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Presidente del IFO

Fuest: “Necesitamos un equilibrio entre flexibilidad fiscal y disciplina financiera”

Apuesta por el liberal Christian Lindner como nuevo ministro de Finanzas para ejercer de contrapeso a los países comunitarios que siempre aspiran a endeudarse más  Insta a la UE a mejorar su mercado interior y a acelerar la transformación digital y verde

Clemens Fuest, presidente del IFO.
Clemens Fuest, presidente del IFO. Romy Vinogradova

Clemens Fuest (Münster, Alemania, 1968) es un prestigioso economista alemán de corriente ordoliberal. Dirige el Instituto de Investigación Económica muniqués IFO desde abril de 2016, y es catedrático de Economía en la Universidad Ludwig Maximiliam de Múnich. Fuest es miembro del consejo científico del Ministerio de Finanzas alemán. En el debate en torno al futuro ministro de Finanzas en el nuevo Gobierno rojiverde en coalición con los liberales, se posiciona a favor del liberal Christian Lindner como halcón que controle bien el dinero.

R. El nuevo Gobierno será una coalición que aunará diferentes intereses políticos, la justicia social representada por la socialdemocracia, el cambio ecológico simbolizado por Los Verdes, y el crecimiento económico defendido por los liberales del FDP. Si funciona, será una suerte para Alemania, ¿no?
R. Creo que lo positivo de los resultados de las últimas elecciones es que mantendremos una política moderada de centro, en la que no tienen cabida las posiciones extremas de los partidos de extrema derecha y de izquierda. Todavía está por ver si cambiará mucho el rumbo político.
R. ¿Cambiará algo respecto Europa?
R. La estabilidad política y económica de Alemania es crucial para toda Europa. El nuevo Gobierno se posicionará claramente a favor de la Unión Europea y colabora estrechamente con sus socios europeos. De eso no hay duda.
R. Usted se ha manifestado en el semanario Die Zeit a favor del liberal Christian Lindner como futuro ministro de Finanzas. Dice que en un mundo en el que predomina el apoyo político a las reglas fiscales laxas, será importante contar con un halcón crítico en política fiscal. ¿Priorizar los gastos estatales en lugar de endeudarse cada vez más?
R. Sin querer juzgar decisiones sobre reparto de cargos políticos, considero erróneo que se rechace a Christian Lindner como ministro de Finanzas porque esté a favor de limitar la deuda pública y rechace que algunos Estados trasladen los costes de sus deudas a los contribuyentes de otros países. La unión monetaria de Estados fiscalmente soberanos no puede funcionar si los gastos de unos países son pagados por los contribuyentes de otros, que no pueden influir en los gastos de los primeros. Por el bien de la eurozona necesitamos un equilibrio entre, por un lado, flexibilidad fiscal y solidaridad; y por otro, disciplina financiera y fuertes restricciones presupuestarias. No carecemos de políticos que, independientemente de la situación económica, pidan endeudarse más. El próximo ministro de Finanzas deberá representar un contrapeso en esa balanza.
R. ¿Qué espera usted del nuevo Gobierno?
R. En política económica el nuevo Gobierno deberá superar la crisis y crear las condiciones para un crecimiento a medio plazo de carácter inclusivo y sostenible. Eso quiere decir que habrá que realizar un esfuerzo en digitalización y atender el reto del cambio tecnológico. Asimismo habrá que apostar por una política sólida en protección medioambiental y de adaptación al cambio climático. Se trata de muchas cuestiones que todavía no están claras.
R. Desde el punto de vista de fuera del país, parece que Alemania se lamenta sin razón…
R. Sí, es verdad, a Alemania le va relativamente bien, pero los retos son enormes. Está el dilema demográfico; por el envejecimiento de la población disminuye la mano de obra. Al mismo tiempo aumenta la carga de los sistemas de la seguridad social. Alemania quiere reducir su emisión de Co2 pero carece de un concepto sólido que garantice en el futuro un suministro de energía seguro y competitivo. Eliminar al mismo tiempo las centrales nucleares y las carboeléctricas podrían amenazar la industria alemana y su bienestar social.
R. ¿Qué va a pasar con la inflación?
R. En este momento todo indica que la inflación en Alemania y en Europa es transitoria, una respuesta a la inflación extremamente baja del año 2020. Que la inflación caiga al 2% en 2022 dependerá de que se resuelvan los actuales cuellos de botella en los suministros de materias primas y productos semielaborados y de cómo evolucionen los salarios. A medio plazo podrían aumentar los riesgos inflacionistas por la creciente escasez de mano de obra y por el creciente proteccionismo. Y, en caso de que subiera mucho, dependerá de la disposición a intervenir de los bancos centrales. Pero, si tenemos en cuenta las elevadísimas deudas estatales, dudo de que las entidades centrales intervengan.
R. ¿Cuáles son las prioridades de países como España para apostar por el crecimiento sostenible mediante los recursos europeos como Next Generation?
R. La política ya ha señalado las prioridades, la digitalización y la transformación verde. El bienestar futuro dependerá tanto en España como en Alemania de que el mayor número de personas estén sanas y bien formadas. Formación es una de las claves.
R. ¿Cuál es la clave para una Europa próspera para todos?
R. Europa tiene un gran potencial si conseguimos desarrollar y profundizar nuestro mercado interior europeo. Simultáneamente necesitamos Gobiernos capaces de crear las condiciones necesarias para la transformación digital de la economía. También importante es una política climática y energética concebida por todos en Europa. En la política climática se trata de vincular la descarbonización con el respeto por la industria europea, por la que debemos apostar. Habrá que invertir para adaptarnos al calentamiento climático. Y no olvidar que la política climática es sobre todo política exterior, pues la protección medioambiental no funcionará sin EE UU, China e India.
R. ¿Qué tipo de globalización nos espera?
R. Muchas empresas se han dado cuenta en la crisis de lo frágil que son las cadenas globales de suministro; sobre todo si dependen mucho de pocos proveedores o disponen de apenas stocks para superar baches. Probablemente en el futuro se diversificarán las cadenas de suministro y se apostará por mayores almacenajes. Las compañías serán más resilientes pero no habrá menos globalización. Al mismo tiempo se registrarán tendencias que menguarán la diversificación; como el aumento de estándares sociales y normativas que las empresas europeas trasladarán a sus proveedores. Podría pasar entonces que renuncien a proveedores de países muy pobres con gobernanzas corporativas débiles.
R. ¿Miedo a China?
R. China es al mismo tiempo competidor y socio. Europa debe tratar China con actitud crítica pero constructivamente. EE UU es un socio y aliado pero es importante que Europa disponga de una política propia respecto a China porque los intereses europeos no son exactamente los mismos que los de los americanos.
R. ¿Cuáles serán las nuevas reglas de juego en el tablero internacional? Si se trasladan las competencias y la creación de riqueza a los lugares del mundo más idóneos para ello, ¿qué pasará con el trabajo en Europa?
R. Sí, la buena noticia es que incluso aunque China llegara a ser en todos los ámbitos más productiva que Europa, podrán seguir comerciando una con otra para ventaja de ambas. El valor añadido o la riqueza creada europea será mayor cuanto mejor formada esté su población y cuanto más inteligentemente utilice sus recursos. Nos tenemos que concentrar en eso.

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