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La enésima resurrección del ‘mago’ Kike Sarasola

Ha sobrevivido a la falta de beneficios durante 22 años, a la salida de la mayor fortuna de España de su capital y a la quiebra de la compañía acelerada por el covid

Kike Sarasola, presidente de Room Mate.
Kike Sarasola, presidente de Room Mate.PABLO MONGE
Madrid -

Kike Sarasola, fundador y máximo accionista de Room Mate, la cadena hotelera que quebró en junio de 2022, anunció el miércoles que volvía a ser presidente de la compañía y presentaba un nuevo plan de expansión para crecer en Europa, en el que se baraja una nueva marca de cinco estrellas y una cadena de hostels. ¿Cómo es posible que el mismo empresario que llevó a la suspensión de pagos a la compañía vuelva al mismo lugar que ocupaba seis meses despues?

La respuesta es Kike Sarasola. Un exjinete de familia adinerada que participó en tres Juegos Olímpicos. Sarasola fundó en 2000 una cadena hotelera llamada Room Mate y se puso al frente de la compañía con un 63% del capital. El primer gran hito de la compañía se alcanzó en 2007, cuando todavía no había estallado la Gran Recesión, cuando Rosalía Mera, exmujer de Amancio Ortega y la mayor fortuna de España, leyó un reportaje sobre Room Mate en un viaje en avión y le pidió al administrador de su patrimonial Rosp Corunna, José Leyte, que le concertara una cita con Sarasola. Una cerveza en un bar fue suficiente para convencerla.

Primero entró en el capital con un 9,8% y posteriormente fue ampliando su participación hasta llegar al 30% en abril de 2013. Solo cuatro meses después falleció y la gestión de Rosp Corunna y la inversión en Room Mate pasó a manos de Sandra Ortega, la hija de Amancio Ortega y Rosalía Mera. Ese fue otro hito en la carrera de Sarasola: convencer a Ortega de que siguiera en el proyecto, pese a que ya acumulaba 13 años sin beneficio. El presidente de Room Mate se defiende y argumenta que fue la propia Rosalía Mera la que consensuó con Sarasola una política de crecimiento acelerado al estilo de Zara, incompatible con el beneficio a medio plazo, y que 2020 era el primer año en el que, si no llega a ser por el Covid-19, la compañía habría obtenido beneficio neto.

En su encuentro con la prensa el pasado miércoles para presentar la nueva Room Mate, Sarasola se deshizo en elogios hacia Mera. Y guardó silencio sobre Sandra Ortega. La relación con la heredera del imperio de Inditex se quebró a principios de 2021 cuando anunció que ponía en venta su participación. En realidad se había roto un año antes cuando Ortega despidió a José Leyte, el gestor de Rosp Corunna, por administración desleal, al que demandó en 2021.

Sarasola pactó con Rosalía Mera un plan de expansión rápido como el de Zara, “incompatible” con el beneficio a medio plazo

Ortega acusó a Leyte de administración desleal y falsedad documental al suplantar supuestamente su firma para que la cadena hotelera Room Mate, de la que Ortega era la segunda mayor accionista, con un 31% del capital, tuviera acceso a crédito bancario. Las comfort letters son una especie de cartas de patrocinio, que funcionan como garantías por el cual una empresa avala a otra y garantiza el pago de deudas contraídas por la primera con su propio patrimonio. La querella se centraba en que Leyte habría suplantado la firma de Ortega para facilitar hasta 140 millones de euros en créditos a Room Mate y que, una vez ejecutados esos avales por parte de la banca ante la falta de pago de Room Mate, Ortega se habría negado a pagarlos amparándose en esa supuesta falsificación. La demanda fue desestimada y Sarasola no fue imputado ni llamado a testificar.

En la mesa del ‘mago’ Sarasola se juntaron la búsqueda de un nuevo socio que sustituyera a Ortega y la gestión del desplome de los ingresos por el cierre de los hoteles durante año y medio. Room Mate, al igual que el resto de cadenas hoteleras, buscó el auxilio de la SEPI y pidió 52 millones de euros. Ahí falló la magia. La petición fue rechazada al no cumplir alguno de los requisitos para acceder a las ayudas: que las empresas fueran viables antes del covid, que tuvieran carácter estratégico y que el deterioro económico estuviera provocado por la irrupción de la crisis sanitaria del coronavirus

El ilusionista, sin embargo, guardaba un as debajo de la manga. El mismo día que anunció la suspensión de pagos también hizo pública que la quiebra iba acompañada de una oferta de compra vinculante de 57 millones de euros de dos fondos estadounidenses (Angelo Gordon y Westmont Hospitality) para hacerse con la compañía. Una oferta en la que ambos adquirían por cuatro millones la gestora y por otros 53 millones el coste laboral de los 600 empleados, los contratos de alquiler y la deuda de la compañía. Con este ‘truco’, el mago Sarasola quería evitar el efecto ‘bola de nieve’ que se produjo en las otras dos grandes quiebras del sector turístico (el operador turístico Orizonia en 2013 y la crucerista Pullmantur en 2020). El fracaso en las negociaciones para encontrar nuevos socios que se hicieran con el negocio aceleró la liquidación de los activos y el despido de 5.000 trabajadores, en el caso de Orizonia, y de 320 en el de Pullmantur

En un foro inmobiliario celebrado el pasado mes de octubre, Jacopo Burgio, director del área inmobiliaria de Angelo Gordon en Europa, avanzaba algunas de las claves de lo que será la nueva Room Mate con Sarasola al frente. “La nueva compañía la podemos utilizar para comprar algunas marcas e incluso para franquiciar. Hasta ahora era una marca de contratos en alquiler y ahora queremos cambiarla, metiendo capital y cambiando hacia contratos de gestión, con un múltiplo de rentabilidad mayor, e incluso de franquicia”, aseguró en su intervención. Como puntos fuertes de la cadena destacó la gran reputación de marca (está valorada en 85 millones de euros) y su penetración en redes sociales, “con más followers que cadenas multinacionales” mientras que el otro lado remarcó la necesidad de profesionalizar la gestión financiera.

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