Comienza un gigantesco proyecto de reingeniería: Alemania
Se necesitará una enorme inversión pública y privada para reequipar una economía muy industrializada
Alemania está pasando página. Su nuevo canciller, Olaf Scholz, quiere una economía más ecológica y digital, y también lo quieren titanes empresariales como Volkswagen y Siemens. Sus esfuerzos combinados pondrán en marcha una renovación completa de la mayor economía de Europa.
Si no lo consiguen, las empresas alemanas se verán abocadas al declive y a la pérdida de empleos para sus trabajadores, pero la tarea es ingente. El país depende más de la fabricación de productos y su envío al extranjero que otras grandes economías europeas. Las exportaciones de bienes representan más de un tercio de su producto interior bruto, el doble de la proporción de Francia o Gran Bretaña.
Mientras tanto, el sector manufacturero alemán contribuye en un 18% a la producción económica, el doble que el de las otras dos grandes naciones industriales europeas. La dependencia de la industria pesada intensiva en combustibles fósiles explica en parte por qué las emisiones de carbono por habitante de Alemania fueron un 87% superiores a la cifra comparable de Francia y un 59% superiores a las de Gran Bretaña en 2018.
Se necesitará una enorme inversión pública y privada para reequipar una economía así. Por ejemplo, para sanear la industria del automóvil. La factura de gastos de capital de Volkswagen superará los 20.000 millones de euros en 2022, según la estimación media de Refinitiv, frente a una media anual de 13.000 millones entre 2018 y 2020. Construir una planta local para producir baterías podría costar al menos lo mismo, lo que significa que el consejero delegado, Herbert Diess, probablemente necesite la ayuda del Gobierno. Scholz tendrá que encontrar la manera de cuadrarlo con sus propias y restrictivas promesas presupuestarias.
La infraestructura digital de Alemania también podría necesitar una sacudida. Menos de uno de cada diez hogares está conectado a la banda ancha de fibra completa, pero Deutsche Telekom, respaldada por el Estado, puede ayudar a solucionar ese problema.
Y el país necesita atraer a trabajadores expertos en tecnología del extranjero, a medida que su población envejece. Scholz puede ayudar relajando las normas de los permisos de trabajo para la mano de obra cualificada, mientras grandes empresas como Siemens aportan su granito de arena reciclando a los empleados actuales.
El deseo de conseguir todo esto tendrá que ser fuerte para superar algunos obstáculos a corto plazo. La crisis de la cadena de suministro mundial está haciendo subir los precios de producción. Mientras tanto, el plan de Scholz de aumentar el salario mínimo a 12 euros por hora y la escasez de mano de obra harán subir los costes salariales. Todo ello mermará los márgenes de beneficio de las empresas. Pero no habrá ganancias a largo plazo sin un poco de molestias a corto.
Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías