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Tecnología

El camino de una innovación hasta llegar al mercado

Una fase de industrialización es clave para popularizar la tecnología Entre las candidatas a llegar próximamente está una digitalización que haga que moverse pierda sentido

Un Xerox Alto, el primer ordenador que incorporó una interfaz gráfica y un ratón, reposa en un museo estadounidense.
Un Xerox Alto, el primer ordenador que incorporó una interfaz gráfica y un ratón, reposa en un museo estadounidense. Getty Images
Fernando Belinchón

En el marco de la Global Mobility Call, la conferencia sobre movilidad sostenible que se celebró la semana pasada en Madrid, uno de los ponentes, el célebre físico Michio Kaku, repasaba cuáles pueden ser algunas de las tecnologías que marquen el futuro cercano de la humanidad. Además de enumerarlas, hizo referencia al ciclo que siguen las innovaciones desde que son concebidas hasta que consiguen llegar al gran público.

Kaku comentaba que tanto en la máquina de vapor como en la llegada de la electricidad, o en el caso de la popularización del automóvil, todas estas tecnologías que revolucionaron por completo la sociedad siguieron un patrón de adopción similar. En un primer momento, el Ejército o los Gobiernos hicieron uso de ellas, en segundo lugar, se volvieron accesibles a los más ricos y por último, llegaron al grueso de la población. Esta es una forma de ver el camino que sigue una tecnología hasta que se vuelve un fenómeno de masas, pero hay otras perspectivas.

Cremalleras y ordenadores

Inventos tan diferentes como la cremallera, el velcro o el ordenador comparten algo en común. Alberto Rodríguez de Lama, presidente de TheCube, repasa la historia de estas invenciones. “La primera patente moderna de la cremallera es de 1913 y la primera aplicación en ropa no llegó hasta 1925. Desde la patente moderna a la aplicación pasaron 12 años. En el caso del velcro, en 1955 se inscribió la patente. En el 70 los astronautas del Apollo lo usaron en el espacio y en el 78 se hizo la primera aplicación en zapatos. Desde la patente a la aplicación pasaron 15 años. Otro ejemplo, Xerox. En el año 73, en su mítico laboratorio de investigación, se creó el primer ordenador personal que usaba interfaz gráfica y ratón, que se llamaba Xerox Alto. Llegó Steve Jobs y en el 84 lanzó su primer ordenador personal y el resto es historia. 11 años de diferencia”, enumera.

A raíz de la recopilación de Rodríguez se extrae la conclusión de que el proceso entre el esbozo y la adopción incipiente lleva entre unos 10 y 15 años. En el caso de las innovaciones que transforman toda la economía, el plazo de su implementación se alarga hasta 60 años. Varios motivos explican el porqué de estos tiempos.

El experto diferencia dos fases que deben atravesar las nuevas tecnologías, una obligatoria y otra opcional, que depende de la naturaleza y magnitud de la innovación.

La fase obligatoria es para todas las innovaciones que quieren ser exitosas: “Siempre tiene que haber una capa de industrialización para la llegada masiva de una innovación”, expone. “Una tecnología explota cuando se reduce la curva de coste ya que, hasta entonces, no se dispara a nivel consumo. En el caso de la cremallera, hubo que crear la maquinaria y las herramientas de precisión para que su producción se hiciera masiva”, prosigue.

La fase opcional está reservada para aquellas que están llamadas a cambiar el mundo: “Dependiendo de la magnitud de la innovación, puede ser necesaria otra capa, que es la de infraestructuras”, sostiene. Este sería el caso de las necesarias vías férreas para el ferrocarril, los tendidos eléctricos para la electricidad, las carreteras para el automóvil o la red 5G para el futuro de la conectividad. “Las innovaciones que realmente van a cambiar la economía tienen ciclos muy largos de entre 50 y 60 años divididos en dos fases. La primera parte es la creación de la infraestructura. En ella, la tecnología nueva parece que no va a dar mejores rendimientos que lo que hay actualmente. Luego hay un punto crítico y se produce la fase de desarrollo de la tecnología, su época dorada, que dura otros 20 o 30 años. Tras ello, se convierte en eso que cambia todo por completo y deja lo anterior obsoleto”, reflexiona.

