El Ibex firma su mejor racha desde mayo de 2020 con el impulso del IPC de EE UU
Suma un 0,49% y encadena siete sesiones consecutivas al alza
El mercado aguardaba con expectación el dato de inflación en EE UU. Aunque la tasa desaceleró más de lo previsto, el indicador continúa estando lejos del objetivo del 2% que establece la Reserva Federal. En julio el alza de precios interanual repuntó al 8,5%, dos décimas menos de lo esperado y por debajo del 9,1% registrado en junio, un comportamiento que obedece en gran medida a la caída de los precios de la gasolina. Por su parte, la tasa subyacente que excluye los precios de la energía y los alimentos se situó en el 5,9%, sin cambios respecto a junio y dos décimas por debajo de lo previsto.
La moderación fue suficiente para prolongar la remontada en la que están inmersas las Bolsas en el último mes y medio. El Ibex 35 se hizo fuerte sobre los 8.300 puntos y subió un 0,49% en su séptima sesión consecutiva alza, algo que no sucedía desde mayo de 2020. No obstante, la intensidad de las subidas es muy diferente. En las últimas siete sesiones el selectivo avanza un 3,3%, frente al 9,3% que sumó hace dos años.
El comportamiento de la Bolsa española se movió en sintonía con el resto de índices europeos, que con el dato de inflación cambiaron las pérdidas por las subidas. El Dax alemán avanzó un 1,23%; el Cac francés, un 0,52%; el Mib italiano, un 0,95% y el FTSE británico, un 0,25%. Más intensas fueron las ganancias de Wall Street. El Dow Jones cerró la sesión con un avance del 1,63%, mientras que el Nasdaq subió un 2,89%.
La desaceleración experimentada por el IPC alimenta las expectativas de que la Reserva Federal aminore el ritmo de las subidas de tipos. Aunque la institución continuará adelante con su estrategia de doblegar la inflación y subir las tasas, los operadores no han tardado en poner en precio una subida de 50 puntos básicos en septiembre, frente a los 75 puntos básicos de las últimas dos reuniones.
Steven Bell, economista jefe para EMEA de Columbia Threadneedle, califica de efímero el repunte en el que están inmersas las Bolsas. El experto considera que la inflación es persistentemente alta, lo que significa que la Fed tendrá que subir las tasas considerablemente. “Se avecina una recesión y eso hace probable un aumento del desempleo y una caída de los beneficios empresariales”, apunta. En los próximos 12 meses los estrategas de Citi otorgan una probabilidad del 65% a este escenario.
Silvia Dall’Angelo, economista senior de Federated Hermes Limited, reconoce que la inflación supuso un cierto alivio para los mercados financieros y los responsables políticos, pero sigue siendo incómodamente alta. Es decir, es muy probable que la política monetaria se endurezca más a lo largo del año. La experta señala que la lucha contra la alta inflación que han emprendido los bancos centrales dista mucho de haber concluido. “Los riesgos de que se consolide una inflación elevada siguen siendo elevados en en el contexto de un mercado laboral tenso”, apunta. Dall’Angelo considera todavía es demasiado pronto para aventurar si en septiembre el repunte de tipos será de 50 o 75 puntos básicos. Aunque Powell dejó la puerta a una aminoración en el ritmo de subidas, una semana antes de que se reúna el comité se publicará el dato de agosto, un indicador que ayudará a calibrar si el IPC tocó techo en junio. Los miembros de la institución señalaron que para frenar la intensidad de la normalización monetaria serán necesarios varios meses de evidencias de que los precios se están enfriando.
“Los mercados siguen asediados por la incertidumbre. Las perspectivas de crecimiento no son tan halagüeñas, el peligro de la inflación está lejos de desaparecer, por lo que es probable que los bancos centrales sigan subiendo”, apunta Stefan Kreuzkamp, director de inversiones de DWS. El experto aconseja cautela. “Las alentadoras tendencias que tienen los activos de riesgo para julio no deben extrapolarse al resto del año”, remarca.
Las simples expectativas de que le Reserva Federal aminore el ritmo de la normalización monetaria fue suficiente para que las rentabilidades de la deuda hicieran un alto en el camino. La posiblidad de que las tasas suban 50 puntos básicos frente a los 75 de las pasadas reuniones se tradujo en una caída de dos puntos básicos para el bono de EE UU a 10, que se sitúa en el 2,76%. Lo que no ayudó fue a frenar la inversión de la curva de tipos, un síntoma de recesión. La deuda a corto plazo sigue paganado más que los bonos a largo. Aunque los titulos a dos años cedieron 11 puntos básicos, se sitúan en el 3,16% mientras la deuda a cinco años cae ocho puntos, hasta el 2,88%. Por efecto contagio la caída de las rentabilidades se trasladaron a Europa. El bono español baja del 2% mientras el italiano continúa anclado en el 3% y la deuda alemana cede al 0,88%.
La menor agresividad que pudiera mostrar la Fed en las próximas reuniones sirvió de revulsivo al euro. La divisa europea avanza un más de un 1%, hasta los 1,03 dólares.