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Iberdrola ofrece 2.280 millones para hacerse con el control total de su filial estadounidense

La propuesta, no vinculante, apunta al 18,4% de Avangrid que aún no está en manos de la española con una prima del 10% sobre la cotización del último mes

Ignacio Sánchez Galán (centro), en el estreno de Avangrid en la Bolsa de Nueva York en 2016.
Ignacio Sánchez Galán (centro), en el estreno de Avangrid en la Bolsa de Nueva York en 2016.

Iberdrola pisa el acelerador en Estados Unidos tras su tentativa fallida por PNM Resources. La mayor eléctrica de Europa y segunda del mundo por valor de mercado ha presentado este jueves una oferta de 2.280 millones de euros para hacerse con el 18,4% de su filial Avangrid que aún no controla, según ha comunicado a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). La operación, que implica el pago de una prima del 10% sobre la cotización media del último mes, está pendiente de los habituales procesos de due diligence y de la opinión de los consejos de administración. Hasta entonces no se puede hablar de opa.

La compra, asimismo, está sujeta, “de conformidad con los requisitos del acuerdo de accionistas entre Iberdrola y Avangrid, a su aprobación por accionistas de Avangrid que posean, al menos, la mayoría de las acciones emitidas y en circulación de Avangrid que no estén en posesión de Iberdrola”. La empresa española tiene el 81,6% de Avangrid; el resto está en manos del fondo soberano de Qatar, con el 3,77%, y de las gestoras estadounidenses de fondos, Vanguard, Atlas y Blackrock, con entre el 1% y el 2%.

La propuesta se enmarca, según la empresa, en su “estrategia de ampliar su presencia e inversión en mercados con una robusta calificación crediticia y con alto potencial para las inversiones en el negocio de redes”. Iberdrola no ha indicado, dado el carácter preliminar de la propuesta, si pretende excluir de cotización a su filial estadounidense, que acumulaba una caída del 17% en Bolsa en el último año pero que este jueves se disparaba a doble dígito en Wall Street. Los títulos de la española, por su parte, se han anotado una subida del 2,6% este jueves.

La operación llega justo en vísperas de que Iberdrola celebre su día del inversor, en el que en justo dos semanas presentará sus planes de inversión para los próximos años, y dos meses después de que fracasara la gran apuesta de Iberdrola en Estados Unidos: la compra de la también estadounidense PNM Resources, en la que planeaba invertir 11.000 millones. Avangrid retiró la oferta el primer día de 2024 después de una batalla legal de casi tres años y de que las autoridades de competencia del Estado vetaron la transacción en 2021.

Entonces, la filial estadounidense de Iberdrola ya anunció que se centraría en otras oportunidades de crecimiento: “Nos centraremos en la entrega de más de 5.000 millones de dólares (4.500 millones de euros) en proyectos de capital en el marco de nuestros planes tarifarios plurianuales de Nueva York y Maine, además de un incremento de 2.000 millones de dólares en proyectos de capital relacionados con la transmisión de energía limpia en Nueva York”, decía.

El principal destino de los 11.000 millones que Iberdrola iba a destinar a PNM, tal y como adelantó EL PAÍS, serían las redes eléctricas en mercados maduros. Avangrid, con muchos intereses en ese ámbito, y EE UU, primera economía mundial, cumplen ambos requisitos. El gigante norteamericano es el segundo mayor mercado de Iberdrola en redes, tras Brasil, y el cuarto en generación y comercialización de electricidad, por detrás de España, el Reino Unido y México. En este último epígrafe, casi con total seguridad, EE UU rebasará a su vecino del sur tras la reciente venta de sus centrales de gas a un consorcio liderado por el Estado mexicano a cambio de casi 6.000 millones de euros.

De tener éxito, la oferta sobre su filial, consolidaría aún más su posición en EE UU, un mercado cada vez más atractivo para las energéticas españolas y —en general— europeas por el paquete de incentivos a las renovables que contiene la Ley de Reducción de la Inflación (IRA, por sus siglas en inglés). A costa, eso sí, de una deuda neta que —a diferencia de lo ocurrido en el resto de grandes energéticas españolas, que han visto cómo sus pasivos caían o se estabilizaban—, no ha dejado de crecer en la última década: en ese periodo, de fuerte esfuerzo inversor y beneficios claramente al alza, el endeudamiento ha pasado de menos de 26.500 a casi 48.000 millones de euros.

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