Riquelme, el joven ‘tiburón’ de las renovables que se ha adjudicado la histórica Abengoa
Con la adjudicación de la compañía andaluza, el empresario consigue notoriedad y una buena tarjeta de presentación en el mercado de las energías limpias
Gol. Enrique Riquelme (Cox-Alicante-,1989), empresario de las renovables, presidente de Cox Energy y gran aficionado al balompié, ha marcado un buen tanto. El titular del Juzgado Mercantil Número 3 de Sevilla ha adjudicado al grupo Cox Energy la propiedad de lo que queda de la multinacional andaluza Abengoa. De entre las cinco ofertas, la presentada por Riquelme ha resultado la vencedora de una lucha en la que han participado la constructora Urbas, los fondos Ultramar y Terramar Capital, y la unión de la portuguesa RCP con el fondo británico Sinclair. Riquelme ha hecho una buena jugada. Con la batalla de Abengoa consigue, además del posible negocio, notoriedad y una nueva tarjeta de presentación en el disputado mercado de las energías limpias.
La adjudicación de Abengoa a Riquelme, de 34 años, saca punta a una rápida trayectoria empresarial de una década cuyo gran activo es la empresa Cox Energy. Cox cotiza en la Bolsa Institucional de Valores (BIVA) de México, mantiene proyectos en Chile, México, Colombia, España, Portugal y Panamá y, según afirma, está preparando su expansión en Italia y El Salvador. La oferta por Abengoa revela el carácter desenvuelto y un tanto osado del empresario Riquelme. Para quienes le conocen, no es una sorpresa. Con desenvoltura, y osadía, un Riquelme todavía veinteañero apostó por las telecomunicaciones y entró en el accionariado de Ezentis con una participación del 6,89% (12,5 millones de euros, de inversión). La jugada lo convirtió durante un año, de 2016 a 2017, en el primer accionista. La historia no prosperó, pero reveló al joven empresario dispuesto a hacerse notar en las grandes partidas.
La historia de Riquelme no tiene relación con los sueños del emprendedor que triunfa desde el garaje de la casa familiar. Nada que ver. Riquelme vino al mundo con parte del éxito de serie. Nació en una familia bien del mundo de los negocios inmobiliarios y de las canteras, conocida en Murcia y en Alicante.
Y empezó la primera aventura empresarial gracias a un préstamo de 115.000 euros con la garantía de un piso en propiedad. Lo hizo con olfato y con buena base: el conocimiento del negocio familiar del hormigón. El joven Riquelme eligió bien el escenario de la primera aventura: Brasil en el año 2009, un país necesitado de infraestructuras para preparar un Mundial de fútbol y las Olimpiadas. Ese fue el comienzo.
Los negocios brasileños le permitieron conocer a un personaje que marcó sus inicios: el constructor y banquero panameño Lenin Sucre. Lenin le mostró al alicantino otra ventana de negocio: las oportunidades de construcción en Panamá. Riquelme se aferró con todo a la oportunidad. Enganchó bien y convirtió al país centroamericano -año 2010- en el epicentro de su carrera, con una pequeña fábrica que acabó por convertirlo en el mayor proveedor de arena para las obras de ampliación del Canal.
Desde esa plataforma, Riquelme descubrió que las inquietudes por el clima traían de la mano nuevas oportunidades para ganar dinero. “Mi generación”, asegura el empresario, “empezó a ser consciente de que era necesaria una transformación que pusiese freno al deterioro del planeta, y la energía solar era la puerta de entrada”. Apostó por el sol y los panales. Apenas dos años después de iniciada su labor en Panamá, Riquelme impulsó el proyecto fotovoltaico Rainbow 50, en Guatemala, con una inversión de cien millones de dólares. Los dados estaban echados.
8.000 MW en proyectos
Una década después, Riquelme ha consolidado la empresa Cox Energy, con la que desarrolla proyectos de energía solar. Cox Energy cuenta con una cartera de proyectos de 8.000 MWp -la potencia pico estimada- de los que 500 están en operación y 500 en construcción. La división americana de la compañía, Cox Energy América, cotiza en la Bolsa de México y, según las cuentas publicadas, en 2021 y 2022 registró unas pérdidas netas de 21,6 y 9,7 millones de euros, respectivamente. Riquelme tiene más intereses. Cox Energy América participa desde hace tres años, con un 40%, en la compañía Ibox Energy, cuyo mayor accionista es el grupo norteamericano Nexwell y cuyo negocio es desarrollar y poner en operación parques solares en España y en otros países de la Unión Europea.
La asociación de Cox y Nexwell se ajusta al modelo de operaciones aceleradas, asociaciones y cambios de directivos en un sector muy dinámico que ha vivido momentos de especulación y de asfixia desde 2008. Es un resumen de la historia breve, pero intensa, del empresario Riquelme, que ha peleado para abrirse un hueco. La revista Vanity Fair lo describió así hace dos años: “amigo de Antonio Banderas, aliado del papa Francisco y empresario de éxito: así es Enrique Riquelme, ¿el futuro presidente del Real Madrid?”. Un caleidoscopio de proyectos y de dinero. Porque más allá del ámbito puramente empresarial, Riquelme, apasionado de la Fórmula 1 y del fútbol, ha pulido con mimo y paciencia la imagen de empresario de éxito, joven pero comprometido con la sociedad. Riquelme es presidente del Consejo Asesor de la Fundación Scholas -promovida por el Papa Francisco, para favorecer la educación sin exclusiones en todo el mundo- para Panamá, Centroamérica y Caribe.
Pero, sobre todo, fútbol. Riquelme vive con intensidad el mundo del balón. Hace dos años manifestó su interés de llegar a la presidencia del Real Madrid, “ahora o en el futuro”. Una forma de continuar -quizá de culminar- la historia familiar. El padre del empresario, Enrique Riquelme de la Torre, formó parte de la directiva del club blanco en la época de Ramón Calderón entre los años 2006 y 2009, por lo que el fútbol siempre estuvo muy presente en la infancia y juventud de su hijo, convertido en el ágil jugador de las energías renovables… y nuevo propietario de Abengoa.
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