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Colonial ve hundirse el valor de su cartera de oficinas y se abre a entrar en otros negocios

Cierra 2023 con pérdidas de 1.019 tras apuntarse la devaluación del 9% de sus edificios

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Juan José Brugera, presidente de Colonial, y Pere Viñolas, consejero delegado, en una imagen de archivo de mayo de 2023.David Zorrakino - Europa Press (Europa Press)
Alfonso Simón Ruiz

Colonial quiere abrir una nueva etapa de su negocio inmobiliario patrimonialista en el que la sociedad esté enfocada más allá de su actual actividad de alquiler de edificios de oficinas. Pere Viñolas, consejero delegado de la inmobiliaria, avanzó este jueves en una rueda de prensa -con motivo de la presentación de resultados de 2023- que se abren a “usos mixtos” de inmuebles en proyectos “de transformación urbana” que aborde la compañía.

Esta apertura a otras actividades más allá de sus oficinas prime en Madrid, Barcelona y París llega en un momento en el que este tipo de activos están sufriendo una fuerte depreciación por el alza de tipos de interés y por las dudas de los inversores sobre cómo puede afectar el teletrabajo a este negocio. En ese sentido, en las cuentas de 2023, la inmobiliaria recoge una depreciación del 9% del valor de su cartera (un 13% inferior que un año antes tras distintas ventas), que se queda con una tasación de 11.336 millones de euros.

Esta minusvaloración arrastró el beneficio neto de la socimi (sociedad cotizada de inversión en el mercado inmobiliario), que se tuvo que apuntar la depreciación en la cuenta de resultados, por lo que entró en pérdidas, concretamente de 1.019 millones en números rojos.

Viñolas puso como ejemplos de usos mixtos los proyectos de Madnum en Madrid, donde ha construido vivienda para el alquiler, la antigua sede de IBM en Madrid donde estudia distintas opciones y un edificio de oficinas en el distrito 22@ de Barcelona donde baraja reconvertirlo en hospital. Igualmente, permanecerían como dueños de esos edificios, “porque Colonial tiene una vocación patrimonial”, afirmó Viñolas, y los alquilarían en distintos usos. No ha sido el caso de Madnum en Méndez Álvaro, donde ha traspasado a Bankinter el residencial en arrendamiento, tal como avanzó Cinco Días en septiembre.

El CEO de la socimi no quiso vincular esa apertura del negocio de alquiler a otros usos (residencial, hospitalario...) a la caída del interés de los inversores por las oficinas y, simplemente, lo apuntó al potencial y la experiencia de Colonial para realizar proyectos de transformación urbana, siempre con el final de quedarse los edificios para arrendarlos.

Este hundimiento en la valoración de las oficinas llega, sin embargo, en un momento de “resultados muy positivos” para la compañía, según palabras de Juan José Brugera, presidente de Colonial, quien aseguró que él “nunca había visto una ocupación del 100%” en sus edificios de oficinas, tal como ocurre ahora en su cartera de París. Unido a Barcelona y Madrid, la ocupación alcanza el 97%.

Eso se traduce que, en ingresos por rentas, la socimi alcance los 377 millones (8% más en términos comparables, sin incluir edificios vendidos), en gran parte al capturar la inflación en los precios de los alquileres (un 7% más en el año). De hecho, Carmina Ganyet, directora corporativa de la socimi, aseguró que gracias a esta mejora de las rentas “por la calidad superprime de nuestro portfolio” se pudo evitar una mayor corrección de las tasaciones.

De esta forma, el beneficio neto recurrente (la caja) de la compañía ascendió a niveles históricos de 172 millones, un 7% más, y 316 millones (12% superior) en el ebitda. El beneficio por acción asciende hasta los 0,32 euros. Por eso, el consejo de Colonial propondrá a la junta general de accionistas un incremento del dividendo (8%) hasta los 0,27 euros por acción, lo que eleva la cifra hasta los 144 millones.

Viñolas también apuntó que la compañía seguirá con su plan de desinversiones, que tras deshacerse del citado residencial de Madnum, acumula embolsos por 700 millones. “Estaremos en 500 millones”, avanzó el directivo sobre las posibles ventas en 2024. Para el consejero delegado, estas transacciones suponen bondades para los accionistas, ya que se están haciendo a precio en el que están tasados los edificios y a importes mayores de lo que los inversores valoran a la compañía en Bolsa.

Gracias a estas desinversiones, Colonial apunta a que está en buena posición para afrontar sus obligaciones financieras. Concretamente, los vencimientos cercanos a 1.000 millones de mayo y noviembre de 2025. Ganyet afirmó que la compañía renegociará según se acerque esas fechas una nueva emisión de bonos que los sustituyan o, si lo consideran oportuno por las circunstancias del mercado, la empresa “tiene la capacidad” para cancelar ese pasivo.

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Sobre la firma

Alfonso Simón Ruiz
Graduado en Economía y máster de Periodismo UAM / EL País. En Cinco Días desde 2007. Redactor especializado en información empresarial, especialmente sobre el mercado inmobiliario, operaciones urbanísticas y, también, sobre la industria farmacéutica y compañías sanitarias.
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