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Los fondos de Celsa se comprometen a vender el 20% del capital a un grupo industrial español

Acreedores y Gobierno acuerdan las condiciones para la toma de control

Álvaro Bayón
Grupo Celsa
Logo de Celsa en Castellbisbal, cerca de BarcelonaALBERT GEA (REUTERS)

Fumata blanca entre los acreedores de Celsa y el Gobierno. Los dueños de la deuda del grupo siderúrgico han accedido a aceptar las condiciones planteadas por el Ejecutivo para autorizar la toma de la compañía, que pasan fundamentalmente por vender un 20% del capital a un grupo industrial español, además de blindar el empleo y la españolidad de la empresa, tal y como adelantó este periódico.

El juez desatascó el mes pasado el rescate de Celsa tras meses de tira y afloja entre sus acreedores y sus fundadores, la familia Rubiralta. Esto suponía convertir parte de sus 2.300 millones de pasivo en capital, en virtud de la nueva ley concursal, que permite imponer un acuerdo de reestructuración pactado por los acreedores a los accionistas y a la compañía. La toma de la compañía solo restaba obtener la autorización del Gobierno en el marco del decreto antiopas, un escollo que se salva definitivamente.

Los acreedores encabezados por Deutsche Bank, y entre los que se encuentran Strategic Value Partners y Sculptor Capital Management, han presentado este jueves al Gobierno la solicitud para que el Gobierno dé luz verde a la transacción, según han informado en un comunicado. El Gobierno cuenta con tres meses para autorizar la operación, un plazo que puede reiniciar cada vez que solicite más información.

El grupo de fondos , del que también forman parte Anchorage Capital Group, Attestor Capital, Cross Ocean Partners, y GoldenTree Asset Management, ha mantenido conversaciones con los gobiernos español y catalán, así como con los sindicatos de trabajadores, para garantizarles que no deslocalizarán la empresa, ni recortarán puestos de trabajo ni reducirán su capacidad, según ha adelantado Bloomberg. Entre las condiciones que se han impuesto, hay restricciones al cierre de centros y a despidos colectivos en los próximos años.

Los futuros dueños también se ha comprometido a iniciar, en los seis meses siguientes a la toma de control, un proceso de venta de una participación de hasta el 20% a una empresa industrial con presencia en España. La materialización de esta venta dependerá de que se plantee una oferta que valore la empresa a un precio justo de mercado. Compañías como Sidenor y CL Grupo Industrial han mostrado interés en la participación, aunque no se ha presentado ninguna oferta oficial, según adelantó La Vanguardia.

La incorporación de un socio español fue una condición que el Gobierno puso sobre la mesa desde el principio. Era un punto clave en las conversaciones desde hace meses, antes de que el juez se pronunciase. Por tanto, los acreedores, de la mano de su asesor financiero Houlihan Lokey, han rondado al sector industrial español en búsqueda de un socio industrial de prestigio.

Otra de las principales preocupaciones del Gobierno era que Celsa, que tiene su sede en Barcelona, mantuviera su “españolidad”. Los acreedores se han comprometido a mantener la toma de decisiones en España y a nombrar un presidente español, que será Rafael Villaseca.

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Sobre la firma

Álvaro Bayón
Redactor de la sección de empresas especializado en operaciones corporativas, banca de inversión y capital riesgo. Graduado en Estudios Hispánicos por la Universidad Autónoma de Madrid y Máster en Periodismo UAM-El País, ha desarrollado toda su carrera en Cinco Días, donde trabaja desde 2016.

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