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La aviación de EE UU se planta ante los aranceles de Trump y advierte de impactos en su viabilidad y la seguridad aérea

Asociaciones del sector aeroespacial y agentes económicos subrayan ante el Gobierno la dependencia de proveedores extranjeros de aviones, motores y componentes, y de los riesgos de nuevos gravámenes para una balanza comercial favorable

Aviones de Delta, American Airlines, United y JetBlue, en el aeropuerto Ronald Reagan de Arlington, Virginia (EE UU).
Javier F. Magariño

La potente industria aeroespacial estadounidense se siente víctima directa de la guerra arancelaria del presidente Donald Trump y atisba potenciales daños que afectarían a los balances de fabricantes y aerolíneas, ante el previsible incremento de costes y la caída de las exportaciones; a la cadena de suministros, en gran parte local; la capacidad innovadora del sector, e incluso a la seguridad aérea. Las principales asociaciones, junto a agentes económicos como la Cámara de Comercio de Estados Unidos, han reclamado prudencia antes del más mínimo retoque en unas relaciones comerciales claramente rentables para EE UU.

La Asociación de la Industria Aeroespacial (AIA) y el colectivo Aerolíneas por América (A4A) abogan por acuerdos con socios como la Unión Europea, Reino Unido o Canadá, según han trasladado a la Secretaría de Comercio, que el 1 de mayo abrió un periodo de observaciones, cerrado el pasado martes, en el marco de su investigación sobre el efecto en la seguridad nacional de las importaciones de aviones, motores y componentes de aviación. La participación de los colectivos de fabricantes y aerolíneas ha aflorado un clima de profunda preocupación. La AIA ha pedido un alargamiento de la fase de consulta pública, la apertura de un debate específico con la industria aeroespacial, y una prórroga de 180 días antes de la imposición de cualquier tipo de nuevo arancel.

La investigación fue abierta por la Oficina de Industria y Seguridad, dependiente de la Secretaría de Comercio, en virtud del artículo 232 de la ley de Expansión Comercial, de 1962. La industria aprecia en estas pesquisas la antesala de un escudo arancelario a la importación de aviones, motores y componentes sobre el 10% de gravamen actual, lo que podría “poner en riesgo el funcionamiento de la cadena de suministro y la seguridad aérea”, ha señalado Dak Hardwick, vicepresidente de la AIA, en un documento enviado a la Secretaría de Comercio. Este colectivo, en representación de Boeing, General Dynamics, RTX, Northrop Grumman o las europeas BAE Systems y Airbus, estima en más de diez años el tiempo necesario para establecer una red local de proveedores de componentes para la producción de aviones. Entretanto, se verían impactados importantes planes empresariales. Francia, Canadá, Alemania, Japón y el Reino Unido figuran entre los principales proveedores de bienes para la industria aeroespacial de Estados Unidos.

La low cost Spirit, recién salida del proceso de reestructuración conocido como Chapter 11, ha reconocido ante el regulador bursátil estadounidense (SEC) que tiene en continua revisión la política arancelaria de Trump por si debe paralizar importantes pedidos a la europea Airbus. “Cualquier arancel impuesto a las aeronaves comerciales y sus componentes importados desde fuera de EE UU podría tener un efecto negativo significativo en nuestra flota, negocio, situación financiera y resultados operativos”, reconoce la aerolínea, “algunos de los productos y servicios que adquirimos provienen de proveedores ubicados en países extranjeros, y la imposición de nuevos aranceles, o cualquier aumento de los existentes, por parte del gobierno estadounidense podría incrementar significativamente los montos que pagamos por ellos”.

Con un pedido de 53 aviones de la familia A320 a Airbus, de los que 52 están por financiarse con el propio fabricante, Spirit avisa de que podría “posponer o cancelar la entrega de aeronaves actualmente programadas u optar por no comprar tantas”. Delta, American Airlines y United están entre los gigantes con modelos de Airbus en sus flotas. De momento, algunas de estas aerolíneas han retirado sus expectativas económicas para este 2025, lo que ha sido relacionado con los desafíos del presidente Trump a todo el planeta.

La asociación Aerolíneas por América, en la que están presentes todas las grandes estadounidenses, temen un alza de los costes por el impacto arancelario y que la consiguiente subida de los billetes enfríe la demanda de vuelos. Su comentario a la investigación de la Secretaría de Comercio, según informa Reuters, hace alusión a que una mayor presión sobre la aviación comercial “debilitará nuestra seguridad económica y nacional, e impactará en la capacidad de la industria nacional de crecer, competir, innovar e invertir”.

