La cripto Mantra se hunde un 90% en una hora y expone los riesgos de concentración en el mercado
El token pasó de los 6,3 a los 0,5 dólares en una hora. Grandes inversores poseían la mayoría de este activo muy sobrevalorado

No hay día tranquilo para las criptomonedas. En las últimas semanas, además de los vaivenes por los aranceles anunciados por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, el ecosistema de los activos digitales se ha visto sacudido por el enésimo escándalo: el colapso de Mantra (OM), un token de utilidad de la blockchain homónima. Tras haber alcanzado su máximo histórico en febrero, el pasado 13 de abril se desplomó más de un 90% en unas horas, pasando de los 6,3 dólares por token a los 0,5 centavos y borrando más de 5.000 millones de dólares en valor de mercado. Actualmente, cotiza en los 0,56 dólares. Las causas de este hundimiento no son claras, aunque los analistas adelantan varias interpretaciones y señalan los riesgos de la concentración en el mercado de activos digitales.
OM es un token de gobernanza, un tipo de criptomoneda que permite a sus poseedores participar en la gobernanza en cadena de un proyecto cripto. Se suelen utilizar para votar propuestas, tomar decisiones e influir en el futuro de un proyecto y son un componente esencial de las organizaciones autónomas descentralizadas (DAOs). “Es una forma que tienen de financiarse”, explica Pablo Romero, de la consultora Carbono.
Esta blockchain está enfocada en tokenizar activos reales: de hecho, recientemente había firmado un acuerdo de 1.000 millones de dólares con un conglomerado inversor para tokenizar desarrollos inmobiliarios y centros de datos en Oriente Medio, recuerda Javier Cabrera, analista de mercados. “Y está basada en el proof of stake, lo que significa que mientras más porcentaje de tokens tengas, más probable es que controles la red”, detalla. Al principio, se lanzaron 888 millones de unidades de OM sobre la red de ethereum, pero el objetivo de Mantra era crear su propia blockchain sobre el ecosistema Cosmos, un sistema opensource que facilita la creación de cadenas de bloques. En este ecosistema también estaba el proyecto Terra/Luna, que colapsó en 2022.
Romero explica que la empresa se financió inicialmente con su propio token y lanzó también la nueva blockchain. Su objetivo era atraer inversores para que empezaran a operar con el token dentro de su propia red. Sin embargo, apenas logró tracción y en la red circulaban pocos tokens a un precio muy alto, que inflaba artificialmente el valor total del proyecto.
Cuando el token empezó a caer, se reveló esta escasez de demanda: las órdenes de compra eran mucho menores, y el precio se desplomó rápidamente, lo cual indica que estaba sobrevalorado en relación con su uso real en el ecosistema. Jorge Soriano, de Criptán, añade que se produjeron grandes ventas por parte de inversores institucionales, que depositaron millones de tokens en exchanges, y generaron una presión de venta masiva en un mercado con baja liquidez. Esto, sumado al pánico de inversores minoristas y a cierres forzosos en plataformas centralizadas, aceleró el desplome.
De hecho, Pastor detalla que grandes poseedores del token lo utilizaron como garantía para préstamos. Cuando el precio comenzó a caer, se activaron las liquidaciones de forma automática para cubrir los préstamos y eso ha acelerado el desplome. “No había compradores para absorber las ventas y esto hizo que el precio cayera todavía más. La concentración de los tokens, que estaba en muy pocas manos, provocó movimientos bruscos y que la caída fuera más fuerte”.
Lo que ha ocurrido es la señal de que algunas cosas nunca cambian en el mundo cripto. El experto de Bit2Me recuerda que cuando una empresa emite un token hay un riesgo de concentración en manos de pocos (emisores o inversores iniciales) que podrían manipular el precio y provocar una cascada de liquidaciones. Y no es solo cosa de proyectos pequeños. “Los que quedan exentos o con un riesgo mucho más bajo, son bitcoin, que tiene una distribución alta de los tokens, y las 25 criptomonedas más grandes, que tienen una capitalización de unos 5.000 millones y son moderadamente líquidas”, detalla.
No obstante, David Tercero Lucas, profesor de Economía en la Universidad Pontificia de Comillas - ICADE, explica que este episodio plantea dudas sobre cómo un puñado de inversores pueden llegar a provocar ventas y liquidaciones masivas de un token. “Queda claro que la manipulación de mercado y la concentración están a la orden del día en el mercado cripto y seguirán provocando episodios similares”. Romero coincide con esta lectura. “Para la empresa es una buena forma de financiarse, pero para el inversor tiene que ser una red flag”. Los analistas dudan de que el token se pueda recuperar. Pastor confirma que ante episodios como este, tienden a desaparecer ya que han perdido la confianza del mercado y su reputación. “También depende de la utilidad real del token. Pero ante estos colapsos llevan el token a fracasar”, concluye.