias al empujón mediático del fundador de Tesla, Elon Musk, que lanzó una encuesta en X (antes Twitter) preguntando si su compañía debía aceptar este activo para comprar sus vehículos. En ese entonces todo quedó en el aire, pero en las últimas semanas el empresario volvió a insinuar la posibilidad de que este token podría aceptarse como método de pago para adquirir los productos de la firma.

Pese a los anuncios cambiantes de Musk, es un hecho que esta criptomoneda meme se haya popularizado también como método de pago en las empresas. Williamsburg Pizza de Nueva York y el University Sports Grill de Tempe, Arizona, son dos locales que aceptan pagos con una única cripto: Dogecoin. Entrevistado por Bloomberg, el cofundador del local neoyorquino explica que las ventajas de este activo son la rapidez de las transacciones y el hecho de que sean baratas. Y esta también es una realidad. La tarifa promedio para una transacción de Dogecoin es de 0,02 centavos, frente a 1,19 dólares de bitcoin, según datos de BitInfoCharts. En el caso de las memecoins, las transferencias, incluso las internacionales, suelen tardar un minuto, mientras en bitcoin unos siete.

Actualmente, Dogecoin es la primera por importancia en su categoría: sube un 60% en el año y tiene una capitalización de unos 19.500 millones. Es la octava cripto más valiosa en el mercado total de activos digitales. Pero no es la única. La segunda memecoin más importante también lleva la imagen de esta popular raza de perro japonesa: es Shiba Inu, con una capitalización que supera los 10.100 millones y un precio de unos 0,00001726 dólares, según Coinmarketcap. Yeray Martí, CEO de Rectime y fundador del Web3 Congress Barcelona, considera que este activo ha roto los esquemas de mercado, hasta superar el volumen de negociación de bitcoin en varias ocasiones. “A día de hoy, Shiba Inu cuenta con su propia red, Shibarium, escrita sobre la capa dos de ethereum. Esto ha permitido realizar transferencias rápidas con una buena escalabilidad. De la memecoin con que arrancó este proyecto, poco queda a día de hoy”, detalla.

Los expertos coinciden en que el éxito de estos activos se basa en la comunidad de fieles que la sustentan. Este aspecto es lo que empuja también a los negocios a adoptar esta moneda como método de pago. En efecto, según Martí, un centenar de comercios de España ya lo utilizan. En Latinoamérica también es difundido, especialmente en Venezuela, donde existe incluso una Shiba Zone, una zona de venta de comida donde todos los comercios incluidos en este espacio aceptan esta moneda para sus transacciones.

Marketing y especulación

Pese a reconocer su evolución en el tiempo, para Martí su adopción por parte de las empresas no deja de ser una estrategia de marketing. De hecho, si bien por ahora los usuarios que pagan con estas monedas todavía son una minoría, aceptar estos tokens suele dar visibilidad a los comercios: “Tanto por la publicidad que se genera dentro de la propia comunidad, como para el público de su alrededor, ya que el negocio es catalogado como crypto friendly”.

Javier Pastor, director de Formación Institucional de Bit2Me, coincide con esta lectura pero se muestra más reticente hacia estos activos. Recuerda que no tienen un sistema de seguridad robusto y que por ello son más atacables. “Además, son monedas que no tienen una comunidad de usuarios que piense en atesorar riqueza en el largo plazo, sino en dar un pelotazo y ganar mucho dinero en el corto”, advierte. Pese a esto, cree que seguirán formando parte del ecosistema, aunque más bien con una función más cercana al juego y a la apuesta.

Uno de los ejemplos más recientes son las memecoins relacionadas con el supuesto creador de bitcoin. En vísperas del estreno del documental de HBO Money Electric: The Bitcoin Mistery, que pretendía desvelar la identidad real del padre del oro digital, surgieron decenas de estos activos, cuyos creadores esperaban beneficiarse tras la revelación de la plataforma apostando por uno u otro candidato. La criptomoneda LEN, que hace referencia a Len Sassaman, se lanzó el pasado 5 de octubre y vio crecer vertiginosamente su precio a la espera del anuncio. No obstante, tras la revelación, perdió todo su valor. En cambio, la moneda PeterTodd, que según HBO estaría detrás del pseudónimo Satoshi Nakamoto, llegó a dispararse más de un 1.600% en pocas horas, aunque pronto en pocos días anuló todas sus subidas.

Si bien es cierto que las empresas pueden utilizar estos activos como método de pago, Pastor recuerda que para los comercios es importante que se puedan intercambiar por una moneda estable o por euros o dólares. “En el momento en que no se pueda hacer o el mercado no las acepte, los comercios las dejarán de aceptar”. Además, descarta que se popularicen masivamente como un medio de pago. “Sinceramente, creo que es un sistema de neo lotería. Que mientras tenga liquidez y haya un mercado dispuesto a cambiarlo por euros y dólares es posible que lo veamos como un juego a la hora de aceptarlo como medio de pago. Pero creo que es tan residual su uso como alternativa al dinero que acabarán desapareciendo”, concluye.



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