El rescate energético británico deja muchos detalles a oscuras
El intervencionismo, en todo caso, aleja definitivamente al sector del mercado libre
El jueves, Liz Truss se comprometió a limitar la factura media de electricidad y gas de los hogares a 2.500 libras al año durante dos. La letra pequeña será clave.
El plan ha llevado a la liberal Truss por un camino intervencionista. En un o anterior, proveedores como Centrica y EDF habrían emitido deuda garantizada por el Estado para cubrir la diferencia entre el límite de precios y los costes mayoristas, y recuperar el coste de los consumidores a través de facturas futuras más altas. Pero el Gobierno parece haber decidido que los contribuyentes financien directamente la ayuda.
La primera pregunta sin respuesta es cuánto costará. Si cada uno de los hogares recibe una subvención de 2.000 libras durante dos años, la factura será de 116.000 millones. Pero la carga real podría ser mayor o menor, porque depende de los precios mayoristas. Truss también ayudará a las empresas durante seis meses y ofrecerá respaldo de liquidez a las energéticas. Además, si el Estado se compromete a pagar a los proveedores la diferencia entre sus costes y las facturas congeladas, tendrán pocos incentivos para buscar tarifas mayoristas más bajas o para fijar precios más bajos a largo plazo.
Otra gran duda es cómo y cuándo se devolverá la deuda. Lo mejor sería limitar el aumento del endeudamiento público mediante una tasa sobre los más ricos. Pero Truss podría retrasarlo hasta las próximas elecciones. También ha descartado un impuesto extraordinario a las energéticas.
El Gobierno planea exprimir directamente a las generadoras de renovables o nuclear, cambiando los contratos con el Estado que les permiten embolsarse la diferencia entre sus costes y los inflados precios mayoristas. Pero pueden ser difíciles de romper.
Todo este intervencionismo es difícil de cuadrar con los dividendos y los bonus a los ejecutivos. Es probable que Truss se resista a aumentar la participación del Estado en el sector. Pero ya se ha alejado firmemente de un mercado libre de la energía.
Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías