El vapeo se abre a discutir su fiscalidad para evitar el cierre de sus establecimientos
El anteproyecto de Hacienda limita su venta a los estancos
El sector del vapeo se enfrenta a un escenario de cinco años tras los cuales todos los establecimientos deberán echar el cierre. Así al menos lo contempla el anteproyecto de ley de ley del mercado de tabacos presentado en mayo por el Ministerio de Hacienda, que prevé que los cigarrillos electrónicos y sus productos solo se vendan en estancos, prohibir su comercialización online y equiparar su fiscalidad a la de los cigarrillos tradicionales.
UPEV, la principal asociación de esta actividad, se abre a discutir la inclusión de una tributación especial para estos productos, siempre que el cierre de los establecimientos no prospere. Según cálculos de la patronal, en España hay unas 400 tiendas independientes, y el sector emplea a 3.000 personas, incluidos fabricantes. Los ingresos para este año se estiman entre 80 y 85 millones, con unos 560.000 usuarios habituales. En Francia, este sector genera 500 millones en ventas.
"Se traslada la facturación completa de un sector a los estancos en detrimento de la destrucción de miles de empleos y de negocios consolidados en España", dice Arturo Ribes, presidente de UPEV.
El anteproyecto de ley, que está en proceso de alegaciones, incorpora a cigarrillos electrónicos y dispositivos de tabaco calentado a la declaración de monopolio, que llevará su venta a los estancos, "por su íntima conexión" con los productos de tabaco tradicional. Los primeros sí contienen nicotina en sus cargas, pero no tabaco.
Hacienda quiere con ello "equiparar en todo lo posible el régimen de distribución, comercialización y control". El régimen transitorio para el cierre de los establecimientos sería de cinco años. "No hay ninguna motivación sanitaria", dice Ribes. "El anteproyecto lo hace Hacienda, así que el sentido es recaudatorio. ¿Quieren poner impuestos especiales al vapeo? Lo podemos hablar, siempre que sea asumible para el sector. Preferimos eso al cierre irrevocable", añade.
Sin embargo, considera que el cigarrillo electrónico no puede equipararse fiscalmente ni al cigarrillo tradicional, ni a los dispositivos de tabaco calentado. "Son totalmente diferentes. Unos tienen tabaco y otros no. No podemos aceptar una equiparación". En la actualidad, los cigarrillos electrónicos están gravados con el IVA correspondiente por su venta.
En el informe de alegaciones al anteproyecto legal, UPEV explica que "no existe en ningún país de nuestro entorno (en toda la UE) que hayan adoptado una medida similar o que introduzcan un sistema de venta tan limitado y restringida", y que la venta de sus productos en los estancos va en contra de las recomendaciones de la CNMC.
Además, señala que el anteproyecto situaría a Imperial Brands en una posición de "semimonopolio con un control ventajoso de la cadena de distribución de estos productos frente al resto de distribuidores", al ser, a través de Logista, el principal distribuidor de tabaco en los estancos.
En UPEV, de momento, esperan la respuesta de Hacienda a su informe y piden una reunión para discutir la reforma legal. "Si tiene que prosperar, que sea en beneficio de todos", dice Ribes.
Vapeo y menores de edad
El anteproyecto legal también alude a la protección de los menores como argumento para que los cigarrillos electrónicos solo se vendan en los estancos. Según un estudio de Ipsos en mayo, la incidencia de estos productos entre jóvenes de 14 a 18 años era del 3,2%, un porcentaje que ha crecido en los últimos tres años. “Los menores buscan todo tipo de artimañas para acceder, también al tabaco” ,dice Arturo Ribes. El último informe Estudes, elaborado por Sanidad, cifra en un 23,9% la prevalencia del consumo de tabaco entre estudiantes de secundaria de entre 14 y 18 años en los últimos 30 días, y en un 38,2% en quienes lo ha probado alguna vez. La misma encuesta cifra dice que un 44% de los jóvenes de esas edades han probado los icgarrillos electrónicos, 4,1 puntos más que en 2019.