Letterone reconoce los “grandes pasos” de Dia: ya no es su negocio más deficitario
El grupo señala 2022 como un “punto de inflexión” y 2023 como el inicio de una fase de crecimiento para la compañía
Letterone empieza a ver luz en el final del túnel en el que entró en 2017, cuando invirtió por primera vez en Dia, y en el que profundizó en 2019, al hacerse con su control accionarial. Un negocio en el que ha invertido más de 2.000 millones y del que aún espera obtener retornos. Sin embargo, el rumbo reciente de la compañía española permite a su dueño ser positivo con su futuro: por primera vez en 2022, Dia le generó menos pérdidas que su otro negocio de supermercados, la cadena británica Holland & Barrett.
Además, también ha dejado de ser el negocio más deficitario del grupo inversor luxemburgués, lo que sí fue en dos de los tres ejercicios anteriores. “Dia ha dado grandes pasos en el desarrollo de su estrategia de proximidad”, explica el CEO de Letterone, Jonathan Muir, en el informe anual del grupo. Este destaca también que la compañía española cerró el pasado ejercicio “un año importante, con un progreso real en el desarrollo de su estrategia”, pese al “complejo escenario económico”.
En ese contexto, “el progreso logrado en el negocio, junto con el reconocimiento de clientes y franquiciados, y el apoyo recibido de L1 [Letterone], han supuesto un punto de inflexión para la empresa, que ahora está en una nueva fase de aceleración hacia el crecimiento”.
En 2022, Dia elevó ventas un 9%, hasta rozar los 7.300 millones; mejoró un 60% el ebitda, hasta 200 millones, mayor que el logrado por Holland & Barrett, y redujo a la mitad sus pérdidas netas, de 133 millones. La evolución ha continuado en el primer semestre de este año, alcanzando su primer beneficio neto en España en los últimos seis años. Durante 2023, ha completado la venta de más de 200 tiendas en España a Alcampo, y también el traspaso de su negocio en Portugal a Auchan.
Esos progresos que destaca Letterone se aprecian en su cuenta de resultados, que refleja las dificultades que algunas de sus grandes inversiones sufrieron por la guerra en Ucrania, que también provocó un importante cambio en su gobierno corporativo. El grupo inversor elabora su cuenta de resultado en base a las actualizaciones en el valor razonable que da a sus distintas participadas.
En el caso de Dia, por ejemplo, le apuntó a cierre de 2022 una depreciación de 200 millones de euros, por los 1.146 que recortó en Holland & Barrett, tras recomprarla casi 1.000 millones de deuda.
De hecho, Letterone acumuló una pérdida en 2022 de casi 8.000 millones de euros debido a los deterioros que sufrieron durante el año pasado sus principales negocios, con los que operaba de forma directa en Rusia y que sufrieron de forma significativa. “La guerra, las sanciones y el entorno económico han supuesto un desafío para L1 y nuestro portfolio de negocios. Han tenido un impacto material en nuestros activos bajo gestión”, dice el informe del fondo. El valor de esos activos sufrió un recorte del 30% el año pasado, equivalente a esos 8.000 millones de euros.
Wintershall Dea, uno de sus negocios energéticos, tuvo que salir de Rusia, provocando una pérdida de 2.000 millones. También tuvo que cesar su actividad Veon, el operador de tecnología móvil, que también provocó un agujero de 1.800 millones. Solo dos negocios aportaron números positivos a Letterone: la teleco turca Turkcell, y su creciente negocio sanitario, que ya supone más del 7% de su cartera de activos, más del doble que en 2021.
Un año y medio de vacío de poder
Descabezado. Desde el inicio de la guerra en Ucrania, el consejo de administración es el único órgano que rige todos los movimientos de Letterone. Tanto nombramientos como decisiones de inversión. Durante la segunda mitad de 2022, por ejemplo, el grupo destinó 1.500 millones de euros a distintas operaciones, como la recompra de deuda a Holland & Barret, o la adquisición de empresas como Remedica, Sun Wave Pharma, Tigo o Breakwater. Todas ellas operaciones cerradas por el consejo, que asegura no tener contacto ninguno con los máximos accionistas de Letterone, que tienen suspendidas sus acciones y prohibido el contacto con la empresa. El motivo no es otro que las sanciones. Mijail Fridman, la cabeza visible del grupo, y su socio Petr Ave, fueron incluidos en marzo del año pasado en la lista de empresarios de origen ruso sancionados tanto por la Unión Europea como por el Reino Unido. Ambos poseían el 49% de grupo.
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