Rodríguez, empleando términos informáticos, hace un símil: Las innovaciones son en el fondo una mezcla de software y hardware. "En la historia, siempre se ha adelantado uno u otro. Pero no llegan a la vez. Esa desincronización provoca ese decalaje de entre 10 y 15 años. En 2016 di una charla sobre realidad aumentada en Retina. Ahí dije, porque lo había leído, que en esas navidades el regalo de moda iban a ser las gafas de realidad aumentada. Ahora con el lanzamiento de Meta y de las Oculus, que son 499 euros y que además no necesitan cables porque son un ordenador en sí mismas, puede ser que ahora en 2022 o en 2023 ya sí sean el regalo de moda", ilustra.

¿Qué influye en que llegue una nueva tecnología?

Fermín Carmona, cofundador y consejero delegado de Hotelverse, repasa los factores que identifica como determinantes para que una innovación logre ese uso extendido. "Lo primero es la viabilidad de producción. Esto es, que el precio del producto o servicio sea asumible por el grueso de la población y quye a la vez, deje margen de rentabilidad al proveedor", dice. "Debe tener capacidad de escalabilidad, así como elasticidad de producción en base a la demanda. Los facilitadores o complementos del producto deben tener la capacidad de evolucionar y adaptarse tecnológicamente a la velocidad y eficiencia de costes necesario", prosigue. "Por último, influyen las barreras de entrada y de salida y la velocidad de crecimiento, muchas empresas mueren por ser lentas al no crecer al ritmo que permite consolidar su posición y otros grandes actores terminan por asfixiar a la empresa".

Respecto a cuál es el gran obstáculo en la llegada de una innovación, Rodríguez piensa que cuando una no llega al mercado, es principalmente debido a la falta de paciencia."La innovación es caótica e imprevisible y tarda 10 años en llegar. Lo que falta es paciencia y previsibilidad, es decir, que los directivos y que la gente que está dotando presupuestos no se aburra. Construir es muy difícil, lleva años, mientras que cortar un presupuesto de innovación porque no cumple con las expectativas lleva minutos. Se tardan minutos en destrozar un trabajo de años. Por eso se quedan tantas innovaciones en el camino, no hay paciencia suficiente", reflexiona.

Candidatas a revolucionar

Entre el elenco de tecnologías que Kaku mencionó como las próximas candidatas a llegar al grueso de la población es difícil encontrar alguna que no parezca imposible, pero lo cierto es que muchas de ellas ya son realidad. Se encuentran en fases iniciales, es decir, todavía no se han abaratado lo suficiente y solo están al alcance de unos pocos o no cuentan aún con la infraestructura requerida.

Kaku vislumbra el mundo en 30 años como un lugar en el que internet ha terminado por cambiar las cosas por completo. Gracias a la evolución de la red y a la eliminación de la latencia, internet estaría en todas partes. Coches inteligentes que son además ordenadores, conducción autónoma o servicios médicos o legales automatizados son algunas de las innovaciones menos atrevidas que Kaku mencionó.

En el lado de las más osadas se encontraría la posibilidad de digitalizar recuerdos, poder estudiar historia hablando directamente con hologramas de los principales personajes de la humanidad o de “vivir eternamente” gracias a una copia digital de nosotros mismos. "Tenderemos a una inmortalidad digital. Si digitalizamos la vida de una persona, su forma de ser y todo lo ponemos en un holograma, podrá vivir para siempre. Esta tecnología ya está llegando a nuestros días", afirma Kaku antes de mencionar el ejemplo de William Shatner, el capitán Kirk en Star Trek, quién está siendo grabado para ser un holograma en el futuro.

"Consiste en digitalizar toda la biografía mediante entrevistas. En el futuro, hablarás con el holograma y el holograma te responderá en base a lo que sabe del individuo que representa. Podrá hablarte de su vida. En vez de entrar en una biblioteca y leer un libro sobre Julio César o Winston Churchill, tendrás la oportunidad de hablar con sus hologramas", profundiza.

Por su parte, internet pasaría a ser accesible mediante un parpadeo gracias a dispositivos que hoy ya existen, como son las lentillas Mojo Lens, que por el momento, se usan para realidad aumentada en deportes. “Todo estará conectado. El coche, las lentillas, las casas”, prevé Kaku. Para estas innovaciones, además de la mejora de la red, la infraestructura metafórica que las ayudaría sería la computación cuántica porque según el físico, la Ley de Moore sobre potencia computacional que ha posibilitado que el mundo sea como es actualmente, se está agotando.

