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Gestamp prevé una rentabilidad de dos dígitos en Norteamérica por el tirón del ‘plan Biden’

El grupo multiplicará por cinco sus ventas de componentes a coches eléctricos

Ignacio Mosquera, director financiero de Gestamp.
Ignacio Mosquera, director financiero de Gestamp.Pablo Monge

El director financiero de Gestamp, Ignacio Mosquera (Madrid, 1978), prevé que la división norteamericana del grupo, con siete fábricas en México y otras nueve en Estados Unidos, consiga una rentabilidad a doble dígito para 2026 “o antes”. Una estimación que se apoya en el tirón industrial y comercial que vive Estados Unidos al amparo de las subvenciones a la inversión del plan IRA de Joe Biden. Además, la multinacional de componentes de automoción de la familia Riberas entró en este país siguiendo a las marcas europeas y ya ha conseguido una relación estrecha con los fabricantes locales en un mercado que es el segundo del mundo por matriculaciones, después de China.

La estrategia de Gestamp a 2027 incluye una reducción de la deuda financiera neta (DFN). De 1,8 veces el beneficio bruto de explotación (Ebitda) el año pasado a 1 o 1,5 veces. Sin bajar el ritmo de inversión, que incluye la construcción de cinco nuevas fábricas (sobre las 110 actuales en 24 países), en ubicaciones por determinar. “No descartamos más aperturas”, dice Mosquera en la primera entrevista que concede. Y añade que “no es un ritmo de inversión crítico, porque se basa en una programación industrial que primero busca la máxima utilización” de la capacidad instalada. Para luego recolocar en los nuevos centros los pedidos de las marcas de automoción.

Gestamp prevé cada año el volumen de generación de caja, el Ebitda, los gastos financieros y el pago de impuestos, entre otros temas. Con la tesorería disponible se planifican las inversiones, siempre en base a presupuestos acordados con los clientes. “Este aspecto es clave”, insiste Mosquera. Con su plan a 2027, el grupo quiere demostrar a los mercados que “tiene un crecimiento rentable. Con “disciplina financiera, que es marca de la casa en los más de 20 años de trayectoria, y con inversiones que no están por encima de nuestras posibilidades”. Añade que “la capacidad industrial de Gestamp no ha podido optimizarse al máximo por las oscilaciones en los últimos años de los mercados internacionales de automoción. No han lucido en términos financieros nuestras posibilidades. Pero ahora podemos rentabilizarlas al máximo. Ya logramos en 2022 un beneficio récord” (260 millones, un 67% más).

La multinacional española aspira a lograr más de la mitad de sus ingresos por el coche eléctrico, que tendrá una cuota del 30% en 2025, según los analistas. Tanto por el citado apoyo en este ámbito en Estados Unidos, como por China, que realiza una “promoción brutal” de los vehículos impulsados por baterías. Además de la regulación europea por la sostenibilidad y de la apuesta de las marcas con grandes inversiones.

Ante el encarecimiento de la financiación, Mosquera aclara que Gestamp tiene a tipo fijo las dos terceras partes de su deuda (2.300 millones a marzo de 2023). Y tras una reciente refinanciación, la vida media del pasivo se alarga a los cinco años.

Otro de los objetivos del grupo es el de mejorar entre 150 y 190 puntos básicos el margen Ebitda sobre ventas, para situarlo en “un mínimo” del 12,8%. Ese avance en rentabilidad se logrará con “mejoras operacionales”. En base a menos costes energéticos (con más eficiencia en el consumo) y de mantenimiento (con tecnología preventiva). A partir de 2027, Gestamp quiere consolidar una generación anual de caja entre 300 y 350 millones. Más del 90% de sus ingresos en los próximos cinco años están garantizados con contratos con sus clientes.

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