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Las renuncias a herencias siguen al alza por las deudas y los efectos del Covid

Los notarios desligan que los rechazos se produzcan por razón de los impuestos En la primera mitad de 2022 se han producido 27.000 renuncias, en línea con 2021

Renuncias a herencias
Infografía: Belén Trincado
Pablo Sempere

El año 2021 terminó con un récord absoluto tanto en el número de herencias tramitadas por los españoles como en la cantidad de renuncias sobre estas transmisiones. En total, el ejercicio cerró con 365.897 adjudicaciones por título sucesorio, un 22% más que las anotadas en 2020. A su vez, 55.574 personas que figuraban como beneficiarias decidieron rechazar la sucesión, en este caso un 25% más que en el ejercicio previo.

El año 2022, según muestran los primeros datos que recopila el Consejo General del Notariado (CGN), parece que cerrará en la misma línea. Detrás hay dos grandes razones, tal y como avanza la portavoz del CGN, María Teresa Barea. Por un lado, el efecto arrastre de la mortalidad excesiva vivida durante lo peor de la pandemia. Por el otro, las deudas que obligan a muchos a rechazar el trámite.

Los datos de la primera mitad del año, ya cerrados, muestran que entre enero y junio se tramitaron unas 177.200 sucesiones, con unos 27.200 herederos que decidieron rechazar su parte. Según apunta Barea, los números del segundo semestre suelen coincidir con los del primero, por lo que el saldo final de 2022 rondará previsiblemente en las 350.000 adjudicaciones por título sucesorio y en las 54.000 renuncias. Son cifras muy similares a las de 2021 y totalmente atípicas si se comparan con los años previos a la crisis sanitaria.

“Sigue habiendo un exceso de herencias que se explica por el número de fallecimientos que hubo en 2020 y por los plazos en el momento de tramitar la sucesión”, señala Barea. Es de prever, de hecho, que la tendencia pueda prolongarse hasta 2023 e incluso 2024, “ya que es común que los herederos alarguen el proceso durante dos o tres años” después del fallecimiento.

El aumento de las renuncias, por su parte, radica en otras causas. La principal de ellas, recalca la portavoz del CGN, es la existencia de deudas: “El heredero se encuentra con que el difunto ha dejado más pasivo que activo y decide por ello rechazar la adjudicación”.

Esta posibilidad es mucho más común, prosigue, en épocas cercanas a las crisis económicas como la desatada tras la irrupción del Covid-19, “cuando la situación patrimonial del fallecido puede ser más dudosa”.

Las cifras de renuncias a las herencias, explica Barea, muestran el número de sucesores que rechazan una transmisión. Es decir, dado que una herencia puede recaer sobre más de una persona, lo cual es muy habitual, las 27.000 renuncias registradas en la primera mitad del año no se traducen en la misma cifra de herencias rechazadas, sino en 27.000 personas que optan por descartar la transmisión a la que tienen derecho.

Con todo, afirma Barea, la proporción de renunciantes que se registra año tras año sí sirve para analizar la tendencia. Esto permite ver cómo el porcentaje de herederos reacios va creciendo levemente año tras año, hasta situarse en un 15,3% en el primer semestre del presente ejercicio.

El miedo a posibles deudas, sin embargo, no es la única razón que lleva a un heredero a rechazar la sucesión. La otra gran causa, con mucho menor peso según Barea, son los costes asociados a la propia tramitación. Aquí entrarían en juego impuestos como el de Sucesiones o las plusvalías municipales de los bienes inmuebles, por ejemplo.

Estas renuncias suelen darse en los casos de “herencias con poco líquido”, en las que, por ejemplo, se recibe una vivienda pero no dinero. Esta tesitura, muy habitual según la portavoz, lleva a que muchos herederos que en ese momento no tienen liquidez se vean obligados a rechazar la sucesión por no poder costear los trámites que esta lleva asociados.

La razón fiscal, sin embargo, pierde peso al analizar el porcentaje de renunciantes de cada comunidad. Según explica Barea, aunque en las autonomías que más bonifican impuestos como el de Sucesiones suele haber cifras más bajas, la diferencia con el resto de regiones “no es tan grande como para que el aspecto tributario juegue un papel primordial”.

Las mayores bonificaciones, por ejemplo, se dan en Madrid, Andalucía o Galicia, en donde el peso de los rechazos oscila entre el 13,2% y el 19,7%, una horquilla similar a la que se ve en Comunidad Valenciana o Cataluña, con mayores tipos impositivos. Por ello, “los datos abonan la idea de que la razón más frecuente tras la renuncia es la existencia de deuda y no el coste fiscal”, afirma Barea.

Sin riesgo por el pasivo

Los notarios, ante el crecimiento de las renuncias, insisten en que los herederos se familiaricen con el concepto de “aceptación a beneficio de inventario”, que permite “dejar a salvo el patrimonio prexistente de la posible deuda”, explica Barea.

Esta fórmula está ideada para utilizarse en aquellas “herencias grises”, cuando se desconocen los bienes y obligaciones que se van a recibir. Así, el heredero responde a las posibles deudas únicamente con los bienes que se enmarcan dentro del propio legado, sin arriesgar su patrimonio previo.

Los notarios, sin embargo, lamentan el desconocimiento que hay en torno a esta posibilidad. En 2021 solo 1.300 herederos hicieron uso de esta figura. En la primera mitad de 2022 la cifra llegó a las 543 personas.

Sobre la firma

Pablo Sempere
Es redactor en la sección de Economía de CINCO DÍAS y EL PAÍS y está especializado en Hacienda. Escribe habitualmente de fiscalidad, finanzas públicas y financiación autonómica. Es graduado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid.

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