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La agricultura, los coches, las farmacéuticas y el gran consumo: los sectores de la UE más afectados por los aranceles de Trump

El sector del automóvil tendrá un recargo del 25%. El aceite de oliva y el vino son los dos principales productos agroalimentario que España exporta a EE UU

Donald Trump aranceles
Nuria Morcillo

Donald Trump ya ha concretado la guerra arancelaria que ha tenido a todo el mundo pendiente desde que regresó al Despacho Oval. El presidente de Estados Unidos anunció este 2 de abril la imposición de unos aranceles mínimos del 10% a todos los países, que en el caso de la Unión Europea ascenderá al 20%, y que entrarán en vigor en los próximos días. El motor, la agricultura o el gran consumo son los sectores más castigados por esta guerra comercial, que aventura una subida de los precios finales en estos productos.

Desde que ganó las elecciones el pasado noviembre, Trump amenazó con hacer realidad una de sus promesas electorales: castigar con los denominados aranceles “recíprocos” a sus socios comerciales que, según ha dicho durante la rueda de prensa celebrada en la Rosaleda de la Casa Blanca, previa a la firma del decreto, les ha “timado” o “estafado” con las tasas aplicadas a las importaciones procedentes del otro lado del Atlántico. En concreto, busca compensar el déficit comercial generado en todos aquellos países que venden más productos a EE UU de los que le compran. En el caso de la Unión Europea, la Casa Blanca ha puesto el foco en el impuesto sobre el valor añadido (IVA), que es interpretado como una barrera al comercio estadounidense en el extranjero.

La justificación para esta medida proteccionista es lograr una mayor recaudación e impulsar la producción nacional. Sin embargo, los analistas creen que la tensión arancelaria perjudicará más a la economía estadounidense que a la del resto del mundo, que también se verá alterada porque hará disparar los costes. “Estas medidas podrían reducir significativamente el crecimiento económico global e incrementar la inflación, perjudicando tanto a consumidores como a sectores productivos”, ha señalado Antonio Bonet, presidente del Club de Exportadores e Inversores Españoles, entidad que vaticina una contracción en el volumen de intercambios internacionales, lo que debilitará al crecimiento del PIB mundial.

El Banco de España señaló en un informe que elaboró en febrero que la influencia de la guerra arancelaria en España sería menor que en países vecinos por su baja exposición comercial. Estados Unidos mantiene un superávit comercial con España cercano a los 10.000 millones de euros en el último ejercicio. No obstante, el supervisor advirtió de que el impacto aumentaría si se tomaran represalias, como está barajando la Unión Europea, pero calcula que el PIB español solo se resienta un 0,11% en los próximos tres años.

La tarifa general del 10% que se aplicará a todos los países comenzará a aplicarse a partir del próximo 5 de abril, si bien los denominados “recíprocos” entrarán en vigor la semana que viene, el próximo 9 de abril. Para la Unión Europea, el presidente de EE UU ha anunciado que impondrá un 20% a sus productos. “La Unión Europea, son unos negociadores muy duros, nos cobran unos aranceles del 39%, nosotros les vamos a cobrar a ellos el 20%”, ha dicho mientras mostraba un cartel con los aranceles que impondrá a países de todo el mundo.

De acuerdo a las cifras que maneja el Club de Exportadores, las exportaciones españolas a EE UU en 2024 de maquinaria y material eléctrico se situaron en 5.200 millones de euros; en el sector químico-farmacéutico, fueron de 3.500 millones euros. En cuanto a industria metalúrgica, las cifras alcanzaron los 540 millones de euros, siendo 413 millones de hierro y acero y 123 millones de metales no ferrosos, como aluminio. Respecto, respecto al sector agroalimentario, las exportaciones fueron de 3.400 millones de euros.

El sector del automóvil. El motor es una de las industrias más afectadas por la guerra comercial, gravado con un 25% a vehículos de pasajeros importados (sedanes, SUV, crossovers, minivans, furgonetas de carga) y camiones ligeros, así como a las piezas clave de automóviles (motores, transmisiones, piezas del tren motriz y componentes eléctricos). “La Unión Europea nos cobra un arancel del más del 10% y un IVA del 20%”, ha dicho Trump este miércoles para justificar el arancel a los coches extranjeros.

El efecto más previsible de este recargo —que se anunció el pasado 26 de marzo— es que los precios de los coches en Estados Unidos suban, ya que muchas de las piezas se fabrican fuera. Además, los fabricantes estadounidenses ya se veían perjudicados por los aranceles de un 25% a todo el acero y aluminio que entra en EE UU, que entraron en vigor el 12 de marzo. Aproximadamente la mitad de los 16 millones de coches comprados por los estadounidenses en 2024 fueron importados. La Casa Blanca espera recaudar 100.000 millones de dólares por esta vía.

