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Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

30 aniversario de la caída de la URSS: mis vivencias en Rusia

En mi primer viaje, en 1984, en muchos detalles chocantes y tristes vi que el ineficaz sistema soviético se hundiría pronto

Todos los medios han informado de que el pasado 25 de diciembre, día de Navidad, hizo 30 años de la caída de la URSS. Por mi relación profesional y humana con ese gran país, no quiero dejar de escribir otra vez sobre él. Mis vivencias las estoy dejando escritas en mis memorias. Aquí van algunos detalles.

Mi primer viaje a Rusia, entonces la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), fue en septiembre de 1984. Su líder era Konstantin Chernenko. Yo era el director del área internacional y grandes cuentas de la CaZar (hoy Ibercaja). En Zaragoza había relaciones comerciales de empresas con otras soviéticas y queríamos tramitarlas nosotros. De Helsinki volé con Aeroflot, la compañía estatal soviética, a la actual San Petersburgo. Su nombre era entonces Leningrado. Quería establecer relaciones de corresponsalía con Vnershtorgbank (Banco Ruso de Comercio Exterior), creado en 1924, y tomar contacto con Sberbank, la caja de ahorros estatal, ambos con sede en Moscú. En Leningrado hice una escala de viernes a domingo, para conocerla.

La entrada con el control policíaco soviético fue toda una aventura. San Petersburgo, una ciudad a la que volvería muchas veces, me pareció una maravilla. Pero estaba claro, por muchos detalles chocantes y tristes, que estábamos en un sistema ateo y comunista, por eso ineficaz. Pronto caería, pensé. En Moscú, el lunes a las 9 de la mañana tuve la primera cita: el Vnershtorgbank (hoy VTB Bank), único banco autorizado a operar en los mercados internacionales. Fue con Madame Yetselleva, directora del departamento internacional para Europa y su equipo. Tras presentar la Caja, solicitaron información sobre nuestro interés con la URSS, pues no mantenían líneas de riesgo con ningún banco español. También sobre nuestros clientes que operaban con la URSS.

Invitado a almorzar, en los postres Madame Yetselleva brindó con vodka, por el otorgamiento por primera vez a una institución financiera española de una línea de hasta 100 millones de dólares estadounidenses para comercio exterior. Visité también por cortesía el Sberbank, caja de ahorros estatal, aunque no operaba en internacional. Fue una visita de cortesía.

Mi segundo viaje fue como director general internacional y financiero del Banco Atlántico (BA), en la primavera de 1991. Ya entonces no era la URSS, sino la Federación Rusa. Su presidente, Boris Yeltsin. Siendo el BA un banco líder en comercio internacional, le faltaban relaciones de corresponsalía con los bancos clave de la Federación Rusa. Me reuní con el VTB Bank, que continuaba siendo 100% estatal y que heredó lo que fue Vnershtorgbank, y establecimos cuentas mutuas y líneas de confirmación de créditos documentarios.

La tercera vez que viajé a Rusia fue en unas circunstancias muy diferentes a las dos anteriores y el inicio de un periodo de viajes que duró siete años (1993-1999). Yo era senior banker del Financial Institutions Team (FIT) del Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo (BERD), recién creado, con sede en Londres. Para el banco, Rusia era el gran reto, uno de sus países fundadores. Tuve tres proyectos de creación de bancos en zonas muy distintas. Petrovsky Bank, en San Petersburgo; MNA Bank, en Moscú; y NBD Bank, en Nizhny Novgorod. Viajé mucho. Ahora era distinto, por tener estatus diplomático como staff del banco y por ser Rusia accionista importante.

Me atraía mucho Petrovsky Bank, por el lugar. Recordaba mi viaje en el 84 y era una oportunidad para ver con calma monumentos que tras el fin de la URSS volvían a su uso original. Tenía otro proyecto en Moscú, MNA Bank. Se trataba de un pequeño banco creado por un grupo de matemáticos que jugaban en el mercado interbancario basándose en sus cálculos y lo hacían bien. Este proyecto, como el de Petriovsky Bank, no salió adelante. La gran crisis financiera y bancaria de Rusia en el verano de 1998 se los llevó por delante.

Una historia muy distinta es la de Nozhergoroddsky Bankisky Dom Bank (NBD), en Nizhny Novgorod. Sobre este proyecto y la relación especial con su gobernador tengo muchas vivencias y un claro recuerdo. Creado en 1992 por 59 empresas del sector de defensa de la región de Oblast, cuyo gobernador era desde 1991 el físico-matemático Boris Yefimovich Nemtsov, 15 años más joven que yo, el banco tenía problemas y no despegaba. El G7 le pidió a Jacques de Larosiere, presidente del BERD, que priorizara ese proyecto en el sector financiero ruso. Jacques creyó que por mi experiencia yo era el más adecuado para dirigirlo. Boris Nemtsov fue gobernador hasta 1997. Con Yeltsin llegó a ser viceprimer ministro y cofundador de Solidarnost. Fue asesinado a las afueras del Kremlin en la noche del 27 de febrero del 2015, junto con su pareja Anna Duryst­ka. Tenía 55 años.

Pero no puedo dejar de decir que Rusia es un gran país y un pueblo con una gran historia, literatura y música. Y con un alma muy parecida a la española. Sus grandes estepas, similares a nuestra meseta; sus juegos –la ruleta rusa– que ponen su vida en riesgo como lo hacen los toreros en el arte de la tauromaquia; su música fuerte, profunda, como la nuestra. Por eso les gusta tanto nuestro país y les caemos tan bien. Y son muy inteligentes. Muy rápidos en captar las ideas y directos en ejecutar e implementar. Y como le he dedicado tantas horas de trabajo profesional duro, disfrutando de sus ciudades y su paisaje, y me he jugado la vida, no puedo dejar de admirarla y quererla. Por eso, viviendo en Málaga, admiro las colecciones del Museo Ruso, única filial en el mundo del Museo Estatal de San Petersburgo.

Con Boris Nemtsov, con tantas reuniones llegamos casi a tener amistad. Y tuvo el gran detalle de regalarme un antiguo icono ruso (un Cristo del siglo XIV) que había sacado del Museo de la Ciudad, con dos informes artísticos, en ruso e inglés, como agradecimiento por mi gestión. Lo tengo en un lugar especial de mi sala de estar. Cuando lo miro, tras su muerte trágica, me acuerdo de él. Descanse en paz.

Joaquín Abós es International Banking & Business Advisor y autor de 'Liderazgo en acción'

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