Las automotrices de Detroit deben seguir el manual de Steve Jobs
Les convendría firmar acuerdos directos y de larga duración con los productores de chips, como hace Apple
No hay suficientes chips de silicio para todos. General Motors, Ford y otras empresas carecen de los suministros necesarios para fabricar suficientes coches. El Covid-19 tiene solo parte de la culpa. Para volver a la senda correcta, los fabricantes de automóviles deben fijarse en Apple, y en concreto en su innovador iPhone, para aprender a manejar sus cadenas de suministro.
La escasez de chips ha afectado a los beneficios de los fabricantes de automóviles, y GM, Ford, BMW y Daimler se han visto obligados a reducir su capacidad de producción a pesar de la fuerte demanda. Han anunciado una serie de iniciativas en respuesta, que llegan hasta el diseño de sus propios chips. La raíz del problema es que los fabricantes de automóviles han externalizado la toma de decisiones, manteniendo demasiado escasos los inventarios y los contratos a un plazo demasiado corto.
Los grandes fabricantes de automóviles trabajan con los llamados proveedores de primer nivel, que especifican las piezas a alto nivel. Los proveedores traducen esos requisitos en pedidos de piezas específicas. Los fabricantes de automóviles no saben necesariamente de qué son capaces los chips, y los fabricantes de semiconductores no saben realmente cuáles son las necesidades de cada empresa automovilística. Y lo que es peor, los pedidos suelen ser a corto plazo, con compromisos que a menudo solo se extienden a semanas en lugar de los acuerdos de un año de duración habituales en otras industrias.
El arquitecto de Apple, Steve Jobs, se revolvería en su tumba. El iPhone fue un triunfo de la personalización y la integración de hardware y software de vanguardia. Apple se abastece de piezas de diseño minucioso y de capacidad de fabricación directamente de socios específicos. Depender de terceros para abastecerse de componentes basándose en especificaciones a gran escala nunca habría funcionado.
A pesar de la escasez mundial, la empresa aumentó las entregas de teléfonos en más de un 20% interanual en el tercer trimestre, según la firma de investigación IDC. General Motors, por su parte, ha visto cómo sus entregas de vehículos en el último trimestre han descendido alrededor de un 43%.
Los proveedores de los fabricantes de automóviles no pueden responder con la misma eficacia que los de Apple. El statu quo es aún menos sostenible a medida que los coches se vuelven tecnológicamente más sofisticados, con GM y otros anticipando miles de millones en ingresos de servicios habilitados por la tecnología. Sin embargo, las cosas podrían estar cambiando: Ford, por ejemplo, anunció en noviembre una asociación con la firma de chips GlobalFoundries. Si los fabricantes de coches empiezan a firmar contratos a largo plazo directamente con los productores de semiconductores, estos proveedores podrán permitirse invertir en nuevas fundiciones y diseños.
Es un comienzo: los grandes fabricantes luchan por alcanzar al líder de los vehículos eléctricos, Tesla, cuyo jefe, Elon Musk, hace gala de obsesión por el control, como Jobs. Necesitan seguir más el manual de Cupertino y menos el de Detroit.
Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías