Sidenor prepara un plan de crisis para Talgo
Jainaga y sus socios vascos desafían al mercado con su inversión de hasta cinco euros por acción, por encima del precio objetivo marcado por todos los analistas para el fabricante


El consorcio de inversores vascos que va a tomar el control de Talgo en la primera quincena de marzo, liderado por Sidenor, trabaja ya en el diseño de un nuevo plan estratégico e industrial para el fabricante de trenes. No hay tiempo que perder, con la acción cayendo (ayer se apuntó un nuevo retroceso del 1,36%, hasta los 3,63 euros) y el problema de capacidad fabril metiendo presión a una compañía con 4.000 millones de euros en pedidos por ejecutar. El proyecto para solucionar los cuellos de botella en la producción se antoja clave, por tanto, para estabilizar a la compañía y también la cotización. En el mercado no hay grandes señales de confianza.
El presidente de Sidenor y líder de los inversores entrantes en Talgo, José Antonio Jainaga, se ha lanzado a por el 29,7% del capital pagando hasta 5 euros por título. Una cifra que está por encima de los precios objetivo marcados por todas las casas de análisis que siguen al fabricante.
Tal y como figura en el pacto con la instrumental Pegaso, hasta ahora primer accionista de Talgo, Jainaga y sus socios entregarán 4,15 euros por título como término fijo de su oferta y un variable de 0,85 euros, mejorando desde los 0,65 propuestos anteriormente, pagadero en 2029 y condicionado a que la empresa cumpla su plan de negocio para 2027 y 2028. Con la puja ya aceptada por Pegaso, los analistas del Santander han rebajado el precio objetivo sobre Talgo de 5,6 euros, fijado a finales de noviembre, a 4,7 euros. BPI-Caixabank ha recortado la expectativa sobre una revalorización de la acción de Talgo de los 5,1 euros, también de finales de noviembre, a un precio objetivo de 4 euros. GVC Gaesco ha decidido mantener una perspectiva de subida para la cotización hasta los 4,25 euros. Y JB Capital sigue con los 3,90 euros de tasación para Talgo que ya había estimado en noviembre.
Los 5 euros por acción que está dispuesto a pagar el consorcio que integran Jainaga, las fundaciones bancarias BBK y Vital, y el fondo público vasco Finkatuz también están por encima de las valoraciones de Sabadell (4,48 euros), pendiente de fijar nuevo precio objetivo para Talgo, de Bankinter (3,4 euros) o de Renta 4 (4,70 euros). Los analistas quedan a la espera de conocer el plan de los nuevos accionistas, mientras fuentes del sector ferroviario explican que Talgo podría verse obligada a subcontratar producción, con la consiguiente pérdida de margen en algunos contratos, e invertir posteriormente en ampliaciones o nueva planta. Un esfuerzo que podría precisar una ampliación, endeudar a la compañía o una alianza industrial.
Talgo trabaja en dos fábricas propias, en Rivabellosa (Álava) y Las Matas (Madrid), además de tener actividad de mantenimiento de trenes en distintas instalaciones de Renfe. Una vez que el Gobierno consiguió frenar la presentación de ofertas extranjeras que iban a conllevar la obligación de lanzar opas, por parte del fondo estatal polaco PFR y de la india Jupiter Wagons, ambas firmas se postulan para convertirse en socios industriales de Talgo. PFR dijo el lunes que descarta entrar en el capital de la española como minoritario, pero sí se abre a desarrollar el acuerdo que su fabricante polaco Pesa y la propia Talgo firmaron el pasado septiembre para ir de la mano a por pedidos de trenes de alta velocidad tanto en Polonia como en los países del entorno. Jupiter, por su parte, no rechaza invertir directamente para adquirir una pequeña participación.
Ambas saben que Sidenor lo tiene difícil para catapultar los resultados de Talgo a partir de una cartera de contratos conseguida, en ocasiones, con ofertas agresivas ante compañías de mayor tamaño, como Alstom y Siemens. Entre los asesores de PFR y Jupiter se extiende la creencia de que Talgo, eterna aspirante a participar en una integración, precisará fusionarse con un grupo mayor haciendo valer su posición en la alta velocidad.
La pena y una huelga en ciernes
Otro frente abierto para el futuro consejo de Talgo, en el que deben integrarse los nuevos inversores, es el de la penalización de Renfe por el retraso de dos años en la entrega del lote de 30 trenes Avril encargados entre 2016 y 2017. Hasta ahora, la operadora pública se ha mostrado firme en la reclamación de los 116 millones de penalización máxima que contempla el contrato: un 20% sobre el presupuesto de adjudicación sin contar el mantenimiento. Para otra fase procesal quedaría la reclamación del lucro cesante, que fue estimado en 50 millones, por no poder contar con esos trenes mientras Adif abría nuevas líneas, como la Madrid-Galicia, y se recuperaba la demanda tras el paso de la pandemia.
El ministro de Transportes, Óscar Puente, defensor de la vía vasca para el futuro de Talgo, llegó a asegurar que Renfe tendría margen para negociar con los propietarios del fabricante una vez que se diera el relevo al primer accionista, el fondo británico Trilantic. A falta de un gesto de Renfe, ahora presidida por el anterior secretario general de Movilidad Sostenible, Álvaro Fernández Heredia, el sindicato mayoritario en Talgo, CSIF, se ha convertido en un inesperado aliado de Jainaga a pesar de que aún no se ha materializado la compraventa. La fuerza sindical advierte de la convocatoria de una huelga en los centros de mantenimiento que comparten Talgo y Renfe, lo que afectaría al servicio en 22 líneas. CSIF defiende, al igual que viene haciendo el fabricante desde hace más de un año, que el retraso en las entregas de los Avril estuvo motivada por la pandemia y el confinamiento, por lo que no cabría la citada sanción. Talgo tiene por provisionar una pena que provocaría fuertes pérdidas y la consiguiente denegación de pagos variables a la plantilla, ante lo que CSIF presiona directamente a Renfe y el Ministerio de Transportes.
El hecho es que la penalización fue aprobada por el consejo de administración de la operadora pública celebrado en marzo del año pasado, coincidiendo con el lanzamiento de la opa por Talgo del consorcio húngaro Ganz Mavag; la fase de conciliación, en la que ambas partes defendieron sus posiciones, se dio por cerrada en septiembre, y la operadora activó en diciembre, apoyándose en un informe jurídico independiente, la retención de pagos a Talgo relacionados con el pedido de los Avril. El primer abono aparcado, el pasado 5 de diciembre, fue de seis millones de euros. Talgo ha entregado 27 unidades de las 30 comprometidas, pero conseguir la anulación o un simple aligeramiento de esa pena impuesta en firme no va a ser tarea sencilla, al igual que no será fácilmente justificable un cambio de posición por parte de Renfe.
Con el pulso con el cliente español como asunto prioritario, Talgo también tiene que responder con próximas entregas ante el cliente danés DSB y el alemán Deutsche Bahn, con la que ya se pactó una prórroga de un año ante los problemas de la cadena logística generalizados en toda la industria.
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