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El Foco
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Covid-19: el privilegio de hacer historia

El salto digital que se ha realizado durante la pandemia debe ser monitorizado por los gobiernos para evitar situaciones de exclusión

A comienzos de año, cuando la embestida de la pandemia parecía haber perdido fuerza, muchas personas y empresas hicieron de la necesidad virtud, y aprovecharon para cambiar su modelo de gestión, optimizando sus operaciones y adaptándolas a lo que se consideraba la nueva realidad. Un momento en el que imperaba la necesidad de encontrar asideros y puntos de anclaje desdex los que reorganizarse y trazar el camino a seguir en el futuro.

En aquel momento, gobiernos, empresas y ciudadanos tuvieron que abrazar un proceso de digitalización express, casi de la noche a la mañana para seguir adelante con sus vidas y mantener sus negocios operativos, el contacto con clientes, empleados y en definitiva con todo el ecosistema que rodea el negocio. Al mismo tiempo, se abordaba la necesidad de conjugar nuevas políticas de trabajo remoto, adquirir el equipamiento adecuado, y entender los nuevos patrones de consumo que imponía el nuevo contexto digital: nuevas formas de comunicarnos, de divertirnos, y de aprender. Y todo ello en un país que partía en una situación de desventaja en cuanto a competencias digitales y que para algunas industrias y personas significaba casi empezar de cero.

Un sector TIC que por aquellos días fue considerado como un servicio esencial, que facilitaba la adaptación al cambio en un tiempo récord y que contribuía, no solo a transformar muchos procesos, sino a asumir un papel de rescatador de personas, empresas y sociedad en general. Una industria capaz también de pasar a la primera línea de acción y adaptar fábricas para producir materiales críticos impresos en 3D y atender la necesidad urgente de material hospitalario, o desarrollar plataformas educativas que conectaban alumnos y profesores e incluso la puesta en marcha de iniciativas que ayudaban a las empresas a subirse al tren de la digitalización.

Porque si de algo hemos sido conscientes es de que ya no hay vuelta atrás. No es que el coronavirus lo haya cambiado absolutamente todo, pero sí es cierto que muchas de estas transformaciones se quedarán con nosotros para siempre. Porque este salto digital escribe una nueva página de nuestra historia que trasciende del ámbito empresarial y que nos afecta como sociedad y como país. Este proceso de evolución digital deberá ir acompañado de un seguimiento por parte de gobiernos y empresas para evitar la exclusión digital que muchas personas sufren, bien por razones de edad, por falta de formación, o por dificultades de acceso a la tecnología. Esta pandemia abrió una brecha digital que dejó a un 10% de las familias españolas con hijos en edad escolar descolgadas y desconectadas durante el confinamiento y un 55% de población tuvo muchas limitaciones de acceso a la tecnología. Son cifras que no nos podemos permitir porque el progreso debe ser común o no sencillamente no será.

Hay mucho trabajo por hacer y nuevos retos que afrontar. Tenemos claro que ya no solo es importante lo que hacemos, sino cómo lo hacemos. La digitalización contribuye a construir una economía más resiliente y limpia, basada en la eficiencia energética, la movilidad sostenible o la economía circular, áreas de desarrollo que requieren del uso de las tecnologías digitales para su impulso. Durante la próxima década, las empresas entrarán en una nueva era de progreso en la que se revierta el cambio climático, se protejan universalmente los derechos humanos y la equidad digital democratice las oportunidades para todos.

Somos unos privilegiados porque cada uno de nosotros somos observadores, pero también protagonistas del sentido y el propósito del trabajo que desarrollamos nosotros y nuestras empresas y hacer que encaje con el momento social que estamos viviendo, porque estamos cambiando el rumbo de nuestra historia. A partir de ahora, el sentido de nuestro día a día pasa a ponernos al servicio de una sociedad que se juega mucho en este definitivo salto hacia la digitalización.

Helena Herrero es Presidenta de HP

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