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Financiación

El Tesoro coloca en enero 400 millones de euros entre particulares e iguala todo 2022

Su director general asegura que el repliegue del BCE es “perfectamente asumible”

El director general del Tesoro, Álvaro López Barceló.
El director general del Tesoro, Álvaro López Barceló.Pablo Monge

La rotunda emisión sindicada del pasado miércoles es una clara señal del respaldo del mercado con que podrá contar el Tesoro en su plan de financiación para este año, según defiende su director general, Álvaro López Barceló. En el arranque del año, también ha quedado de manifiesto el enorme interés de los particulares por adquirir deuda soberana española, en especial letras del Tesoro ante el alza de su rentabilidad, muy superior a la de cualquier depósito. Sus compras no serán determinantes para la sostenibilidad de la deuda, pero la adquisición de títulos por parte de los particulares a través de la página web del Tesoro se ha disparado.

Según explica López Barceló en declaraciones a Cinco Días, “en el año pasado a través de nuestra página web los particulares hicieron peticiones por 400 millones de euros y en lo que va de 2023, hemos prácticamente alcanzado esta cifra”. A esta cuantía habría que sumar las peticiones de minoristas en las oficinas del Banco de España y en las oficinas bancarias, lo que amplifica la demanda minorista por la deuda. Ese interés no será motivo en todo caso para modificar el plan de financiación previsto para 2023, en el que el objetivo seguirá siendo evitar la reducción de la vida media de la deuda como fórmula con la que garantizar su sostenibilidad a medio y largo plazo.

La primera emisión sindicada del año “nos transmite el mensaje de que podemos seguir confiando en que existe demanda con los vencimientos largos”, asegura López Barceló. En esa emisión, el Tesoro vendió 13.000 millones en bonos a 10 años en la segunda mayor sindicada de su historia. Fue la emisión que más peticiones ha recibido entre las realizadas por un soberano europeo en el inicio de año, por 86.000 millones.

En año electoral, la clave está en seguir conservando la credibilidad entre los grandes inversores institucionales. El director general del Tesoro defiende que “la visión unánime que nos transmiten los inversores internacionales es de confianza hacia la economía española. Están muy confiados en el medio y largo plazo y en la resiliencia que ha demostrado España en un contexto económico de complejidad e incertidumbre internacional”. El posible ruido político ante las elecciones generales que se celebren este año tampoco sería un factor en contra. “No apreciamos preocupación por las elecciones. El plan presupuestario para los próximos años, esperando que la deuda acabe por debajo del 120% del PIB en 2025, pone de manifiesto el compromiso con la reducción del endeudamiento. Y con una trayectoria fiscalmente muy responsable”, añade.

Retos y puntos a favor

El Tesoro ya ha completado en enero el 14,1% de su programa de financiación a medio y largo plazo del año, con una emisión de 32.000 millones de euros, incluida la citada sindicada. Pero queda aún mucho camino por delante en 2023, ejercicio en el que habrá que afrontar un mayor coste de financiación y la reducción del balance del BCE, que a partir de marzo dejará de reinvertir la deuda que vaya venciendo.

El Tesoro cuenta a su favor con que tendrá que refinanciar “solo un 13% de la cartera de deuda, el menor porcentaje entre las mayores economías de la zona euro”. Así, este año se pagarán mayores tipos de interés por un octavo del total de la deuda en circulación. Pero ese mayor interés aún serán inferior en muchos casos al de los bonos que vencen durante el ejercicio. Así, la emisión sindicada a 10 años de la semana pasada, al 3,17%, servirá para refinanciar un bono emitido en 2012 al 5,4%, por importe de 22.000 millones de euros que vence mañana. “A final de año hay otro bono que vence con un cupón del 4,4%. Por tanto seguimos esperando obtener ahorros a través de este efecto de sustitución”, apunta López Barceló, que confía en que, tal y como augura el mercado, la rentabilidad del bono español a 10 años sea a final de año inferior a la actual. “La carga de intereses como porcentaje del PIB en los próximos años se va a estabilizar en los niveles actuales, que son muy contenidos en términos históricos”, asegura el director general del Tesoro.

1.400 millones menos al mes

Con estos mimbres, el repliegue del BCE será “perfectamente asumible” para la deuda soberana española. López Barceló explica que ya en los meses de octubre y noviembre la exposición del BCE a la deuda española se ha ido reduciendo en 1.400 millones de euros al mes, “una cantidad que no está lejos de lo que sucederá a partir de marzo”. “Las compras de deuda por parte del BCE antes de 2015 no existían. El programa de financiación de 2014 tenía un volumen muy cercano a nuestras necesidades de financiación brutas en 2023, con lo cual hay similitudes que nos infunden confianza. Aunque la mejor señal de cara al futuro es lo que estamos observando en las primeras subastas del año”, concluye.

La banca eleva su exposición a la deuda española

 

Compras de bonos. Mientras el BCE va a ir rebajando su exposición a la deuda española, otros inversores tendrán que tomar el relevo, aprovechando el alza de rentabilidades. Aunque el peso de los no residentes sobre el total de deuda en circulación se mantiene desde hace años por encima del 40%, superando a países como Alemania e Italia, López Barceló espera que en los próximos meses la banca adquiera deuda pública en mayor cuantía. Ya el año pasado las entidades elevaron su exposición en 26.000 millones. No obstante, su tenencia de deuda sobre el total, con un porcentaje del 13,5%, está muy lejos de los máximos de 2012, en el 30,6%. Junto a los bancos, el Tesoro contará también con el respaldo de 12 empresas de titularidad estatal, como SEPI, Paradores o el FROB, que pueden emplear el excedente de tesorería en la compra de deuda. “Está previsto desde hace años en la orden de creación de deuda”, aclara. Estas compañías pueden presentar peticiones no competitivas en las subastas. Es decir, no pueden superar los 500 millones por puja para evitar alteraciones en los precios. El apetito de los no residentes, sumado al interés que suscitan los bonos patrios entre los particulares, la banca y las empresas públicas, contribuirá a cumplir los objetivos de financiación. El Tesoro prevé en 2023 unas emisiones brutas de 256.846 millones, un 10,4% más. Por su parte, las emisiones netas rondarán los 70.000 millones, lejos de los 130.000 millones de 2020.

 

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