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Microsoft ficha a Sam Altman, ex de OpenAI, para liderar un nuevo equipo de inteligencia artificial

500 de los 700 empleados de la startup piden la dimisión de la junta y amenazan con irse si no se restituye a Altman

sam altman
FILE PHOTO: Sam Altman, CEO of Microsoft-backed OpenAI and ChatGPT creator speaks during a talk at Tel Aviv University in Tel Aviv, Israel June 5, 2023. REUTERS/Amir Cohen/File PhotoAMIR COHEN (REUTERS)

Microsoft ha fichado al hasta este fin de semana consejero delegado de OpenIA, Sam Altman, para liderar un equipo propio de desarrollo de inteligencia artificial. Altman es cofundador de la exitosa startup creadora de ChatGPT y la cara visible de esta emergente tecnología. Junto a él, Microsoft también incorporará al otro cofundador de OpenAI, Greg Brockman, igualmente recién despedido de la empresa. El gigante del software mantiene una participación del 49% en OpenAI y se ha beneficiado en gran medida del éxito de ChatGPT: sube el 54% en Bolsa en 2023.

El fichaje de los dos líderes de la empresa es el último giro de un fin de semana caótico para una de las startups más conocidas del mundo. El consejo de administración de OpenAI anunció a última hora del viernes que destituía a Altman y lo reemplazaba de forma interina por la jefa de tecnología Mira Murati. El comunicado decía que Altman “no fue consistentemente sincero en sus comunicaciones con la junta”. En paralelo, OpenAI incorporará al ex consejero delegado de Twitch, Emmett Shear, para dirigir la empresa de inteligencia artificial, dos días después de la repentina destitución de Altman.

Altman llega a Microsoft después de que el gigante de Redmond liderara a un bloque de accionistas que aspiraba a dar un golpe de mano en OpenAI para restituir a Altman como CEO, finalmente la vuelta no se ha materializado. Fondos de venture capital, como Tiger Global, Thrive Capital and Sequoia, estarían preparando la operación, según el diario Financial Times y otros medios estadounidenses. Ninguna de estas empresas tiene un puesto en el consejo de administración, y la decisión de despedir a Altman les pilló desprevenidas. Altman ya publicó el domingo en la plataforma X una imagen suya con una insignia de invitado OpenAI con la leyenda: “primera y última vez que llevo una de estas”.

El sábado publicó: “Amo tanto al equipo de OpenAI”. Ese mismo día, según Financial Times, el director de estrategia, Jason Kwon, se mostraba “optimista” respecto al regreso de Altman y Brockman en un comunicado interno. Este mismo diario asegura que fueron los esfuerzos de Altman para recaudar fondos para proyectos fuera de OpenAI los causantes de su despido. En las semanas previas, habría intentado obtener fondos de inversores de Oriente Medio y del fundador de SoftBank, Masayoshi Son.

Cerrada la vuelta de Altman a OpenAI, Microsoft actuará “rápidamente para proporcionarles los recursos necesarios para su éxito”, dijo el consejero delegado de la empresa de Redmond, Washington, Satya Nadella en X (antes Twitter).“Seguimos comprometidos con nuestra asociación con OpenAI y confiamos en nuestra hoja de ruta de productos, nuestra capacidad para seguir innovar con todo lo que anunciamos en Microsoft Ignite, y en seguir apoyando a nuestros clientes y socios”, añadió. Altman compartió el mensaje de Nadella y agregó un comentario propio: “La misión continúa”.

Microsoft no ha desvelado su inversión total en OpenAI, pero el mercado baraja cifras del orden de los 13.000 millones de dólares. El gigante del software tiene una estrecha asociación tecnológica con la compañía; ha integrado su tecnología de IA en sus propios productos, como el motor de búsqueda de Bing o su software de productividad con su nuevo producto Microsoft 365 Copilot.

Con el fichaje de Altman y Brockman, la compañía de Redmond puede querer responder a una advertencia que le habían lanzado ya desde el mercado algunos analistas como Matt McIlwain, socio de la firma de capital riesgo Madrona: su gran dependencia en IA de OpenAI frente a otros rivales como Amazon Web Services, que ha repartido sus apuestas entre varias empresas de inteligencia artificial.

Poco después de saltar la contratación de ambos directivos por Microsoft, 500 de los 700 empleados de OpenAI han amenazado con una huelga y con irse de la compañía si la junta no presenta su dimisión y se restituye a Altman en supuesto. En una carta abierta, los trabajadores recrimina al consejo de administración: “Sus acciones han hecho que sea obvio que ustedes son incapaces de supervisar OpenAI. No podemos trabajar para o con personas que carecen de competencia, juicio y cuidado por nuestra misión y empleados”.

