Un impulso a la paz y la prosperidad en Oriente Próximo
Los Acuerdos de Abraham de 2020 entre Emiratos Árabes e Israel han abierto un esperanzador escenario para la política y la inversión
Madrid fue la sede de la Conferencia de Paz de 1991, una de las iniciativas más relevantes de la época, para resolver el conflicto árabe-israelí a través del lanzamiento de conversaciones bilaterales y multilaterales entre las partes, sentando las bases para el entorno de paz actual. Treinta años más tarde, los Acuerdos de Abraham de 2020 han permitido la normalización de las relaciones entre Israel y Emiratos Árabes Unidos (EAU), para contribuir a construir un nuevo Oriente Próximo sobre la base de la prosperidad compartida.
Actualmente, somos testigos de que se están acometiendo iniciativas empresariales para involucrar a organizaciones israelíes, emiratís y españolas, a fin de poder identificar oportunidades y ámbitos de cooperación de proyección futura e interés común.
Estamos ante un gran avance, el que supone la reconciliación y la apertura de relaciones diplomáticas, económicas y comerciales entre EAU e Israel, así como el impulso al comercio y las inversiones bilaterales, que desencadenará nuevas oportunidades de negocio y colaboración en sectores de futuro, innovadores y sostenibles, para las comunidades empresariales de los tres países.
Los Acuerdos de Abraham han abierto un nuevo y esperanzador escenario geopolítico. Un primer resultado fue la constitución hace dos años del UAE-Israel Business Council para promover el desarrollo de iniciativas empresariales conjuntas en sectores como tecnología, finanzas, logística y transporte, tecnología médica y biotecnología, agricultura, energía, agua y servicios profesionales. A principios de este año, ambos Gobiernos constituyeron un fondo de inversión conjunto de 8,5 millones de euros anuales, para apoyar a empresas y proyectos de alta tecnología, ofreciendo incentivos financieros, impulsando tecnologías emergentes e identificando potenciales socios extranjeros.
Además, en mayo, tan solo tras cinco meses de negociación, firmaron un acuerdo de libre comercio entre ambos países de gran alcance, ya que cubre comercio de mercancías y de servicios, contratación pública, comercio electrónico y protección de la propiedad intelectual e industrial. Así como la liberalización prácticamente total de los intercambios de bienes, servicios e inversiones, que generará un rápido aumento de la integración entre ambas economías.
Centrándonos en datos macroeconómicos, destacamos que Israel cuenta con 9 millones de habitantes, un PIB de unos 400.000 millones de euros, un crecimiento estable y sostenido, y una población joven, bien formada, dinámica, creativa y emprendedora. Es el país líder mundial en ecosistemas de startups, emprendimiento y capacidad de innovación, con más de 300 centros de I+D. Sus sectores de mayor proyección internacional son ciencias de la vida, automoción, aeroespacial, alta tecnología y semiconductores, ciberseguridad, energías limpias, ciudades inteligentes y tecnología aplicada a los sectores financiero, agrícola, alimentaria y del agua.
En lo que respecta a Emiratos Árabes Unidos, mantiene un PIB muy similar al de Israel, y 1 millón más de habitantes. Está catalogado como uno de los países con mayores reservas de petróleo (sexto) y de gas (séptimo) del mundo; sin embargo, sus autoridades han acometido una ambiciosa política de diversificación productiva, que ha logrado reducir el peso de ese sector hasta el 30% del PIB, al tiempo que ha aumentado sensiblemente su contribución en sectores como construcción, transporte y logística, pues estamos ante un gran hub logístico entre Europa, Asia y África. Asimismo, cabe destacar el crecimiento en el sector del turismo y la industria no petrolera.
Las prioridades del Gobierno para el desarrollo del futuro de Emiratos Árabes Unidos se apoyan en los recursos financieros de sus relevantes fondos soberanos, y al igual que Israel, apuesta por investigación y desarrollo, agricultura y alimentación, ciencias de la salud, tecnologías de la información e inteligencia artificial, el sector farmacéutico y la industria manufacturera.
Ello ha provocado que hayan duplicado su peso en el PIB, hasta el 25% en diez años. Emiratos Árabes Unidos cuenta con un entorno de negocios legal, regulatorio, fiscal y financiero, lo que lo convierte en un mercado muy favorable para la inversión.
Para cerrar este triángulo, destacamos que España es un país que goza de un gran atractivo para inversores; así, por ejemplo, la Comunidad de Madrid, con sus 6,5 millones de habitantes, es el motor económico de España, al ocupar la primera posición en términos de PIB, con unos casi 230.000 millones de euros, y en creación de empresas y atracción de inversiones extranjeras, con un entorno regulatorio favorable al desarrollo empresarial, una limitada burocracia, libertad económica y reducida carga fiscal. La capital de España posee un tejido empresarial muy competitivo, con compañías líderes en sus sectores a nivel mundial, en infraestructuras, servicios financieros y seguros, ingeniería, telecomunicaciones, energía, sanidad y ciencias de la vida, logística o servicios profesionales.
Con todo esto, vemos que los sistemas productivos de Israel, EAU y Madrid son claramente complementarios y ofrecen un enorme potencial de colaboración entre sus empresas para acometer proyectos de interés común. Es el momento adecuado para iniciar un camino de conocimiento mutuo, identificación de oportunidades conjuntas y aprovechamiento de las sinergias existentes.
Estamos asistiendo a un proceso en marcha al que se están incorporando otros países como Bahréin, Omán o Egipto, y al que esperamos se sumen otros como Marruecos y Arabia Saudí.
Borja Gervás y David Hatchwell son fundadores de la reunión empresarial Madrid and The New Middle East