"Se dice que el poder computacional se dobla cada dos años, pero esto es completamente insostenible. Un día, la Ley de Moore colapsará. Los nuevos ordenadores serán tan potentes como lo fueron hace dos años sin incrementos en su poder de computación. La ley de Moore fue la razón por la que entramos en una nueva era, gracias al poder de computación duplicándose cada poco tiempo. Por qué es esto posible. Porque los físicos desarrollábamos chips cada vez más y más pequeños. Sillicon Valley sabe que esto se está acabando. Sillicon Valley corre el riesgo de convertirse en otro cinturón del óxido (sobrenombre con el que se conoce a las zonas desindustrializadas de EE UU) a medida que entramos en la era de la computación de átomos", advierte Kaku.

El profesor del MIT Vladimir Bulovic, en un encuentro que mantuvo esta semana con el presidente de TheCube, hablaba precisamente de ese hipotético colapso de la Ley de Moore. "Le preguntaron a Bulovic por si la ley de Moore se estaba agotando,él cree que sin llegar a la computación cuántica, van a haber pasos intermedios de nanotecnologías que permitirán que la ley de Moore se siga cumpliendo", asevera Rodríguez haciendo referencia a una visión que contrasta con la de Kaku.

Respecto a la movilidad, el físico detalló que los vuelos a cualquier parte del mundo en pocas horas serán realidad. Al respecto, indicó que Dassault ya trabaja en un avión supersónico de uso comercial. Para solucionar los atascos, Kaku habló de sistemas de túneles como los que desarrolla la firma de Elon Musk The Boring Company. Respecto a turismo espacial, Kaku habló sobre el proyecto de Orbital Assembly sobre construir un hotel de lujo en órbita previsto para 2027. Pero el gran cambio sería el de la no movilidad. El físico prevé que a medida que se sofistique la digitalización, básicamente, cada vez tendrá menos sentido desplazarse a otros puntos.

"En el futuro, la realidad virtual podría ser nuestro hogar. La economía será híbrida. Hoy en día estamos recuperando la movilidad tras la pandemia, pero creo que en el futuro, algunas personas se quedarán en su casa. Hoy en día se ve como un juego, pero el día de mañana, los científicos podrán usar la realidad virtual para investigar. Al igual que los abogados también podrán usarla como parte de su vida. Esto es la movilidad inversa, que no es otra cosa que retraer movilidad. ¿Hasta qué punto será necesario ir de vacaciones? La gente podrá ir desde el salón de su casa a cualquier sitio que quieran. A cualquier época que quieran, a cualquier planeta que quieran", sostiene Kaku.

Empresas que son países

Si bien históricamente los militares han llevado la batuta de la innovación, esto ha cambiado. “Amazon tiene un presupuesto de I+D de 57.000 millones de dólares. Eso es el PIB de un país como Croacia, Lituania o Uruguay. Nunca nadie ha invertido tanto en innovación como Amazon. La globalización ha traído compañías que ni en el mejor de sus sueños se creerían el tamaño que han alcanzado. Yo pienso que el presidente de Coca-Cola tiene más poder que los presidentes de muchos países, ya que dirige una organización millonaria transfronteriza con miles de empleados.”, expone Rodríguez.

"Los militares fueron los grandes innovadores del siglo XX, pero es verdad que la parte civil parece haber conseguido llegar al nivel que tenía la parte militar. Antes para innovar hacía falta gran cantidad de infraestructuras, de científicos, de metal, de recursos. Hoy día, un niño puede crear una aplicación para un móvil. La barrera de entrada para innovar se ha hecho mucho más asequible y mucha más gente pequeña puede innovar. Está por ver si la economía del futuro va a ser una de gigantescas corporaciones o va a ser un futuro de una cosa mucho más diseminada". concluye.

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Sobre la firma

Fernando Belinchón
Madrid. 1994. Máster en periodismo económico por la Universidad Rey Juan Carlos. Redactor de la Mesa Web de CincoDías. En el periódico desde 2016.

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