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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

No estaría de más un pacto político para poder hacer frente a esta crisis

CINCO DÍAS

Los nulos resultados prácticos de la primera reunión oficial, celebrada ayer, entre Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo no constituyen precisamente un buen augurio para la economía y el consenso político en España. Aunque el tono del encuentro resultó más cordial que el de los mantenidos por Sánchez con el anterior presidente del PP, Pablo Casado, la gravedad de la situación que atraviesa España, con una tasa de inflación que supera ampliamente la media europea y una fuerte crisis energética intensificada por la guerra de Ucrania, exigía mucho más que una mejora en la sintonía. Mientras Nuñez Feijóo resumió la reunión señalando que el presidente del Gobierno no quiso aceptar ninguna de las propuestas del PP para hacer frente a la crisis y a la inflación, desde Moncloa se aseguraba que Sánchez propuso pactos en materia económica, de política exterior o para la renovación del poder judicial, y se calificaban de “imposición” las recetas económicas de Feijóo.

El resultado de la reunión de ayer parece obviar que el país atraviesa una seria crisis económica como consecuencia de los efectos de la pandemia del Covid-19, todavía no superados, y de la exponencial subida de los precios en los últimos meses, todo ello agravado por un conflicto bélico cuya duración es incierta y un desabastecimiento de materias primas de alcance global. España sigue siendo el único país de la zona euro que no ha recuperado la situación económica anterior a la pandemia y que registra las mayores tensiones inflacionistas de Europa. La Airef y BBVA rebajaron ayer las previsiones de crecimiento para 2022 hasta un entorno del 4% y situaron la inflación entre el 6% y el 7%, lo que coloca a la economía en una peligrosa senda que podría desembocar en estanflación o recesión.

La propuesta de Nuñez Feijóo de realizar una rebaja en el IRPF con efectos retroactivos desde enero y una deflactación de la tarifa para favorecer las rentas de las familias más necesitadas no es en absoluto descabellada y tiene menos efectos inflacionistas que la subvención de la gasolina, por ejemplo. También las empresas, especialmente las que sufren más directamente la crisis energética, necesitan apoyos e instrumentos financieros que les permitan capear una coyuntura adversa que no parece tener un pronto final. Precisamente por ello lo que la economía necesita ahora del Gobierno y de la oposición es un gran consenso político, firmado o no, que permita a España adoptar una agenda económica seria, eficiente y capaz de evitar que la crisis se convierta en recesión. De la voluntad de Sánchez y de Feijóo para llegar a ese acuerdo depende no solo la recuperación, sino también la confianza del país en la responsabilidad y el sentido de Estado de ambos.

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