En la misiva añaden que los firmantes podrían unirse a Altman y a Brockman en Microsoft. “Nosotros, los abajo firmantes, podemos optar por renunciar a OpenAI y unirnos a la recientemente anunciada subsidiaria de Microsoft dirigida por Sam Altman y Greg Brockman”. “Vamos a dar este paso inminente, a menos que todos los miembros actuales de la junta renuncien y reestablezcan a Altman y Brockman”, remacharon, asegurando que “Microsoft nos ha asegurado que hay puestos para todos los empleados de OpenAI en la nueva división en caso de que decidamos irnos”.

La actual junta está formada por Ilya Sutskever, científico jefe de OpenAI y único accionista de la compañía que queda en el consejo; Adam D’Angelo, fundador de Quora; Tasha McCauley, emprendedora tecnológica, y Helen Toner, directora del Centro de Seguridad y Tecnología Emergente de la Universidad de Georgetown. Sustskever y D’Angelo habían sido señalados durante el fin de semana como los auténticos impulsores de la salida de Altman y Brockman.

En un giro de guion más, Sutskever aparece como uno de los firmantes de la carta. En una publicación en X (antes Twitter), el directivo indicó este lunes: “Lamento profundamente mi participación en las acciones de la junta. Me encanta todo lo que hemos construido juntos y haré todo lo posible para reunir a la compañía”. Entre los firmantes también están Mira Murati, quien el viernes había sido nombrada consejera delegada interina de OpenAI; Brad Lightcap, director de Operaciones, y Jason Kwon, director de Estrategia.

Los últimos movimientos ponen en riesgo el potencial comercial de OpenAI, que ha alcanzado los 100 millones de usuarios semanales. Todo apunta que la marcha del embajador de la IA y su fichaje por Microsoft -que sube un 1,3% en Bolsa este lunes, recuperándose de una caída similar el pasado viernes tras el anuncio de despido de Altman- dará a los inversores una pausa, poniendo en peligro la prevista colocación de acciones de los empleados que daría a la valoración a la compañía de 86.000 millones de dólares.

Otra pregunta que queda en el aire es qué pasará con la inversión de 10.000 millones comprometida por Microsoft en enero en OpenAI, y de la que solo ha recibido una fracción, según TechCrunch. Retener esa inversión podría dejar a OpenAI –hambrienta de capital a medida que suben sus costes de funcionamiento y entrenamiento de sus sistemas de IA– en una situación financieramente insostenible.

El momento en que se produce el cisma en OpenAI es trascendente, pues es ahora cuando la startup está intentando persuadir a los clientes de que comiencen a pagar por herramientas impulsadas por inteligencia artificial. Según advierte el Financial Times, la junta directiva de la compañía carece de una gran experiencia corporativa, controla a la matriz sin fines de lucro de OpenAI y se encarga de salvaguardar la creación de la IA. Pero los inversores están preocupados por la monetización, y los costes de la compañía superan hoy los ingresos.

Tampoco hay que pasar por alto la dimisión de tres investigadores senior de OpenAI tras la destitución de Altman y la salida de Brockman, y los inversores de la startup temen que pueda haber un éxodo de talento. En el alambre está Mira Murati, la nombrada CEO interina, que tras pedir la vuelta de Altman y Brokman, en contra de la junta, hizo que esta viera necesario reemplazarla rápidamente. Su futuro en la compañía puede estar ahora en riesgo.

OpenAI, fundada en 2015 por Altman, Ilya Sutskever, Brockman y Elon Musk, fue originalmente una empresa sin fines de lucro, pero esto cambió a medida que sus fundadores vieron que la búsqueda de una IA general iba a ser muy costosa y necesitan de fuertes inversiones.

La compañía saltó a la fama tras lanzar su chatbot ChatGPT a finales de 2022. La capacidad de esta herramienta para entender preguntas de los usuarios, buscar y presentar información con un lenguaje similar al humano, ha revolucionado el mundo tecnológico y provocado tanto una frenética carrera entre las grandes del sector para liderar esta tecnología o, también, para fabricar los chips que precisa para desarrollarse. Asimismo, el auge de la inteligencia artificial ha despertado miedos y recelos a muchos niveles sobre los riesgos asociados.


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