Hasta 88 reformas hoteleras encallan por la crisis del Mar Rojo y la falta de personal
Las cadenas denuncian retrasos en las entregas, encarecimiento de materiales y problemas para cubrir vacantes a dos meses de la mejor temporada alta de su historia
“Tengo un hotel de 300 habitaciones cerrado desde finales de noviembre y tiene que estar listo para principios de abril. En estos dos meses he sufrido retrasos en las entregas, un sobrecoste en el presupuesto por el encarecimiento de los materiales y tiemblo cada vez que un trabajador anuncia que se va”. Esa tormenta perfecta, desvelada por uno de los empresarios hoteleros más longevos de España, con 52 hoteles repartidos entre las 17 provincias (nueve en Madrid y cinco en Barcelona), describe con exactitud las dificultades que están pasando estos días propietarios y operadores de hoteles en España para cumplir los plazos y los presupuestos fijados para sus reformas. Todas ellas están encaminadas para tener los hoteles listos para la temporada más importante de su historia. En la actualidad hay en marcha 88 reformas en toda España que afectan a 14.841 habitaciones, según el último informe sobre reformas que la revista especializada Alimarket Hoteles publica estos días y al que ha tenido acceso Cinco Días.
El gran cuello de botella viene provocado por el cierre de la ruta del Mar Rojo, por donde pasan los miles de barcos que transportan bienes desde Asia hacia Europa, lo que ha generado que hasta 18 compañías navieras hayan redirigido sus envíos por Sudáfrica. Un cambio que ha encarecido el precio de los bienes que vienen de Asia y que está retrasando la entrega de los mismos, comprometiendo las fechas pactadas entre constructoras y propietarios de hoteles. “Hay bienes como butacas, sillas o textiles que se pueden comprar en España o en mercados de proximidad como Portugal, pero hay otros productos específicos como la electrónica o que por volumen como las pantallas de televisión que tienen que venir obligatoriamente de Asia”, recalca Jordi Ferrer, consejero delegado de la Hesperia, que indica que en algunos casos están tardando hasta dos meses en llegar desde que son solicitados.
La cadena, dueña de 23 hoteles que también opera, se encuentra inmersa en un plan de reformas de 20 millones de euros para relanzar su marca propia, que está encontrándose numerosas trabas para cumplir plazos y presupuesto. “Ha habido mucha presión de la demanda, ya que muchos hoteles han activado reformas ante la consolidación del turismo y las subidas de tarifas, y un estrechamiento de la oferta porque hay muy poca gente que sepa y que esté disponible para trabajar en el mercado de las reformas”, puntualiza Ferrer, que remarca que el presupuesto gastado en reformas por su compañía en los últimos años asciende a 100 millones de euros.
Desde Hotusa, la compañía presidida por Amancio López Seijas con una cartera de 290 hoteles, confirman el retraso en las entregas, el encarecimiento de los materiales y la falta de mano de obra, aunque inciden en otra circunstancia que consideran todavía más importante. “El principal freno a la hora de construir nuevos hoteles o acometer reformas ambiciosas con el objetivo de elevar el nivel de la planta hotelera son las trabas burocráticas y administrativas que no incentivan a la renovación de activos. Consideramos que simplificar los procesos burocráticos y promover regulaciones más flexibles es un tema vital para fomentar la inversión y la expansión de la oferta hotelera, generando un impacto positivo en la competitividad y el liderazgo de nuestro sector”.
Pese a que Riu solo tiene 27 de sus 99 hoteles en España, la cadena balear reconoce que los problemas ligados a la renovación de activos son generalizados en todo el mundo, aunque son específicos en función de la geografía en la que se asiente el activo. “Hemos tenido muchos problemas para acabar reformas en Jamaica por las dificultades que encontramos para traer cemento y hormigón y acumulamos muchos retrasos en Dublín por las trabas administrativas y burocráticas”.
700.000 vacantes en la construcción
El otro gran obstáculo para cumplir con los plazos y los presupuestos de las reformas es la dificultad para encontrar y retener personal. La Confederación Nacional de la Construcción (CNC) estima que hacen falta 700.000 trabajadores en el mercado laboral para cubrir el déficit de mano de obra cualificada, agravado por las prejubilaciones de los trabajadores de más edad. “En 2008, la ocupación tocó techo con 2,45 millones de empleados; ahora apenas hay 1,4 millones”, recalca Mariano Sanz, secretario general de la CNC. La principal explicación a esa necesidad de trabajadores procede de los fondos Next Generation, ya que el 70% del importe que llegará a España se destinará a obras de la construcción. “Solo para acometer esas tareas serán necesarios 400.000 trabajadores”.
El crecimiento de la edad media de un trabajador en la construcción en España denota la falta de vocaciones entre los trabajadores menores de 35 años y el consiguiente envejecimiento de la mano de obra. La media de edad de la actividad alcanzó máximos históricos a finales de 2022 con 45,1 años, casi ocho más que en 2007, según el último informe del mercado laboral en la construcción, elaborado por BBVA Research. También es marginal la presencia de las mujeres, con 160.000 (un 11,4% del total), aunque Sanz recalca que tan solo 6.000 trabajan a pie de obra.
La actividad donde se ha producido un mayor envejecimiento ha sido la de los albañiles, donde la edad media se ha disparado hasta los 48,1 años. Pero no es la única en donde se ha producido ese deterioro. El 52% de los fontaneros tienen más de 45 años, porcentaje que se eleva al 57% en el caso de los pintores. Para tratar de corregir ese desfase entre el gran número de trabajadores que se jubilen y el escaso número de personal joven que se incorpora, sindicatos y patronal gestionan desde hace 31 años la Fundación Laboral de la Construcción, que forma anualmente a 95.000 trabajadores. “Ya tenemos presencia en las 52 provincias españolas y tenemos capacidad para formar anualmente a 200.000 trabajadores. Si no lo hacemos es por falta de alumnos”, señala Sanz.
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