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En colaboración conLa Ley
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"Si las tiendas online pueden crear nuestro perfil, no veo por qué la Administración no"

El responsable de Transformación Digital de la Asociación Española de Asesores Fiscales (AEDAF) explica cómo la tecnología afecta al sector

Llorenç Maristany i Badell, vocal responsable de Transformación Digital de la Asociación Española de Asesores Fiscales (AEDAF)
Llorenç Maristany i Badell, vocal responsable de Transformación Digital de la Asociación Española de Asesores Fiscales (AEDAF)

La tecnología llega a todos los sectores, incluido el de la administración tributaria. Llorenç Maristany i Badell, economista y, desde 2020, vocal responsable de Transformación Digital de la Asociación Española de Asesores Fiscales (AEDAF), conoce cómo impacta en el día a día del profesional, pero también en la relación entre Hacienda y los contribuyentes.

R. ¿Cómo ha cambiado la relación de la administración con el contribuyente a la luz de las herramientas tecnológicas para el tratamiento de la información, automatización de procedimientos o lucha contra el fraude?
R. La cuestión de las percepciones es muy personal. La mía es que la administración cada vez dispone de más información del contribuyente. Hay quien ve en esto un peligro, hay quien piensa que, si hay buena voluntad por parte de la administración, esta información va ser utilizada en beneficio del contribuyente. Entre los defensores de este último grupo estaba Joan Iglesias, un magnífico profesional del mundo tributario fallecido hace poco. Joan siempre decía algo así como que existen tres tipos de contribuyentes: el contribuyente que quiere hacer bien las cosas y que las hace bien; el que las quiere hacer bien, pero las hace mal; y el que las quiere hacer mal y las hace mal. Es igual de discriminatorio tratar diferente a casos iguales como tratar igual a casos diferentes. Si las grandes tiendas online pueden crear nuestro perfil y sugerirnos la compra de determinados productos en función de nuestras búsquedas en internet, no veo por qué la administración, con toda la información de la que dispone, no puede crear también nuestro perfil individual y, con ello, premiar nuestra buena conducta cuando sea el caso, ayudarnos a ser mejores cuando ve que lo intentamos o ir a por nosotros cuando ve que, sistemáticamente y de manera deliberada, decidimos incumplir con nuestras obligaciones tributarias.
R. ¿Los derechos de los contribuyentes están en juego?
R. La inclusión del contribuyente en uno de los perfiles a los que nos acabamos de referir o, incluso, la decisión de comprobar o inspeccionar a unos contribuyentes sí y a otros no, depende, a menudo, del algoritmo de agrupación/clasificación que esté utilizando la administración. Debería ser posible que el contribuyente pudiera tener acceso a saber por qué ha sido escogido él y no otro. Si no sabe cuál ha sido el disparador que ha hecho que su autoliquidación fuera comprobada, por ejemplo, no sabrá cómo modificar su actitud en un futuro ni podrá defenderse de la actuación de la administración en un presente.
R. ¿En qué grado de adaptación a la digitalización están los asesores fiscales?
R. En el mundo de la asesoría fiscal podemos encontrar un rango de actividades muy variado: desde la llevanza de contabilidades, preparación de impuestos o asesoramiento fiscal recurrente a la planificación fiscal nacional e internacional o la defensa del contribuyente ante una inspección. Asimismo, el tipo de despachos que ejercen esta profesión es también muy amplio. Despachos de uno o dos profesionales comparten arena con despachos que incluyen a cientos de ellos; despachos especializados en derecho tributario o, incluso en una parte de éste, comparten profesión con despachos multidisciplinarios… Las necesidades de cada tipo de despacho son muy diferentes y una solución que puede ser válida para unos es inviable para otros. Lo que sí que vemos es que, la mayoría de los despachos, cada uno de acuerdo con sus necesidades, cada día dan más importancia al factor tecnológico como apoyo para la prestación de sus servicios.
