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Luis Garicano: "Estamos en una economía de guerra y falta un discurso honesto de los gobiernos europeos explicando lo que está en juego"

"El Gobierno ha apostado a la lotería de los tipos de interés bajos y la emisión de deuda en lugar de hacer reformas" Considera que España va camino de la estanflación dependiendo de la caridad del BCE y los mercados y con una indexación de las pensiones que es un suicidio económico

Luis Garicano, economista y miembro del Parlamento Europeo por Ciudadanos, vicepresidente del Grupo Renew Europe.
Luis Garicano, economista y miembro del Parlamento Europeo por Ciudadanos, vicepresidente del Grupo Renew Europe.Luís López Latorre
Jesús García

Perfecto conocedor de la guerra de Ucrania, ha visitado recientemente Kiev, ofrece una visión ciertamente dramática de los problemas tanto sociales como económicos que puede tener para Europa este conflicto y en particular para España. Reconoce que Europa está ya en una economía de guerra. Este economista, ahora en el Parlamento Europeo representando a Ciudadanos, se ha reunido con el equipo económico del presidente Zelenski y pese a que considera que la ofensiva rusa ha fracasado, el principal riesgo reside en que las hostilidades pasen a una fase de estancamiento “a la siria” por mucho tiempo, lo que generaría una frontera caliente en Europa, con el consiguiente coste en vidas humanas. Está poniendo todo su empeño en recortar la dependencia energética del Viejo Continente de Rusia, pero los países por el momento no está priorizando la guerra dentro de sus actuaciones. En cuanto a la economía española ve que camina directamente hacia la estanflación y todo ello sin haber realizado las reformas estructurales que serían necesarias para superar el momento actual, ahora que el periodo de tipos bajos está llamado a su fin.

