El Gobierno salva la reforma laboral por un voto erróneo de un diputado del PP
Los dos diputados de UPN han roto la disciplina de voto y han rechazado la reforma lo que debía haber dado la victoria al PP, pero la equivocación del popular lo ha impedido
El pleno del Congreso ha aprobado este jueves por 175 votos a favor y 174 en contra, la convalidación del decreto de reforma laboral. Tras un primer momento de incertidumbre en el que la presidenta del Congreso Meritxell Batet llegó a decir que el decreto quedaba "derogado", los servicios jurídicos de la Cármara informaron inmediatamente de que había quedado convalidado. A esto le siguió una explosión de alegria de los diputados que habían votado a favor entre gritos de "sí se puede".
El motivo de esta confusión se ha sabido al término de las votaciones, cuando el PP ha pedido a la mesa del Congreso que permitiera subsanar "un error informático" ya que uno de sus diputados, que estaba confinado, Alberto Casero, se había equivocado al votar. Este voto no habría sido decisivo si los dos diputados de UPN, que en principio tenían que votar que sí, no hubieran roto la disciplina de voto de su partido, como finalmente han hecho, para votar no, lo que habría dado la victoria al PP. Sin embargo, ante el cambio de voto de los navarros, la equivocación de Casero ha propiciado la aprobación definitiva de la reforma.
La propia portavoz del PP, Cuca Gamarra, se ha dirigido a Batet para solicitarle la subsanación de este error, algo que la mesa del Congreso no ha encontrado posible, por lo que se han escuchado gritos de "tongo", "caras duras" o "sinvergüenzas" desde la bancada de la oposición.
Pero este no ha sido el único logro del Gobierno este jueves. Tras la ajustadísima convalidación, los diputados han votado acto seguido la posibilidad de tramitar la norma como proyecto de ley que, de haber salido adelante, habría dejado la puerta abierta a la introducción de cambios en el texto cerrado pactado por el Gobierno, la patronal y los sindicatos. Si bien en esta nueva votación, la posibilidad de reabrir el texto y modificarlo a través de enmiendas también ha quedado rechazada por 175 en contra y 172 a favor.
A primera hora de la mañana, en el inicio del debate, la vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, mantuvo un duro debate con la portavoz del PP, Cuca Gamarra, en lo que esta última denominó como una "batalla de datos" sobre la reforma laboral diseñada unilateralmente por el Gobierno popular en 2012.
Pero antes, Díaz visiblemente concentrada en su intervención (algo que la portavoz popular tachó de "nerviosismo" y "falta de entusiasmo" por la reforma que presentaba) hizo una contundente defensa del contenido de la reforma laboral que se debate hoy, detallando, además, las novedades en materia de normativa laboral que incluye y sus posibles consecuencias positivas para el mercado de trabajo.
Entre los principales cambios legales citados, y por este orden, la ministra enumeró: la recuperación de la ultraactividad de los convenios colectivos —"solo este precepto justificaría el si a esta norma", dijo—; la vuelta a la prioridad aplicativa del convenio sectorial en materia retributiva, que según Díaz ha sido "el mecanismo más pernicioso de devaluación salarial de la reforma de 2012" y la contratación estable de los trabajadores de las subcontratas, que tendrán como referencia el contrato del sector y no de la empresa, a no ser que este último mejore las condiciones sectoriales.
A continuación, Díaz siguió citando los cambios normativos en materia de temporalidad. En este terreno destacó que la ley establezca el contrato indefinido como el general en la legislación española y que la temporalidad esté debidamente justificada. En concreto alabó la desaparición del contrato de obra o servicio determinado, existente desde el franquismo, según recordó Díaz y cuya duración temporal podía llegar hasta los cuatro años tras la reforma de 2012, lo que en su opinión era muy nocivo porque perpetuaba la precariedad.
También ensalzó el aumento de las sanciones a los empresarios que utilicen fraudulentamente los contratos temporales, que pasarán de 8.000 a 10.000 euros y no por empresa sino por trabajador: "Lo de incorporar la temporalidad al presupuesto porque resultaba barata y les salía rentable se ha terminado", espetó Díaz. Igualmente apostó por los buenos resultados que en materia de abuso de la rotación darán las nuevas tarifas penalizadoras de 27 euros por cada baja de contrato de muy corta duración que se registre en la Seguridad Social. Y también defendió los nuevos ERTE y la contratación dual de los jóvenes.
Finalmente, y ante los socios de investidura que la han acusado de haber llevado al Parlamento una reforma light que no se corresponde con las promesas de derogación de la reforma del PP —sobre todo ERC y EH-Bildu a quienes evitó ostensiblemente en su capítulo de agradecimientos— la ministra resumió su defensa de la norma con una sola y ejemplificante frase: "Me han enseñado en mi casa que cualquier avance en los derechos de los trabajadores merece un voto favorable".
"El mundo no se acaba hoy"
Tras la exposición del contenido de la reforma laboral, Díaz se enfrentó a las numerosas críticas de los partidos de la oposición y de sus socios de investidura que han anunciado su voto en contra. El más duro con la reforma pactada fue el portavoz de ERC, Gabriel Rufián, que justificó su rechazo a la norma por considerarlo una "estafa" del propio Gobierno de coalición hacia sus electores y hacia los partidos que les apoyaron en la investidura.
"ERC no le está pidiendo al gobierno que cumpla con las promesas de ERC sino que cumpla con sus propias promesas y su programa electoral. Quizás alguno le suene esto: Programa, programa, programa", dijo Rufián citando la famosa frase del que fuera líder de Izquierda Unida, Julio Anguita y en su defensa de los programas electorales.
Rufián reprochó al Ejecutivo que "tuviera los votos de izquierdas" para sacar adelante la vuelta a la indemnización por despido improcedente de 45 días por año trabajado y un máximo de 42 mensualidades, así como la recuperación de los salarios de tramitación", "pero no han querido", se lamentó.
Pero previamente a todas estas críticas, el líder de ERC dejó claro que la ruptura que se va a producir hoy entre el Gobierno y sus socios parlamentarios con la votación de la reforma no se extenderá al resto de la legislatura. "Esto so se acaba hoy, el mundo no se acaba hoy. Mañana tendremos que seguir hablando porque somos muy conscientes de la alternativa", reconoció Rufián.
En ese mismo sentido, los portavoces de dos de los grupos minoritarios que también apoyaron la investidura del Ejecutivo de coalición y también avalarán la reforma laboral, Compromís y Más país, también abogaron por reconstruir el diálogo entre el Gobierno y todos sus socios de investidura desde mañana mismo.