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Laura Baena: “Para ser madre y profesional emprender es de las únicas vías”

En el libro ‘Yo no renuncio’ relata cómo tuvo que abandonar su trabajo tras la maternidad

Laura Baena, fundadora del Club de las Malasmadres.
Laura Baena, fundadora del Club de las Malasmadres.
Ixone Arana

El mes que viene se cumplen nueve años del primer tuit que Laura Baena (Málaga, 1981) escribió desde la cuenta de Malasmadres. “¿Por qué te canonizarían como Malamadre?”, preguntaba. No podía imaginar que ese sería el desencadenante de su gran proyecto como creativa publicitaria. Con el tiempo, el club se ha convertido en una comunidad emocional de miles de mujeres que luchan por un objetivo común: la conciliación. Su fundadora, autora también del libro Yo no renuncio, donde relata cómo tuvo que abandonar su trabajo y formar su propio negocio tras ser madre, está incluida en el Top 100 Mujeres Líderes en España y ha recibido cantidad de premios por su compromiso, pero reconoce que todavía queda mucho trabajo para lograr el propósito del club.

R. ¿Ahora que el teletrabajo no es forzoso es más útil para conciliar?
R. Hay que pensar que sí. Es verdad que cuando el año pasado empezamos a ver cómo se volvía a caer en una presencialidad absurda tuvimos miedo de que no hubiésemos aprendido nada. El teletrabajo que hicimos en pandemia no era el bueno porque lo compaginamos con las tareas doméstico familiares, pero es una buena medida para favorecer la conciliación si se lleva a cabo con flexibilidad horaria y con empresas comprometidas que no solo implementan el teletrabajo y ya, sino que realmente lo hacen con una revisión del modelo laboral.
R. ¿Resulta más fácil siendo autónoma?
R. Por desgracia, muchísimas mujeres emprendemos cuando llega la maternidad para poder conciliar. Por tanto, es un emprendimiento por necesidad y no por talento. Esto lleva a mucho fracaso de pequeñas empresas y de ideas que pueden ser buenas pero no tienen ni el acompañamiento ni las ayudas que tienen que tener. La mayoría de las mujeres no hemos sido madres para ser solo madres y olvidarnos del resto de facetas. Pero si tú quieres ser madre y profesional en este país, por desgracia, el emprendimiento es de las únicas maneras que te permite hacerlo.
R. ¿Por qué cuesta tanto implantar modelos de conciliación en las empresas?
R. Hay una falta de confianza total y hay un problema en los mandos intermedios. Yo a mi equipo no le pido un justificante médico, trabajamos por objetivos. Sabemos lo que tiene que hacer cada uno y con hacer el trabajo es suficiente. En muchísimas empresas puede hacerse esto, pero la gente sigue anclada a ese salario y ese posicionamiento profesional de tomarte las cañas después de trabajar y tomar decisiones en una comida. Eso ya está demodé. También conocemos empresas grandes que tienen planes de igualdad maravillosos y políticas de conciliación de nota que no llegan a los equipos de trabajo porque tienen mandos intermedios anclados en el pasado, con un liderazgo jerárquico y una manera de entender el trabajo que ya no tiene ningún sentido.
R. La semana pasada estuvo en la mesa asesora para los cuidados del Ministerio de Igualdad, ¿algún avance en este sentido?
R. Nos encontramos medidas de conciliación ya aprobadas en las que no hay perspectiva de género y en las que no se ha tenido en cuenta ni la corresponsabilidad ni la responsabilidad de las empresas. Son parches que no están atajando el problema desde la base estructural. El trabajo que se hace es maravilloso, pero insuficiente. No puede ser solo social, se necesita la ayuda de las empresas y hay mucho que hacer todavía, también desde el Ministerio de Trabajo.
R. Según el primer estudio sobre el coste de la conciliación en España, presentado por el Club, el 57% de las mujeres sufrió pérdidas salariales tras ser madres. ¿Cómo es que no se había analizado antes?
R. En 2015, cuando presentamos el primer estudio, no se presentaba como variable de la conciliación la maternidad, cuando se sabe perfectamente que es el punto de inflexión que dispara la brecha salarial y a la renuncia. Una de las principales reclamaciones es la falta de datos oficiales anuales.
R. Revela que el coste también es emocional.
R. Una de cada dos mujeres pierde salario cuando llega la maternidad, pero también hay un coste emocional y psicológico. Es muy duro ver cómo estamos totalmente atrapadas en una rueda de hacer, hacer, hacer, en la que no se prima el trabajo reproductivo y hasta que no se ponga en valor no vamos a conseguir salir de ahí. A nadie le importa que la salud mental de las madres se esté yendo por el sumidero.
R. ¿Cuál es la solución?
R. El 70% de las madres declara necesitar ayuda psicológica pero no la tiene por falta de dinero, falta de tiempo o vergüenza por el qué dirán. Por eso, hemos implantado un teléfono gratuito e ilimitado de atención psicológica las 24 horas del día. Esto conecta con la educación y tenemos que cambiarlo porque no nos permitimos ni siquiera pedir ayuda, y eso es muy grave.
R. Hablando de educación, ¿qué opina de la propuesta del PSOE de Madrid de ampliar el horario escolar para fomentar la conciliación?
R. A día de hoy los horarios escolares se adaptan a los laborales y es la única solución para muchas familias porque no hay políticas públicas, pero no puede ser porque lo que hace es liberar a las empresas. Lo exponían como una solución para que las madres no tengan que coger una reducción de jornada. ¿De qué sirve que el colegio esté abierto a las siete de la tarde para que esa madre vaya a recoger a sus hijos haciendo malabares, llegue a casa y tenga que hacer todo el trabajo del cuidado? Es surrealista. Hay buenas iniciativas, pero me da la sensación de que no llegamos a entender que la conciliación es un problema transversal y los distintos Ministerios tienen que tenerlo en cuenta para que esté todo unido y se trabaje en conjunto. Pero queda mucho para eso.

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Sobre la firma

Ixone Arana
Es redactora de Estilo de Vida. Antes de incorporarse a EL PAÍS, donde también ha escrito para la sección de Madrid, trabajó en 'Cinco Días', principalmente en la sección de Fortuna. Graduada en Periodismo por la Universidad del País Vasco y Máster de Periodismo UAM-EL PAÍS.

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