Perte de semiconductores: preparando el mañana
La decisión de apostar por un elemento tan imprescindible en la industria actual como los microchips puede catapultar la economía digital española
España es un país rico en ingredientes. Kilómetros y kilómetros de playa, ciudades medievales, un país rico en cultura, arte e historia, bien aprovisionada en agricultura y con una amplia diversidad gastronómica. Sin duda todos estos ingredientes convierten a España en el sexto país más visitado del mundo, y ayuda a que se encuentre en el puesto 34 de los 196 países del ranking de Producto Interior Bruto (PIB) per cápita. Todos estos ingredientes no solo han creado un sector de turismo importante, si no que la actividad turística ha llegado a representar antes de la pandemia un 12,4% del PIB español. Su contribución económica, y en puestos de trabajo es muy significativa. Este ecosistema de turismo además tiene muchas ramas, España es el país con más bares y restaurantes por persona de todo el mundo: uno por cada 175 habitantes, sumando en total 277.539 establecimientos gastronómicos, según el Instituto Nacional de Estadística (INE).
Con motivo de recrear similares ecosistemas y sectores que realmente despeguen y tengan una contribución importante a la riqueza del país, el Gobierno de España acaba de anunciar una gran inversión en un ingrediente crítico para la economía digital. Se trata de los chips, esos componentes vitales en prácticamente toda la tecnología que nos rodea desde la cafetera, al microondas, el lavavajillas, el coche, los ascensores de la oficina, y muchas cosas más. Eso sin contar la multitud de aparatos tecnológicos cuyo corazón bombean, desde smartphones, tablets, portátiles y equipos de oficina hasta los servidores que nos permiten trabajar y acceder a nuestros documentos en la nube. La ausencia de este ingrediente fundamental en España nos obliga a plantar las semillas para que, en el futuro, esté presente en nuestra economía y sea, además, de fácil acceso. Miremos a EEUU, donde la producción de chips ha dado pie, en Silicon Valley a empresas de informática, de software, de hardware, smartphones, start-ups y a un ecosistema tecnológico envidiable.
Con este objetivo en su hoja de ruta, el Gobierno anunció su ambicioso Perte (Proyecto Estratégico para la Recuperación y Transformación Económica), con el que dedicará 12.250 millones de euros hasta 2027 para convertir a España en una potencia en el sector de los chips. Se trata de un plan ambicioso, ya que abarca toda la cadena de valor de los semiconductores: desde la investigación en nuevas tecnologías y la inversión en el diseño de productos, hasta la construcción, incluso, de plantas de fabricación de procesadores en España. Un total de 9.350 millones de euros irán destinados a financiar la construcción nacional de plantas de producción de semiconductores de gama media y avanzada. Plantas dedicadas a crear y fabricar ese ingrediente tecnológico cuya demanda sigue creciendo. En este sentido, el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, se ha entrevistado también en el Foro Económico Mundial de Davos (Suiza), con los máximos responsables de empresas lideres en este sector como Qualcomm, Micron y Cisco, con el fin de atraer inversiones de estas firmas a España.
El efectivo de esta gran inversión se generará principalmente a partir de los fondos de ayuda ante la pandemia de la Unión Europea (UE), reservados por el bloque para abordar la escasez de chips e impulsar la economía digital, una economía que cada vez gana más peso en España.
Según la Asociación Española de la Economía Digital (Adigital), que es la organización empresarial que promueve e impulsa la digitalización de la economía española y que cuenta con más de 500 empresas asociadas, en 2020 la economía digital en España alcanzó el 22% del PIB. La noticia sobre la inversión en chips va a tener fuertes repercusiones, no solo en creación de puestos de empleo y en incrementar el I+D en este campo, sino que manda una clara señal de que España quiere ser una de las primeras economías digitales en Europa. Ye so atrae aún más interés, no solo al talento digital, sino a una multitud de empresas que apuestan por la transformación digital y la tecnología, creando un fuerte ecosistema, como del que ha disfrutado el sector turístico. Apostar por un ingrediente tan imprescindible como el chip, dará a España numerosas ventajas, pero sobre todo catapultará su economía digital.
Volviendo a los ingredientes. Una de las razones por la cual la paella tiene ese sabor único es gracias a un ingrediente, en mi opinión critico en este plato nacional, el azafrán. España es el segundo productor de azafrán en el mundo con una producción de 2 toneladas anuales de las 240 toneladas que se producen aproximadamente cada año. Si España, consiguiese un 1% similar en producción de chips, con el mercado de chips actualmente valorado en 500 billones de dólares, el Gobierno habrá provocado una profunda transformación en la economía. Y España podrá vacilar de otro gran ingrediente hecho en casa.
David Vindel es Director Europeo en el área de Tecnología, Hill+Knowlton Strategies