El déficit comercial se dispara a niveles de 2008 por el alza del precio de la energía
El coste de importar petróleo, gas, carbón y electricidad se ha duplicado en doce meses
El elevado precio de la energía sigue deteriorando la balanza comercial española, pese a que las exportaciones de bienes volvieron a alcanzar máximos históricos. Entre enero y octubre, las ventas a terceros países subieron un 23,6% anual hasta rozar los 320.000 millones de euros, un hito nunca alcanzado antes y que ha quedado diluido por el crecimiento imparable de las importaciones como consecuencia del alza del precio de la energía. En ese mismo período, las compras de bienes a otros países se dispararon un 38% hasta superar los 380.000 millones de euros, según el último informe elaborado por la Secretaría de Estado de Comercio.
De este modo, el déficit comercial se disparó hasta superar los 60.000 millones de euros, lo que supone multiplicarlo por 3,6 veces respecto a hace un año y devolverlo a niveles de 2008 en el inicio de la Gran Recesión. "En un contexto internacional complejo donde se muestra desaceleración del comercio mundial, el sector exterior español sigue mostrando dinamismo y los flujos comerciales se mantienen a niveles elevados. Hay que seguir sumando para que nuestro sector exterior sea cada vez más amplio, cada vez exporten más empresas y que las exportaciones sean de mayor valor añadido”, recalcó la secretaria de Estado de Comercio, Xiana Méndez.
El principal responsable del deterioro de la balanza comercial es el incremento del precio de la energía, que ha obligado a las compañías españolas a gastar más dinero para comprar los recursos necesarios para garantizarse el suministro. En los diez primeros meses de 2022, el coste de importar recursos energéticos (petróleo, gas, carbón y electricidad) se disparó un 114,2% anual hasta los 76.158 millones de euros, lo que supuso un 20% del total de las compras de bienes españolas. Un año antes, con las cotizaciones internacionales mucho más bajas, la cifra fue de 35.546 millones, un 54% menos.
El incremento del coste ha sido generalizado, aunque ha sido especialmente llamativo en el caso del gas. Las importaciones se dispararon un 249% anual hasta los 21.900 millones frente a los 6.275 millones registrados solo un año antes, lo que implica que se han multiplicado 3,5 veces en ese período. El aumento ha sido mas moderado en el caso del carbón y electricidad (5.182 millones con un alza anual del 106,8%) y del petróleo (49.075 millones, un 83,4% más).
Un análisis más pormenorizado de las importaciones muestra que las diez partidas que analiza la estadística mensual que realiza la Secretaría de Estado de Comercio han crecido a tasas de dos dígitos, lo que corrobora que el impacto negativo de la inflación ha sido generalizado, aunque más apreciable en los alimentos y en las materias primas. Las compras de alimentos a terceros países se dispararon un 34,2% anual, con aceites, grasas y huevos en los primeros puestos. La cadena de transmisión de la inflación arranca aquí, ya que si la factura se le encarece al supermercado o hipermercado, este posteriormente lo traslada íntegra o parcialmente a los clientes. Para tratar de parar esa espiral inflacionista, Podemos ha propuesto un impuesto extraordinario a los beneficios de los grandes supermercados, con un tipo del 33%, rechazado por las grandes superficies y supermercados, que han advertido del efecto negativo que tendrá en un contexto hiperinflacionista.