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A fondo
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

El paro de los transportistas: por qué y cómo afectará a empresas y consumidores

Es casi seguro que la inflación mantendrá su tendencia alcista mientras no se resuelva el problema de base que lleva años arrastrando este sector

CINCO DÍAS

A pocas semanas de que comience el ‘boom’ de las compras navideñas, la patronal del transporte ha anunciado su intención de realizar un paro del 20 al 22 de diciembre para reclamar al Gobierno que escuche sus reivindicaciones, y brinde más apoyo y protección al sector. Si no se llega a un acuerdo, este cese de actividad afectará, fundamentalmente al último remate de la campaña, a los envíos más urgentes y al reaprovisionamiento de alimentación y supermercadosA pocas semanas de que comience el boom de las compras navideñas, la patronal del transporte ha anunciado su intención de realizar un paro del 20 al 22 de diciembre para reclamar al Gobierno que escuche sus reivindicaciones, y brinde más apoyo y protección al sector. Si no se llega a un acuerdo, este cese de actividad afectará, fundamentalmente al último remate de la campaña, a los envíos más urgentes y al reaprovisionamiento de alimentación y supermercados.

¿A qué se debe esta reivindicación? ¿De qué se quejan los transportistas? Pues lo cierto es que el sector sufre, desde hace tiempo, un empeoramiento de sus condiciones económicas y de trabajo que parece ir en aumento. Por un lado, se incrementan los costes –solo este último año el precio del combustible ha aumentado en torno al 20%– y a ello se suman continuos retrasos en el abono de los servicios. La media de pagos es de 120 días, y, pese a que se ha regulado recientemente, son muchos los transportistas que tienen que seguir asumiendo las consecuentes tensiones de tesorería. Uno de los motivos de este desfase es que, con carácter general, los contratos siguen siendo muy inflexibles, con precios cerrados y condiciones que, en muchas ocasiones, perjudican al prestador del servicio. Ante la volatilidad e incertidumbre que estamos atravesando desde el comienzo de la pandemia, resulta imprescindible reevaluar los términos en los que se establecen las tarifas periódicas del transporte de mercancías.

En cuanto a las condiciones de trabajo, los profesionales se enfrentan en su día a día a la falta de infraestructuras adecuadas, con zonas de descanso infradotadas e infravigiladas que hacen que se expongan a robos y daños materiales. Por otra parte, y dada la permisividad de la legislación actual, es frecuente que los portes incluyan las tareas de carga y descarga como una suerte de servicio adicional no remunerado. Debido a la atomización del sector –la mayoría de los transportistas son autónomos–, es frecuente que la capacidad de negociación de los prestadores del servicio sea reducida. Resulta muy complicado negociar las condiciones con los cargadores o ajustar las tarifas.

A los incrementos de costes y la dificultad de las condiciones de trabajo se suma también la introducción de medidas medioambientales como la euroviñeta, que imponen tasas a los vehículos de carga en función de sus emisiones. Estas medidas impositivas, suponen un castigo extra para los transportistas, obviando el enorme margen que aún existe para reducir el impacto ambiental, mediante la optimización de rutas y el aprovechamiento máximo de la capacidad de los camiones. Se trata de medidas mucho más sencillas que conducirían a aminorar los kilómetros que se circulan en vacío y, por tanto, las emisiones.

En este sentido, hay que reconocer que existe un grave problema de eficiencia en el sector: Los transportistas obtienen ingresos cuando fehacientemente desplazan mercancías: no durante el tiempo de carga y descarga o en los trayectos en vacío. Actualmente plataformas tecnológicas como Ontruck permiten optimizar rutas y combinar cargas para mejorar la facturación, y la vida de los transportistas.

Las fechas elegidas por la patronal para realizar este cese de actividad han generado mucha atención mediática y la lógica preocupación acerca de cómo afectaría –si se mantiene– a la campaña navideña. Como especialistas en el transporte, en Ontruck prevemos que los grandes aumentos en cuanto a volumen de cargas se van a producir los días 26 de noviembre, y 10 y 17 de diciembre, en los que aumentará más del 35% respecto a octubre, y en cuanto al volumen de pedidos, la fecha clave será el 3 de diciembre, justo antes del puente, cuando las solicitudes podrían alcanzar un incremento del 50%.

No obstante, no debe pensarse que un cese como el anunciado no vaya a tener ningún impacto de cara al consumidor. Afectaría, sobre todo, al cierre de la campaña, a los envíos urgentes y, en cierta medida, al reaprovisionamiento de alimentación y supermercados. Hay que tener en cuenta que este año, la campaña de Black Friday y Navidad están siendo menos intensas que en 2020, cuando se dispararon las cifras del comercio electrónico. En 2021, las empresas han adelantado buena parte de sus promociones para diluir la presión sobre los días clave y el consumidor también parece estar realizando sus compras de forma más previsora y menos impulsiva.

En todo caso, independientemente de que el Comité Nacional del Transporte por Carretera consiga hacerse oír por el Gobierno, a la larga, es incuestionable que parte del incremento de costes que están asumiendo los transportistas terminará derivando en un aumento de las tarifas del transporte, y en un incremento generalizado de los precios al consumidor. Si ahora mismo la inflación se sitúa en el 5,5%, es casi seguro que mantendrá su tendencia alcista mientras no se resuelva el problema de base que llevamos años arrastrando.

Para que realmente pudiéramos revertir esta tendencia y acabáramos con la actual crisis del sector, sería necesario, en primer lugar, un cambio en las dinámicas actuales, que aumentase la flexibilidad de los precios (con el establecimiento de indicadores independientes que midan la oferta y demanda en cada momento) y fomentara la cercanía entre cargador y transportista; una implantación generalizada de las tecnologías que aumentan la eficiencia (optimización de rutas y cargas, resolución de incidencias, gestión de la facturación, etc.); una reducción de la presión fiscal (reemplazando las tasas por contaminación por incentivos para la renovación de flotas); y, sobre todo, la mejora de las condiciones de trabajo y contratación: adecuación de las áreas de descanso y cumplimiento real de los plazos de pago.

Estos cuatro pilares servirían para reenfocar el futuro de un sector que es responsable del 95% del transporte de mercancías que se realiza en España. 

Javier Escribano es Director general y cofundador de Ontruck

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