TCI, el cóctel de filantropía y activismo detrás de los terremotos de Ferrovial y Cellnex
El fondo está pilotado por Chris Hohn y está ligado a una fundación por la infancia
Un viejo conocido de la Bolsa española se ha levantado en armas durante el último mes. TCI, el fondo activista del magnate Chris Horn, ha tenido un papel especialmente protagonista en los dos últimos movimientos clave de la Bolsa española. La decisión de Ferrovial de trasladar su sede social a Países Bajos y el ruido de sables en la cúpula de Cellnex para elegir nuevo consejero delegado llevan su sello.
The Children Fund Management es un fondo de cobertura británico fundado en 2003. Gestiona el dinero de una organización filantrópica, Children’s Investment Fund Fundation, orientada a mejorar las condiciones de vida de los menores de edad en todo el mundo. Hohn era un prestigioso ejecutivo del mundo del private equity, con una trayectoria en fondos como Apax o Perry Capital, cuando decidió lanzarse al mundo de la filantropía de la mano de su exmujer, Jamie Cooper, de quien se divorció en 2013 en una controvertida batalla judicial. Actualmente se asienta sobre un fondo con 26.000 millones en activos y la fundación gestiona 5.000 millones de dólares. Todo este imperio, eso sí, depende de una sociedad en las Islas Caimán.
Su estrategia de inversión es la clásica de los fondos activistas: encontrar compañías con algún tipo de debilidad y margen de mejora y, como un caballo de Troya, propiciar desde dentro los cambios necesarios. Su fama de inversor agresivo le precede. Forzó la dimisión del consejero delegado de la Bolsa alemana en pleno intento de fusión con la londinense y desencadenó una de las operaciones clave de la banca antes de la crisis, el troceo del holandés ABN Amro. Su obsesión ahora ha virado y es que las compañías tengan el cambio climático entre sus prioridades.
El temible Hohn desembarcó en España tras la salida a Bolsa de Aena, en 2015. Llegó a tener más del 11% del capital, pero en los últimos años ha presionado el botón de salida del gestor aeroportuario. Ha reducido su posición hasta el 6,3% actual y el año pasado dimitió como consejero. En este tempo han sido dos los puntos polémicos. El primero el fracaso en su intento de que Aena entrase en la guerra de opas por Abertis frente a Atlantia y ACS. El segundo, sí fue un éxito: consiguió que la empresa llevase a la junta de 2021 un plan de acción climática.
En el frágil equilibrio de los portfolios de los fondos de inversión, TCI decidió reducir su peso Aena, tras haber invertido también en Enagás o Redléctrica, y potenciarlo en Ferrovial durante los últimos años. Entró en el año 2019 y es el accionista de referencia tras la familia Del Pino, con un 7%.
Una primera espada de uno de los principales bancos de inversión del país, que confiesa negoció con Ferrovial para asesorar la fusión con su filial holandesa, describe el papel crucial que ha tenido el fondo en la decisión de la compañía de trasladar su sede social a los Países Bajos. Pese a que a diferencia de otros casos la presión de TCI ha sido muy discreta, las fuentes financieras consultadas describen a este fondo como uno de los que llevó a la mesa de Del Pino el proyecto de deslocalización y trató de convencer al empresario de que se decidiese para activar la transacción.
Lo cierto es que rápidamente después de que Ferrovial hiciese pública la operación, TCI ha corrido a respaldar a la cúpula de la compañía en plena tormenta mediática, críticas del Gobierno incluidas. Ha anunciado ya que votará a favor del asunto en la próxima junta de accionistas del 13 de abril. Y lo ha hecho con la compra de 192 millones de acciones en Bolsa.
Mucho menos discreta ha sido su intervención en Cellnex. Allí es actualmente el máximo accionista, con el 9% del capital. Tras años de un crecimiento disparado, la teleco afronta ahora un momento de digestión, calma, subidas de tipos y reorganización de su deuda. En enero, el entonces consejero delegado de la teleco, Tobías Martínez, sorprendió al mercado al presentar su dimisión y casi tres meses después la compañía no ha encontrado recambio.
Esta indecisión ha provocado a Hohn a tomar cartas en el asunto. La semana pasada envió una dura carta al consejo en la que avisaba de que, en la próxima junta de accionistas, votaría para cesar al presidente, Bertrand Kan, y a dos consejeros, Peter Shore y Alexandra Reich: “Creemos que Cellnex es una gran compañía, pero en nuestra opinión no puede alcanzar todo su potencial por un gobierno corporativo pobre. La compañía anunció la dimisión del CEO, Tobías Martínez, el 11 de enero de 2023. Creemos que el proceso de selección de un nuevo CEO ha sido llevado erróneamente por el consejo y ha resultado en un progreso insuficiente para contratar a un reemplazo adecuado”.
Kan recogió el guante, presentó la dimisión y ha sido sustituido por Anne Bouverot. TCI volvió a mover ficha y desveló una de sus cartas. Su nombre para tomar las riendas de Cellnex es el italiano Marco Patuano, ex consejero delegado de Telecom Italia. Sobre todos estos movimientos planea la sombra de una posible opa. Sonaron tambores poco después de la dimisión de Martínez de una oferta coordinada por Brookfield y American Tower. Aunque tanto la compañía como los supuestos oferentes corrieron a desmentir una posible oferta, lo cierto es que en el mercado recorre el aroma de que algo más puede pasar.
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