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La división de EY presenta un desafío clásico... de los de EY

Los socios jubilados, que no pueden votar, se quejan de lo que implica para sus pensiones y el futuro de la empresa

Carmine di Sibio, presidente y CEO de EY.
Carmine di Sibio, presidente y CEO de EY.reuters

La división de EY en dos negocios –una consultoría y una auditoría– es una clase magistral de complejidad. Para empezar, solo se producirá si los socios de unos 75 países se ponen de acuerdo. Pero también hay otros con opiniones firmes y un interés en el resultado. Los socios jubilados de EY, que no pueden votar, se quejan de lo que significa la división para sus pensiones y el futuro de la empresa, según un memorando obtenido por el Financial Times, que dice que la carta tiene más de 150 signatarios.

Los puntos que plantean son válidos. ¿La división del negocio fiscal en dos, dividido entre la rama de auditoría y la de consultoría, lo debilitará? ¿Quién dirigirá las dos nuevas EY? ¿Y qué pasará con los aspectos difíciles de dividir, como el cumplimiento normativo y las tecnologías de la información? Aunque la mayoría de los perímetros de la división están esbozados, todavía no se han comunicado claramente todos ellos.

La separación sigue siendo la mejor manera de gestionar los conflictos, e incluso los antiguos empleados de EY admiten que entienden ese reto. Como empresa única, EY no puede auditar a sus clientes de consultoría, por ejemplo.

Pero a la hora de la verdad, solo ocurrirá si los socios de EY creen que les beneficia a nivel individual. Eso se reducirá a cuestiones como el pago en efectivo que se hará a los socios de auditoría para consumar el divorcio. Tiene que ser lo suficientemente alto como para que lo acepten, pero no tan alto como para que los consultores protesten.

En cierto modo, es un reto clásico de los de EY, pero con los socios como clientes. El jefe, Carmine Di Sibio, está tratando de vender una idea lo suficientemente inteligente como para dar una ventaja a la empresa, pero lo suficientemente simple como para que todo el mundo pueda aceptarla.

Incluso si sale adelante, cualquier fragilidad será seguramente explotada por los grandes rivales de EY: KPMG, Deloitte y PricewaterhouseCoopers. Con una mayoría de 13.000 socios a los que convencer, Di Sibio tiene mucho trabajo.

Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías

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