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El automóvil europeo pierde con Tavares a su directivo más fuerte y recibe otro golpe en su peor momento

La Bolsa castiga la salida del hasta ahora consejero delegado de Stellantis. El sector es el que más cae en el Viejo Continente, con un desplome en lo que va de año del 15,9%. La firma garantiza a Moncloa “la importancia de España” en su estrategia

El ex consejero delegado del grupo Stellantis, Carlos Tavares, durante el Salón del Automóvil de París 2024.
El ex consejero delegado del grupo Stellantis, Carlos Tavares, durante el Salón del Automóvil de París 2024.Anadolu (Anadolu via Getty Images)
Manu Granda

Stellantis, el segundo mayor fabricante de coches del Viejo Continente, ha echado al capitán del barco en medio de la tormenta y el automóvil europeo sufre otra vía de agua en su peor momento. El grupo, que se dejó el lunes un 6,3% de su valor en Bolsa por el repentino adiós de su hasta ahora consejero delegado, Carlos Tavares, es el reflejo de la confusión e incertidumbre en la que está sumida un sector que ha vivido meses de revisiones de resultados, anuncios de cierres de plantas y conflictos con los sindicatos. El analista Daniel Roeska, de Bernstein, resume que es complicado “identificar cualquier escenario en el que estos acontecimientos [la salida de un directivo del peso de Tavares] puedan tener un efecto positivo en lo que respecta al precio de las acciones”. “Los inversores probablemente tendrán que esperar hasta la llegada del próximo CEO para obtener respuestas más fiables, y el mercado se preguntará por qué el consejo consideró que no tener un CEO permanente durante algunos meses era preferible a mantener al actual”, añadió en declaraciones a Bloomberg.

No es baladí el momento en el que se produce esta salida, tras unos resultados desastrosos tanto semestrales como en el tercer trimestre para Stellantis y con un grupo Volkswagen sumido en una grave crisis por la dramática bajada de sus márgenes, lo que le ha llevado a iniciar negociaciones con los sindicatos para recortar decenas de miles de puestos de trabajo y bajadas de sueldo generalizadas en Alemania. Cabe recordar que el último CEO que se enfrentó a los sindicatos alemanes en el grupo Volkswagen, Herbert Diess, terminó siendo eyectado del asiento de mando, algo que podría sucederle también a Oliver Blume, actual mandamás del consorcio germano.

La cuestión de fondo en el automóvil europeo es cómo competir con los chinos y con Tesla en tecnología, costes y agilidad. Los grandes grupos del Viejo Continente, acostumbrados a no tener a nadie que les haga sombra, se han visto sorprendidos por grupos que les han sacado varios cuerpos de ventaja, capaces de sacar coches nuevos en tiempos récord y más baratos que los suyos. Esto ha llevado al motor europeo a una situación límite, en la que todos, excepto Renault, han tenido que revisar a la baja sus previsiones de resultados para el presente ejercicio.

En el caso de Volkswagen, el más tocado, redujo su beneficio un 68% en el tercer trimestre del año, hasta los 1.212 millones de euros, debido sobre todo a la caída del margen de la marca que da nombre al consorcio, que se situó en el 2,1% entre enero y septiembre. La compañía necesita aligerar peso y ha apuntado directamente contra su gran masa laboral en Alemania, unas 120.000 personas, y ha apostado fuerte con inversiones como los 5.500 millones que invertirá en la joint venture con la estadounidense Rivian, que le servirá para tener acceso al software de esta. El objetivo es poder hacer frente a la maquinaria china, que controla toda la cadena de valor, desde los materiales y las celdas de baterías hasta la producción final del coche.

Una sucesión que puede alargarse meses

Como dijo Luca de Meo, actual consejero delegado de Renault y uno de los nombres que suena con más fuerza para liderar Stellantis el año que viene, Europa necesita un “Airbus del automóvil” para hacer frente a compañías como BYD, SAIC o Tesla. Su llegada a Stellantis podría suponer un alivio para los mercados que de momento no ven reacción en un sector aturdido, que además debe lidiar con los nuevos objetivos de emisiones que impondrá Europa a partir del año que viene, lo que obligará a vender más coches eléctricos. El problema de esto último es que es un producto que aún necesita subvenciones y el claro ejemplo de ello es Alemania, país que eliminó las ayudas a la compra el año pasado y que hasta octubre ha sufrido un retroceso de las ventas de eléctricos del 26,6%. Otra derivada de una posible llegada de De Meo a Stellantis sería una posible fusión con Renault, algo con lo que especulan los mercados.

En cuanto a la sucesión en Stellantis, el asunto puede demorarse meses, ya que la compañía ha informado de que la decisión se tomará a lo largo del primer semestre. Habrá que ver cuánto tiempo será capaz de aguantar la compañía sin un líder fuerte y si los mercados no obligan a la empresa a elegir un sustituto rápidamente. Javier Martínez de Olcoz, de Morgan Stanley, considera que el mercado tenía una opinión favorable de Tavares, a pesar del “considerable bajo rendimiento” de la automovilística este año. “Fue reconocido por su papel en la fusión, los esfuerzos en reducción de costes, el compromiso con la ejecución y la ágil estrategia de marca blanca en China”, añade en referencia a la compra del 20% de la china Leapmotor por 1.500 millones, lo que le permite fabricar y vender esta marca en Europa.

La apuesta por España se mantiene

Lo cierto es que la caída del líder llega en un momento incómodo para España, donde Stellantis es el principal productor nacional con plantas en Vigo, Zaragoza y Madrid. La compañía tiene todo listo para oficializar una inversión superior a los 3.000 millones de euros para levantar una planta de baterías en la capital maña de la mano de CATL, el mayor productor de baterías del mundo, que está a la espera de que el Gobierno chino dé el visto bueno a la operación. Esto último se puede estar retrasando por el conflicto arancelario entre China y Europa. A esta inversión va atada otra por valor de 900 millones para instalar en España la plataforma de producción de coches eléctricos compactos STLA Small. Italia, que tiene un peso importante en Stellantis, con la familia Agnelli como máximo accionista con un 14,87% de los títulos, está celosa de la inversión en España y de la pérdida de producción en favor de países como Polonia. Está por ver si el nuevo CEO se verá obligado o no a cambiar decisiones estratégicas para contentar a Italia.

De momento, en la tarde del lunes se supo que el presidente del Gobierno ha podido conversar con el presidente de Stellantis. Según fuentes de la empresa, Pedro Sánchez le ha transmitido el firme compromiso del Gobierno de España en el apoyo a las inversiones del grupo en nuestro país. Por su parte, John Elkann le ha reiterado “la importancia de España como país clave en la estrategia industrial y de electrificación de la compañía”.

Sobre la firma

Manu Granda
Redactor de la sección de empresas especializado en el automóvil e industria pesada. Como 'freelance', cubrió la temporada de incendios del verano 2019-2020 en Australia para EL PAÍS. Es graduado en periodismo por la Universidad Rey Juan Carlos y cursó el Máster de periodismo de EL PAÍS.
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