Agricultura. Según Trump uno de los objetivos de los aranceles es defender a los ganaderos y agricultores estadounidenses que han sido “brutalizados en todo el mundo”. Precisamente, EE UU tiene déficit comercial con España en el sector agroalimentario. En 2024, las exportaciones españolas en el país norteamericano supusieron un 4,8% (3.609 millones de euros) del total realizadas a todo el mundo, mientras que las importaciones procedentes del otro lado del charco supusieron el 3,7% (2.051 millones de euros). Es decir, se vendió más de lo que se compró. El aceite de oliva es el principal producto agroalimentario que España exporta a la primera potencia mundial, con ventas de más de 1.000 millones de euros en 2024. En otras palabras, el 31% del aceite de oliva que adquiere EE UU es español.

El sector vinícola también se puede ver en una situación crítica. El vino es el segundo producto español del sector agroalimentario más exportado a EE UU. De acuerdo al Informe Especial Bilateral: Estados Unidos 2024, elaborado por Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, España vendió casi 334,8 millones de euros en vino, por detrás de Francia (que ocupa el primer puesto con 2.383,8 millones), Italia (2.193,6 millones) y Nueva Zelanda (499,8 millones). La Administración Trump ya amenazó con imponer un arancel del 200% sobre las bebidas alcohólicas, que se está pendiente de ver si finalmente se hace realidad. La medida es la contrarrespuesta a la decisión de Bruselas de gravar, por su parte, productos reconocidos estadounidenses como el burbon, los vaqueros de Levi’s o las motocicletas Harley-Davidson, tras conocer las primeras tarifas que recaen ya sobre el acero y el aluminio. Los impuestos europeos han quedado, por el momento, congelados a la espera de poder negociar con Washington.

La incertidumbre ha generado una gran preocupación en las bodegas españolas, que han empezado a buscar asesoramiento sobre posibles reestructuraciones de sus negocios para garantizar su viabilidad, según señaló el despacho Abencys en un reciente comunicado. La Federación Española del Vino (FEV), la principal asociación empresarial del sector, considera que los aranceles impuestos por la administración estadounidense pueden suponer “un importante golpe para las bodegas españolas, para las que este mercado es el segundo mayor destino de exportación en general y el primero en el caso de los vinos espumosos”.

El gran consumo. El sector de la alimentación, textil o cuidado personal se verán envueltas en el gravamen previsto para las importaciones de productos de la Unión Europea, así como las aplicadas para otros grandes exportadores como China (54%, correspondiente al 34% impuesto más el 20% que ya se aplicaba) o México y Canadá, que ya tenían una tasa del 25%. En las últimos meses, las grandes compañías de este comercio han advertido de las consecuencias los aranceles no solo para sus previsiones financieras, que no pudieron tener en cuenta las nuevas tarifas, sino también para los consumidores. Dirigentes de H&M, Puig, Kering, Levi Strauss o Adidas han reconocido que una de las posibles vías a optar para paliar los efectos de los aranceles es el alza de los precios de sus productos. “Una parte se trasladará al precio del producto”, lamentó este lunes Marc Puig, presidente de la compañía española de productos cosméticos y perfumería, Puig.

Farma. Las farmacéuticas también podrían verse afectadas. El presidente de EE UU ha hecho mención a los productos farmacéuticos durante su discurso como uno de los sectores que entran en sus planes arancelarios. La incertidumbre ha sobrevolado desde que empezaron las amenazas arancelarias sobre ellas, pero sin conocer los detalles. Esta industria, que durante años se han visto al margen de la política comercial de Washington, podrían entrar en la lista negra.

Petróleo. La presión sobre Venezuela afecta directamente a una de las grandes compañías españolas, Repsol. La energética que pilota Jon Josu Imaz como consejero delegado produjo el año pasado una media de 67.000 barriles al día en ese país y cuenta con una exposición patrimonial al país de 504 millones de euros, según sus cuentas anuales de 2024. El pasado 30 de marzo, EE UU notificó a los socios de la petrolera estatal PDVSA, entre los que está la cotizada española, que sus permisos de exportación de crudo desde Venezuela se han cancelado, en el marco de los aranceles del 25% que cobrará a todos los países que importen petróleo y gas venezolano. Será el secretario de Estado, Marco Rubio, el que vaya fijando a qué países se aplican y a cuáles no.

Sobre la firma

Nuria Morcillo
Periodista de Tribunales con más de 10 años de experiencia. Tras dar los primeros pasos en El Mundo y ABC, llegó a la agencia de noticias Europa Press, donde comenzó a profundizar en el mundo jurídico. Después pasó por La Información, donde siguió especializándose en ese área. En CincoDías desde diciembre de 2022.
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