R. ¿Cómo se ha transformado la labor del asesor debido al uso intensivo de la tecnología?
R. Creo que, a efectos del uso intensivo de la tecnología, la labor de un asesor fiscal no está muy alejada de la que realizan otros profesionales. Quien más quien menos intenta dejar a la tecnología aquellas tareas más repetitivas y tediosas para poder centrarse en aquellas que aportan un mayor valor añadido a nuestros clientes.
R. ¿Qué ha supuesto la pandemia en el camino de la digitalización de los despachos?
R. Mucho, pero de nada hubiera servido todo el empeño que hubiéramos podido poner en la digitalización de nuestros despachos si ello no hubiera ido acompañado de la digitalización de nuestros clientes y de la sociedad en general. Trasladémonos por un momento a un mes antes del inicio de la pandemia, preguntémonos si habría sido posible mantener una reunión por videoconferencia con un cliente… La respuesta, en la mayoría de los casos, hubiera sido que no. Todos hemos tenido nuestro papel y el del cliente ha sido especialmente importante. Más allá de esto, la pandemia nos ha enseñado nuevas maneras de trabajar y de relacionarnos con nuestros equipos. El teletrabajo, y todas las aplicaciones informáticas que lo permiten, han venido para quedarse. La pandemia ha impactado también en la forma en la que nos formamos. Hemos descubierto una cantidad ingente de cursos y plataformas que nos permiten estar al día de nuestra profesión sin tener que movernos de nuestro despacho. En muchos casos ello supone el perdernos la parte presencial y más humana, es cierto. Ahora bien, estas nuevas opciones han permitido también mantenerse relativamente actualizado a unos costes mucho menores que los que teníamos cuando la mayoría de las actividades de este tipo eran presenciales. Y podríamos seguir, pero, para resumir, podríamos decir que la pandemia ha cambiado la percepción que teníamos del mundo digital. Lo que antes era un obstáculo, se ha convertido, con la pandemia, en un gran aliado.
R. ¿Qué demandan los clientes al asesor hoy en día?
R. La pandemia nos ha digitalizado a todos. No podemos hablar de la evolución tecnológica del asesor fiscal sin hablar de la evolución tecnológica de la sociedad. Nuestros hábitos de consumo han cambiado. Todos lo queremos todo para ahora mismo porque hemos visto que, en muchos casos, es posible conseguirlo de manera inmediata y a distancia de pocos clics. Hoy, nuestro cliente, tiene a su alcance una cantidad ingente de información: puede contrastar muchas de nuestras opiniones de una manera relativamente fácil a través de internet, ver otros casos similares, recabar opiniones en foros... Parece, pues, que ha aparecido un nuevo jugador en esta partida: los buscadores de internet. Nuestro cliente espera de nosotros algo que estos no le puedan dar.
R. ¿Se prevé un refuerzo de los despachos para asesorar sobre los Fondos Next Generation?
R. Supongo que, para dar respuesta a esta pregunta, habrá que mirar el tipo de despacho al que nos estamos refiriendo. El asesoramiento sobre cómo obtener Fondos Next Generation se escapa del ámbito estrictamente tributario, pero es posible que despachos generalistas puedan utilizar este producto para diversificar su cartera de servicios.
R. ¿Cómo prevé que evolucionará la fiscalidad para adaptarse a novedades como la economía colaborativa, la inteligencia artificial o los robotos?
R. Puede que me equivoque, pero percibo que cada vez más veremos analistas de datos integrados en nuestros equipos de asesoramiento fiscal.
R. ¿Cuáles piensa que son los puntos prioritarios en los que se debe centrar un asesor fiscal para estar al día en estos asuntos?
R. Disponer de buenas nociones de tecnología nunca es malo, pero tampoco se trata ahora de que los asesores fiscales nos volvamos en especialistas en digitalización. Démosle a este asunto la importancia que merece, que es mucha, y rodeémonos de profesionales de esta materia que nos ayuden a no quedarnos atrás.

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