Objetivo: impulsar el almacenamiento energético
La apuesta por la instalación de estos sistemas se plantea como un punto clave en la carrera hacia la descarbonización
Uno de los mayores desafíos de la transición energética, proceso que tiene como objetivo reducir la dependencia de los combustibles fósiles y aumentar el uso de fuentes de energía renovable, es gestionar la variabilidad de dichas fuentes de energía por su carácter volátil a merced de los cambios meteorológicos. Ante ello, el almacenamiento de energía, que permita la estabilidad y continuidad del suministro, se ha convertido en una pieza clave para hacer que esta transición energética sea un éxito. En concreto, tal y como recoge la Estrategia de Almacenamiento Energético del Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico (Miteco), las necesidades mínimas de almacenamiento para España se sitúan en torno a los 20 GW en 2030 y 30 GW en 2050, cifras ambas muy alejadas de los 8,3 GW disponibles en la actualidad.
En este contexto, el Ministerio ha lanzado una serie de ayudas para fomentar el almacenamiento de energía en el país. En concreto, estas ayudas, dotadas con 150 millones de euros y a las que se puede optar hasta el 20 de marzo, están dirigidas a proyectos innovadores de almacenamiento energético hibridado con generación renovable, tanto en instalaciones ya existentes como de nueva construcción. Se trata, en definitiva, de un importante impulso para el desarrollo del almacenamiento, esencial para dar flexibilidad al sistema energético y mejorar la integración de las energías renovables, tal y como estipulan el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (Pniec) 2021-2030, la Estrategia de Descarbonización a Largo Plazo y la Estrategia de Almacenamiento Energético.
Estas ayudas adquieren una especial relevancia para favorecer que las empresas comprometidas con la transición energética puedan dar el paso para implementar más fácilmente este tipo de tecnologías, cuyos beneficios a medio y largo plazo generarán una significativa riqueza no solo en lo que respecta al cuidado del entorno, sino también en materia económica.
De hecho, hay que tener en cuenta que las ventajas de adoptar este tipo de sistemas van más allá de la contribución al cuidado medioambiental del planeta. Sin perder de vista que este debe ser el principal motivo para su implementación, la elección adecuada del tipo de batería puede generar, además, un sustancial ahorro económico gracias a la optimización de la potencia utilizada y al precio de la energía consumida. Un aspecto sustancialmente notable, teniendo en cuenta las subidas de costes de suministros energéticos registradas en los últimos meses.
El lanzamiento de estas ayudas supone, por tanto, una excelente oportunidad para que empresas y otras entidades, tanto públicas como privadas, puedan avanzar en la implantación de sistemas de almacenamiento energético y dar así un importante paso hacia la flexibilidad del sector energético y la integración de energías renovables. El año 2050 es la fecha límite marcada por la Unión Europea para alcanzar la descarbonización y neutralidad climática. Una línea de meta que parece lejana, pero a la que no llegaremos con el objetivo cumplido si no empezamos a trabajar en él en este preciso momento. Así, la instalación de sistemas de almacenamiento energético se plantea como un punto clave en esta carrera de fondo en la que no está permitido detenerse.
Ante esta situación, las empresas encargadas de desarrollar sistemas de almacenamiento energético debemos ser conscientes de los retos que tenemos por delante para conseguir dar una respuesta eficaz a estas necesidades. Gracias a la formación de calidad con la que contamos en nuestro país, podemos afirmar que en España disponemos de un gran talento especializado en almacenamiento, lo que supone una gran esperanza para el avance del sector.
Entre los retos que se nos plantean a medio y largo plazo se encuentran la minimización o, incluso, erradicación definitiva de los impactos ambientales asociados a determinadas tecnologías de almacenamiento. Es el caso, por ejemplo, de las baterías y los impactos asociados a la necesidad de extraer recursos naturales limitados durante el proceso de producción. En este sentido, es necesario que apostemos por una explotación más sostenible, así como por un aumento de los esfuerzos financieros, de investigación o regulatorios, con relación a la sostenibilidad de las materias primas y del reciclaje de los residuos.
Otro aspecto importante es que seamos capaces de garantizar la seguridad de los sistemas de almacenamiento energético ante realidades que marcan la actualidad como la digitalización o la hiperconectividad. Realidades que en su momento no se tuvieron en cuenta a la hora de diseñar parte de las infraestructuras existentes por no estar en auge todavía, lo que pone de relieve una posible vulnerabilidad de los sistemas que puede poner en riesgo su estabilidad. Por este motivo, la ciberseguridad es actualmente un eslabón más en la infraestructura de mantenimiento del sistema energético en dos aspectos clave: por un lado, en la red eléctrica y, por otro, en los sistemas interconectados e interdependientes de gas natural, agua, comunicaciones o en la distribución de combustible.
Por último, no hay que olvidar lo sumamente relevante que es seguir impulsando el desarrollo y producción de tecnologías energéticas en nuestro país, incluyendo los sistemas de almacenamiento. Un objetivo para el que es fundamental la estrecha colaboración entre entidades públicas y privadas de cara a obtener un liderazgo industrial y tecnológico a nivel internacional, así como para reducir la dependencia exterior de materiales críticos. Asimismo, se trata, sin duda, de una gran oportunidad también en términos económicos, ya que favorece el fortalecimiento de la industria y, por supuesto, el aumento de empleo.
En todo este punto se pone de manifiesto la necesidad de desplegar una firme apuesta por la investigación, el desarrollo y la innovación, que permita, a nivel general, profundizar en el liderazgo en tecnologías renovables y, en concreto, acelerar el avance tecnológico necesario para desplegar el almacenamiento energético.
José Ángel Medina es CEO de Cegasa