El régimen libre de aranceles para las aeronaves civiles, de 1979, llegó a promover un superávit comercial anual para EE UU de 75.000 millones de dólares. Así lo recuerda la Cámara de Comercio de Estados Unidos en sus comentarios ante la Secretaría de Comercio, donde remarca el “papel crítico en la competitividad y la seguridad nacional del país” que juega la industria aeroespacial, a la que califica de “joya de la corona”. Además de los problemas para la importación de aviones, motores y componentes, la Cámara de Comercio subraya que “más del 60% del negocio del sector manufacturero aeroespacial se ha vendido fuera en la última década”. Desde las empresas más grandes de esta industria hasta sus proveedores más pequeños, con un total de 100.000 empresas y 2,2 millones de empleos directos, “dependen de las exportaciones”.

Según datos de la AIA, las ventas de EE UU al exterior alcanzaron los 135.900 millones de dólares en 2023 (el 4% de las exportaciones), lo que dejó una balanza comercial positiva para EE UU de 74.500 millones de dólares. Y en el año móvil de marzo de 2024 al mismo mes de este 2025, las exportaciones de aviones, motores y piezas aumentaron un 21% respecto a los 12 meses anteriores. “El objetivo de asegurar la competitividad de la industria de aviación comercial de Estados Unidos se logrará mejor permitiendo el acceso a importaciones específicas de aliados, abriendo nuevos mercados para las exportaciones estadounidenses, racionalizando los procesos de certificación y aplicando incentivos específicos de inversión en fuerza laboral”, sostiene la cámara.

La producción de aeronaves y motores, han sostenido distintos colectivos ante la Secretaría de Comercio, depende de un ecosistema mundial de proveedores y distribuidores de alta especialización. También se trata de hacer ver al Gobierno que alrededor de un 80% del proceso se hace en casa.

Un negocio millonario

Para las aerolíneas del otro lado del Atlántico es crucial preservar el actual acceso a piezas importadas para no perder competitividad. Desde A4A se ha hecho saber a la Secretaría de Comercio que está en juego el papel de liderazgo que Estados Unidos desempeña en la industria aeronáutica mundial. En 2023, el sector aeroespacial civil generó 545.000 millones de dólares en producción comercial y contribuyó con 284.000 millones al producto interno bruto estadounidense, cifras que hablan de un motor irreemplazable para el país.

Los vaivenes en las políticas proteccionistas del país norteamericano han sido constantes en los últimos años. En octubre de 2019, la Organización Mundial del Comercio permitió la imposición de aranceles por 7.500 millones de dólares en respuesta a subsidios considerados ilegales de la UE a Airbus. De aquí se deriva el arancel del 10% a la importación de aviones comerciales nuevos, que subió al 15% en febrero de 2020. Antes del verano de 2021 EE UU y la UE alcanzaron un acuerdo para suspender las cargas recíprocas sobre los aviones por un plazo de cinco años. Y en la actualidad, este tipo de bien industrial está sujeto a los mismos aranceles que otras importaciones, con el 10% universal impuesto el pasado mes de abril, y la amenaza de nuevos gravámenes.

“Imponer amplias barreras comerciales, arancelarias o no arancelarias, a las importaciones de tecnología de aviación civil podría revertir décadas de progreso industrial y perjudicar la cadena de suministro nacional”, advierte Dak Hardwick desde la AIA, que llama a una estrecha colaboración del sector con el Gobierno para avanzar en “políticas y acciones de inversión productivas que garanticen la resiliencia de la cadena de suministro y mejoren la fuerza laboral y la capacidad de la industria manufacturera estadounidense”.

El alto representante de la AIA afirma que la industria manufacturera de aviación civil “apoya la iniciativa de la Administración Trump de buscar acuerdos comerciales que aseguren el acceso a mercados y proveedores”. Y cita como ejemplos la negociación con Reino Unido o el Tratado entre Estados Unidos, México y Canadá (T-MEC) para blindar el acceso a materias primas y minerales no disponibles en el país. Los aranceles, concluye Hardwick, “podrían generar plazos de entrega más largos y perjudicar a los proveedores, integradores de primer nivel y fabricantes de equipos originales que exportan sus productos al extranjero”. También podrían perjudicar a la industria dedicada al mantenimiento. “Nuestra industria está ansiosa por colaborar con el Gobierno de Estados Unidos para garantizar que los servicios de mantenimiento de aviones sigan siendo accesibles y que el público estadounidense continúe volando con seguridad”.

Sobre la firma

Javier F. Magariño
Es redactor de infraestructuras, construcción y transportes en Cinco Días, donde escribe desde junio de 2000. Ha pasado por las secciones de Especiales, Cinco Sentidos, 5D y Compañías siguiendo la información de diversos sectores empresariales. Antes fue locutor de informativos en la Cadena Cope, además de colaborar en distintos medios de Madrid.
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