R. Después de dos meses de guerra en Ucrania, las medidas adoptadas contra Rusia ¿están teniendo los efectos deseados?
R. La realidad es que las sanciones adoptadas sobre la tecnología rusa si van a tener efectos, pero a medio plazo. Sin embargo, lo que pensábamos que íbamos a conseguir con las acciones para romper financieramente la economía rusa en el corto plazo, no han funcionado.
R. ¿Por qué están fracasando las medidas?
R. Las sanciones que pusimos al banco central ruso y a sus reservas están siendo contrarrestadas por las enormes ganancias económicas derivadas de las exportaciones energéticas rusas, que son prácticamente el doble de lo que ganaba el año pasado. La subida de precios ha sido tan enorme que han compensado las caídas de volumen de las exportaciones de petróleo y gas. Rusia está percibiendo diariamente 1.000 millones de euros por sus ventas energéticas. La UE ha dado 12.000 millones de euros de ayuda a Ucrania y llevamos unos 54.000 millones pagados a Putin, cuatro veces más.
R. ¿Entonces qué más se puede hacer?
R. Se ha hablado de prohibir completamente las exportaciones de petróleo y gas, pero en este tema los países europeos no están plenamente decididos.
R. Recientemente usted ha lanzado una propuesta para aplicar un arancel a las importaciones procedentes de Rusia. ¿De que manera funcionaría esta medida?
R. Mientras que la prohibición completa se pone en marcha y se llega a un acuerdo entre los países europeos, la puesta en marcha de un arancel tiene la ventaja que aquellos países que realmente no pueden vivir sin el petróleo y el gas ruso, lo pueden seguir comprando mientras se va incentivando la sustitución. La ventaja del arancel es que nos permite transferir parte de las ganancias que está obteniendo Putin por los altos precios de la energía a los consumidores, recuperar parte de esas ganancias extraordinarias y dárselas a los consumidores europeos.
R. Pero esta prohibición total va a ser difícil de alcanzar, debido a la gran dependencia energética que tiene Europa de Rusia.
R. Europa tiene unas necesidades de crudo de 3,2 millones de barriles diarios. Un millón de ellos, viene por oleoducto, esta es la clave. Si Europa no compra esta cantidad, Rusia nos los puede vender ni en Asia ni en ninguna otra parte. Esta cantidad, precisamente es la que genera la dependencia. Chequia, Eslovaquia y Hungría no tienen mar y si no les llega por oleoducto, no tienen otra solución que depender de otros países europeos. Estos son los países más vulnerables y por eso la Unión Europea había ofrecido a Hungría y Eslovaquia la posibilidad de que ellos siguieran comprando.
R. ¿Pero esta cantidad que se compra a Rusia no podría sustituirse en otro mercado?
R. La realidad es que ahora mismo hay mucha capacidad sin utilizar. Pero proviene de países poco simpáticos como Venezuela, Irán y la OPEP, que cuentan con otros 4 millones de barriles. Hay más capacidad sin usar que la que se podría cortar a Putin.
R. ¿Y en cuanto al gas, de qué cifras hablamos?
R. Aquí los números son de unas importaciones procedentes de Rusia de 150.000 millones de metros cúbicos de gas natural, de los cuales estamos ahora mismo compensando dos tercios con gas licuado adicional. Importamos 2.000 millones de metros cúbicos a la semana de gas licuado. Si se multiplica por cincuenta estamos en una tasa de unos 100.000 millones de metros cúbicos, los dos tercios de los 150.000 que importamos.
R. Aparte de un tensionamiento de los precios energéticos y el drama social, ¿la guerra está calando seriamente en la sociedad europea?
R. Los precios son la señal que marca y hace cambiar los comportamientos. La política de los gobiernos europeos y entre ellos el español, ha sido anestesiar lo más posible la subida y eso te lleva a un gasto presupuestario enorme. Estamos dando patadas adelante y no estamos creando soluciones sostenibles para la economía.
R. ¿Y la energía nuclear, qué papel juega en medio de esta crisis energética que vive Europa?
R. Parece una frivolidad para un país como España con el problema energético que tiene y sin independencia energética, eliminar una de las soluciones que es la energía nuclear. No hemos hablado de la oferta de energía, ni hemos hablado de demanda y se están poniendo parches. En la oferta, la clave es la nuclear, tenemos plantas, habría que realizar nuevas inversiones y no cerrarlas. España no se puede permitir esa frivolidad de cerrar nuestras fuentes de energía cuando estamos con el agua al cuello.
R. ¿Pero las energías renovables no son la solución al problema?
R. El mensaje para la gente tiene que ser muy claro, las renovables no nos pueden resolver el problema mientras no se pueda almacenar la energía. Puedes tener todo el sol que quieras a las tres de la tarde, pero si una noche de agosto a las 3 de mañana no hay viento y todo el mundo está en casa con su aire acondicionado, se generaría un grave problema.
R. Como conocedor del conflicto, ¿podemos vaticinar cuándo podría darse por finalizada la guerra?
R. Recientemente he estado en Kiev y tengo contacto con el equipo económico del presidente Zelenski, pero no tenemos ni idea del marco temporal de la guerra. La ofensiva rusa en el este ha fracasado, pero hace falta una superioridad muy fuerte para hacer una gran ofensiva que no tienen ni rusos ni ucranianos. Por ello, la guerra podría ir a una fase de estancamiento a la siria, en la que a base de artillería se mantiene una frontera caliente en Europa durante mucho tiempo y con mucho desgaste para los dos países, con una fuerte hemorragia de vidas y de dinero e incertidumbre para todos. Las perspectivas para la guerra son malas en general. Lo que falta es un discurso honesto de los gobiernos europeos, explicando lo que está en juego. Hay que reconocer que estamos en una economía de guerra.
R. ¿Cuánto puede costar reconstruir Ucrania, una vez finalice el conflicto?
R. Las previsiones que conozco de la Escuela de Economía de Kiev, eran que llevaban más de 500.000 millones de euros destruidos en infraestructuras y edificios.
R. ¿Qué es necesario para que pueda reconstruirse el país?
R. Que haya capital humano. El problema de Ucrania no es la destrucción física, el problema es que se han ido 7 millones de personas que son los jóvenes y cuando más tiempo pase, será más difícil que quieran volver a las zonas destruidas para empezar de la nada con su reconstrucción.
R. ¿Qué le parece el acuerdo junto a Portugal para bajar la factura de la luz?
