Stellantis pierde 2.300 millones hasta junio por los aranceles y la caída de las ventas en Europa y EE UU
El gigante del sector del automóvil cifra en 300 millones de euros el impacto inicial de la política de Trump en sus cuentas
Stellantis ha registrado unas pérdidas netas de 2.300 millones de euros en el primer semestre de este año, frente a los 5.600 millones de beneficio obtenidos en el mismo periodo de 2024, según las cifras preliminares publicadas este lunes por la compañía. El fabricante de enseñas como Citroën, Peugeot, Opel, Lancia y Fiat atribuye el resultado al impacto de los aranceles —estimado en 300 millones de euros—, a la caída de la demanda en Europa y Estados Unidos, y a los costes asociados a la retirada de determinados modelos.
La multinacional con sede en Ámsterdam había anunciado en su informe trimestral del 30 de abril de 2025, la suspensión de sus previsiones financieras para todo el año, ante las incertidumbres provocadas por las tarifas impuestas por EE UU, que han afectado tanto la producción como la evolución de ingresos.
En total, la compañía asumió unos 3.300 millones de euros en cargos netos antes de impuestos, principalmente por los costes relacionados con la cancelación de programas y el deterioro de la plataforma, además del impacto de los aranceles estadounidenses en sus cuentas. Aun así, Stellantis señala que las medidas adoptadas para mejorar el rendimiento —especialmente mediante el lanzamiento de nuevos productos— podrían generar resultados más positivos en la segunda mitad del año.
Para el primer semestre, la compañía prevé unas ventas de 74.300 millones de euros, lo que supone una caída del 12,6 % respecto al mismo periodo del año anterior, aunque los resultados consolidados definitivos no se publicarán hasta el 29 de julio.
Ventas a la baja en Europa y Estados Unidos
A nivel global, Stellantis vendió 1,447 millones de vehículos entre abril y junio, un 6 % menos que en el segundo trimestre de 2024. Por regiones, Norteamérica —tradicional motor de beneficios— fue la más afectada, con una caída del 25 % y una reducción en las ventas de 109.000 unidades, pasando de 431.000 a 322.000. El grupo atribuye este descenso a factores como la menor fabricación de vehículos importados —la mayoría afectados por los aranceles a tarifas— y unas menores ventas a través del canal de flotas.
En cuanto a Europa ampliada, las entregas en el segundo trimestre cayeron en unas 50.000 unidades, lo que supone una bajada interanual del 6%, desde los 772.000 a los 722.000 coches.
El nuevo CEO, Antonio Filosa —quien fue antiguamente responsable de la marca Jeep— ha explicado lidiar con el exceso de capacidad productiva en Europa, donde las entregas se mantienen débiles. Al mismo tiempo, fabricantes chinos como BYD están ganando cuota en la región con vehículos eléctricos de precio competitivo.
Tras la dimisión anticipada de Carlos Tavares en diciembre de 2024, motivada por una caída del 40 % en la cotización, Stellantis emprendió una reestructuración profunda. En junio, Filosa asumió el liderazgo con el respaldo casi unánime de los accionistas. Desde entonces, ha renovado el equipo directivo, reforzado la operación en América y apostado por el diálogo con concesionarios y sindicatos. Bajo su gestión, se han reorientado inversiones hacia modelos híbridos, reducido el exceso de stock y cancelado proyectos como el de hidrógeno. Esta etapa busca recuperar competitividad y estabilizar los resultados tras un semestre marcado por pérdidas y tensión comercial.
El grupo industrial, que agrupa más de 15 marcas, mantiene tres centros productivos en España. Las plantas actuales —ubicadas en Vigo, Zaragoza y Villaverde (Madrid)—concentraron en 2024 más del 40% de la producción de vehículos en el país, y más del 90% de los turismos y comerciales eléctricos.
Las acciones de Stellantis cayeron hasta un 3,8% en Milán y acumulan una pérdida de aproximadamente el 39% en lo que va de año.
