El mundo rural busca jóvenes altamente preparados para sus empresas tecnológicas
Ingeniería, salud, marketing y economía copan las demandas. Los municipios se implican cada vez más en este proyecto de la UE
En España existe una importante fuga de talento de las zonas rurales, fundamentalmente jóvenes que se marchan a las ciudades para estudiar en la universidad. Si este hecho en sí mismo puede resultar positivo, el lado menos amable es que estos jóvenes, una vez que han completado su formación superior, no regresan a sus orígenes por entender que no cuentan con oportunidades laborales. Sin embargo, la realidad es bien distinta. Muchas empresas de las zonas rurales son las que no encuentran el talento profesional que necesitan.
Una de estas empresas es la conocida compañía de electrodomésticos Taurus, situada en Oliana, una localidad del Alto Urgell de poco más de 1.000 habitantes y que con una plantilla de 300 trabajadores ha acogido en los últimos cinco años a entre 15 y 20 estudiantes universitarios, de los cuales muchos se han quedado de manera indefinida. Sus perfiles van desde la ingeniería a un elevado nivel inglés.
Otro ejemplo es Artesanies Carlit, una compañía de embutidos localizada en Puigcerdá que cuenta con economistas que previamente estuvieron de becarios. El Museo Etnográfico de Ripoll también ha demandado universitarios.
La realidad del mundo rural ha evolucionado a lo largo de los últimos años. El empleo que se genera en estas áreas ya no depende en exclusiva de la agricultura, la ganadería o el turismo. Ahora la ingeniería, la salud, el marketing, la economía o la cultura ganan terreno, pero se encuentran con una importante falta de mano de obra que impide cubrir estos nuevos puestos. “Así se resume el problema de la empleabilidad en el mundo rural, según Mireia Font, gerente del Consorcio de Grupos de Acción Local (GAL) Alt Urgell-Cerdanya, uno de los 284 GAL que trabajan en España, al amparo del programa Leader de la Unión Europea (UE), para impulsar el desarrollo económico y social de las zonas rurales.
Casar estas demandas de empleo con las ofertas que se ofrecen en estos lugares potencialmente menos poblados es el objetivo del proyecto Odisseu, en el que participa la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) y que solo en su ámbito de influencia se han beneficiado 391 empresas rurales y más de 400 estudiantes de grado y máster entre 2016 y 2022, lo que se ha traducido en cerca de 50 contratos de trabajo estables.
En esta misma línea se inscribe el programa Campus Rural, de prácticas universitarias en entornos rurales que los Ministerios de Universidades y de Transición Ecológica y Reto Demográfico, con apoyo de las universidades, han puesto en marcha este año.
Su participación se ha elevado a 400 estudiantes de 37 universidades y, según el ministro de Universidades, Joan Subirats, se ampliará hasta 1.000 estudiantes para 2023.
El interés va en aumento año tras año y, como señala Font, “muchos pequeños municipios ya han empezado a elaborar catálogos de viviendas disponibles o a lanzar iniciativas de vivienda social o en condiciones favorables para jóvenes o familias”. Los apagones digitales se remedian con espacios de coworking que facilitan la integración.
Los datos ofrecen una dura realidad. Entre 1975 y 2021 la población española aumentó el 38%, pasando de 34 a 47 millones de habitantes, una cifra que, si se desciende a nivel provincial, muestra cómo 17 de estos territorios redujeron su población, siendo la que más Zamora, que perdió el 31% de sus habitantes. El 20% de la población se reparte en el 85% del territorio, mientras que el 80% restante se concentra en grandes áreas urbanas que apenas ocupan el 15% del territorio. Todo ello provoca que España sea el cuarto país de la Unión Europea, después de Estonia, Letonia y Finlandia, con más municipios en riesgo de despoblación.