R. El objetivo máximo de Europa es aumentar las interconexiones, incrementar el mercado único eléctrico, permitir que el gas que falta de un país venga de otro país. Es lo contrario de lo que está intentando hacer España con la isla energética. Es un proceso que va en la dirección contraria de lo que quiere Europa. Se van a producir impactos muy pequeños de precios, se va a fragmentar el mercado único y encima no están completamente pensadas. Hay que invertir en fuentes de energía, es una huida hacia adelante.
R. ¿Son tontos los consumidores que siguen con la tarifa regulada, como dijo la semana pasada el presidente de Iberdrola?
R. Fueron unas declaraciones impresentables, si bien ya ha pedido disculpas por ello. Pero lo cierto es que en el fondo subyace que la gente no entiende lo que es la tarifa regulada porque se lo explican mal. Si como consumidor me hablan de la tarifa regulada, me imagino que es la protegida, no que la regulada es la que va con el mercado día a día. Los consumidores están engañados. Lo segundo, en septiembre cuando empezó todo esto y vimos que Portugal tenía una inflación muy diferente porque los consumidores no están en el minuto a minuto del mercado eléctrico, el Gobierno podía haber empezado a cambiar todo el mercado minorista. Ahora hubiésemos tenido los efectos de esa medida.
R. El mal de la economía española es la inflación, y el PIB es otro motivo de preocupación. ¿Podemos decir que estamos cerca de una situación de estanflación?
R. Los datos indican que estamos caminando hacia la estanflación de manera clara. Vemos un nivel de desempleo alto, con un crecimiento todavía por debajo del nivel de antes de la pandemia y con una inflación de las más elevadas de las grandes economías. Además, hemos acumulado un importante nivel de deuda pública en relativamente pocos años, al pasar del 35% al 120% del PIB.
R. ¿Y cómo hemos llegado a esta situación?
R. El modelo de la economía española estos años ha sido sustituir reformas y crecimiento por deuda. Es como si una familia que no llega a fin de mes, en vez de buscarse un nuevo empleo o irse a otra ciudad, no busca un cambio estructural y se siguen endeudando. España tiene un déficit público estructural muy grave, seguramente del 4% del PIB, de los cuales seguramente 2,7 puntos provienen de las pensiones. Eso supone que seguiremos acumulando deuda y que estamos expuestos a que nos siga financiando el Banco Central europeo (BCE) y los mercados. Hasta ahora el BCE nos ha comprado todo lo que hemos emitido. La economía española está dependiendo de la caridad del BCE y del mercado.
R. Pero esta política del BCE tiene una fecha de caducidad próxima
R. Todo va mucho más despacio de lo que imaginas hasta que de repente todo va muchísimo más deprisa de lo que nadie podría imaginar. Es cuando de repente, se produce el primer informe de los analistas, que dice que la deuda española no es sostenible a estos tipos y de repente todo el mercado se concentra en tu país, se lleva las manos a la cabeza, se asusta. No hay compras, la prima de riesgo se dispara y entonces todo es ya insostenible. Creo que el Gobierno español ha apostado todo a la lotería de los tipos bajos, tirando de deuda. No se ha hecho ninguna reforma, no ha mejorado el déficit estructural, más al contrario, se ha empeorado con una reforma de las pensiones nefasta, que pone el futuro de España en peligro.
R. El BCE también tiene fecha de subida de tipos, ¿en qué afectará esta medida a la economía española?
R. Este año ya han dicho que van a acabar las compras de activos y van a subir los tipos previsiblemente para julio. Puede volver la fragmentación financiera, la prima de riesgo, y si esto sucede, qué herramientas, una vez que no se hacen compras de deuda, pueden utilizarse.El BCE no compra deuda para ayudar a financiarse al país. Compró deuda porque la inflación estaba demasiado baja, aunque en realidad todos sabíamos que era para ayudar a superar el Covid. Legalmente la única justificación era que la inflación estaba baja. Legalmente no puede decir que como a España le suben los tipos va a seguir comprando deuda, esto no es legal. Lo pueden hacer si los tipos bajan, o si nos metemos en un programa de rescate, una intervención.
R. ¿Y no hay otras herramientas que pueda emplear el BCE para aliviar a la economía española?
R. Aunque el BCE no haga compras netas de deuda, va a vender y deshacer deuda alemana para comprar deuda española y sin tener más programas de compras ayudar a Italia y España. A mí me parece que políticamente es muy dudoso que el BCE se convierta en un 'hedge funds' de deuda española e italiana. Yo creo que los alemanes no lo van a permitir. Yo sinceramente creo que el BCE tiene muchísima menos capacidad de maniobra con la inflación donde está ahora que hace dos años, y eso para España nos expone a un riesgo muy elevado.
R. ¿Y en materia de pensiones cómo ve la reforma?
R. Yo no veía demanda social para indexar las pensiones cuando se hizo, porque no había inflación, nadie estaba preocupado y cuando el Gobierno hace una reforma que reindexa las pensiones, está cometiendo un suicidio económico. Financiar las pensiones por la vía presupuestaria, es hacerte trampas en el solitario.
R. Otro motivo de preocupación es la ruptura de negociaciones entre los agentes sociales para alcanzar un acuerdo salarial.
R. Yo haría un llamamiento a los sindicatos, hemos tenido unos sindicatos, en general bastante responsables y les pediría que hiciesen un esfuerzo de responsabilidad. Un tema es que haya subidas puntuales que tendrán que decidir entre ellos y los empresarios, y otra volver a reindexar toda la economía, lo que puede generar problemas estructurales de inflación de años. Llamaría para que negocien subidas puntuales que los agentes sociales vean necesarias, pero que eviten cambios estructurales que nos metan en un callejón sin salida como sucedió en los años setenta que tardamos 20 años en salir.
R. Y en el debate de impuestos, ¿es el momento de subir o bajar impuestos?
R. No veo el momento ahora de una subida de impuestos. Yo recomendaría que en estos momentos los impuestos ni suban ni bajen. La recaudación va a subir por la inflación, en términos reales debería evitarse una subida de la presión fiscal en un momento en que la economía se está deteniendo.

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Sobre la firma

Jesús García
Periodista económico. Responsable de la sección de Economía de Cinco Días. Cuenta con una dilatada carrera profesional en La Gaceta de los Negocios, la agencia norteamericana Knight-Ridder Financial News, Efecom. Ha desarrollado labores profesionales en el mundo de la comunicación, en el ministerio de Hacienda, SEPI o Consejo de Procuradores.

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