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ArcelorMittal renuncia a su plan de convertir dos fábricas en Alemania a producción verde

La compañía alega que los costes energéticos en el país son demasiado elevados y rechaza 1.300 millones de ayuda por parte del Gobierno de Merz

Una de las plantas de acero de ArcelorMittal en Bremen (Alemania) en una imagen de archivo de 2022.
Pablo González

El mayor productor de acero de Europa, ArcelorMittal, ha anunciado que abandona sus planes para convertir dos plantas siderúrgicas en Alemania—la de Bremen, al norte del país, y Eisenhüttenstadt, al este— a producción verde, debido a los elevados costes energéticos y la incertidumbre sobre el futuro energético del país. La compañía también ha advertido que podría cerrar una planta de biocombustibles en Bélgica, lo que supone un golpe a los planes europeos para descarbonizar su industria pesada.

La decisión de rechazar 1.300 millones de euros en subvenciones públicas supone un nuevo golpe para el sector industrial alemán, que todavía sufre de las consecuencias de la pérdida de acceso al gas ruso, que durante décadas alimentó sus fábricas. Según la empresa, “las condiciones económicas no son suficientemente favorables para proceder con esta transformación”

Además, la renuncia plantea dudas sobre la viabilidad de la estrategia de hidrógeno verde promovida por el anterior gobierno alemán. ArcelorMittal subrayó que “el hidrógeno verde aún no constituye una fuente de combustible viable y la producción de prerreducidos de hierro mediante el uso de gas natural no resulta competitiva como solución intermedia”.

El Ejecutivo alemán esperaba que las ayudas económicas incentivaran a la compañía a reconvertir las dos plantas para operar con hornos alimentados por hidrógeno, una tecnología que puede basarse en electricidad renovable. Sin embargo, la empresa ha optado por un enfoque gradual, indicando que “el siguiente paso consistirá en la planificación detallada de la construcción de hornos de arco eléctrico”.

La empresa señaló que “las primeras forjas de arco eléctrico se están construyendo en países que pueden ofrecer un suministro eléctrico competitivo y predecible” , destacando una reciente inversión en una forja alimentada por electricidad en Dunkerque (Francia), donde predomina la energía nuclear.

ArcelorMittal advirtió que los precios de la electricidad en Alemania son elevados “tanto en comparación internacional como respecto a los países vecinos”, lo que, junto con la creciente preferencia de los consumidores por importar acero, está afectando gravemente a toda la industria siderúrgica europea. En este contexto, el consejero delegado de ArcelorMittal Europa, Geert van Poelvoorde, subrayó que los altos niveles de importaciones son motivo de gran preocupación y reclamó que las importaciones de productos planos se limiten al 15 %, lo que implicaría reducirlas a la mitad respecto a los niveles actuales.

En cuanto a la planta de etanol que ArcelorMittal podría cerrar en Gante, Bélgica, la empresa alegó que las regulaciones de la UE dificultan clasificar su producción como “verde”, lo que le impide vender a precios que cubran los costes.

Reacción del Gobierno alemán

Desde Berlín, el Ministerio de Economía lamentó la retirada del grupo siderúrgico, que implica la pérdida de subvenciones millonarias. En un comunicado, el ministerio dijo: “Lo importante es que aún no se ha desembolsado ningún dinero. Esto significa que no es necesario reclamar ninguna suma”.

Alemania ha aprobado en total 6.900 millones de euros para impulsar proyectos siderúrgicos alineados con sus objetivos climáticos, incluyendo el programa cancelado de ArcelorMittal. Otros tres proyectos de descarbonización en el sector del acero —de Salzgitter Flachstahl, Thyssenkrupp Steel Europe (TKSE) y Stahl-Holding-Saar— siguen en marcha.

Aunque el país acelera la expansión de sus redes de energía renovable, la transición energética ha resultado larga, costosa y compleja tras el colapso del suministro ruso, pese a las ayudas estatales para que la industria pesada sustituya el gas natural por hidrógeno verde. Alemania planea alcanzar la neutralidad climática en 2045.

Ya en noviembre del año pasado, ArcelorMittal había descartado la viabilidad del acero verde en su planta de Gijón, para la que había recibido del Gobierno una subvención de 450 millones de euros. La multinacional argumentó entonces que China dominaba el mercado con precios más baratos.

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