Sánchez defiende la creación de nuevos indicadores económicos más allá del PIB
La Comisión y la OCDE piden incorporar métricas que tengan en cuenta la sostenibilidad o la igualdad de oportunidades
"El PIB mide todo excepto las cosas que hacen que la vida merezca la pena. Este indicador no mide la salud de nuestros niños, ni la calidad de su educación, ni mide nuestro coraje, ni nuestra sabiduría o nuestro aprendizaje". Con esta idea de Robert Kennedy, dicha durante la campaña electoral estadounidense de 1968, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el comisario de Economía del Ejecutivo comunitario, Paolo Gentiloni, quisieron aterrizar el debate sobre la modernización de un indicador que la pandemia de coronavirus ha terminado de poner en entredicho precisamente por no medir aspectos como la desigualdad social o la transición climática.
Sánchez, en la clausura del seminario Monitoring the recovery: beyond GDP (vigilando la recuperación, más allá del PIB), organizado este lunes por el Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital, explicó que "siendo el PIB una variable fundamental para medir el desarrollo económico de cualquier país, no tiene la capacidad de reflejar aspectos esenciales" como la sostenibilidad medioambiental, los bienes y servicios no comercializados, la desigualdad de oportunidades y otros factores imprescindibles para medir la evolución de un país.
Las palabras del presidente del Ejecutivo llegan en un momento en el que organizaciones internacionales como el FMI y organismos nacionales como BBVA Research han enfriado notablemente las perspectivas de crecimiento del Gobierno, que sigue confiando en un alza del 6,5% para 2021 y del 7% en 2022 pese al sustancial recorte que el INE llevó a cabo recientemente de cara al crecimiento de la economía en el segundo trimestre del año.
En este contexto, sobre todo tras la crisis sanitaria del Covid y sus consecuencias en las economías, la vicepresidenta y ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, detalló que el PIB es un indicador útil pero insuficiente para dar la medida exacta de los recursos y la capacidad de la economía de un país, por lo que debería ser revisado y actualizado para corregir sus "límites y deficiencias". En concreto, sugirió Calviño, las métricas deben ser modificadas para incorporar consideraciones sociales como la desigualdad o los aspectos climáticos, además de servirse de los cambios digitales y tecnológicos.
Más de una década después de la crisis financiera de 2008, explicó Calviño, es un buen momento para avanzar en esta agenda, de manera que las métricas reflejen también aspecto inéditos como el crecimiento inclusivo o la desigualdad.
El Nobel de Economía Joseph Stiglitz, quien participó en el evento de forma virtual, respaldó lo expuesto por Calviño y Sánchez y reiteró que el PIB "no es un buen sistema para medir y tiene limitaciones, como demostró durante la crisis financiera de 2008, cuando se comprobó que el crecimiento económico no era sostenible y el PIB no daba indicación de lo vulnerable que era el sistema".
Tal y como recalcó el economista y profesor estadounidense, un mayor nivel de PIB no corresponde necesariamente con un reparto equilibrado de la prosperidad y la igualdad. La razón es que "lo que mides y cómo lo mides influye en lo que haces", por lo que "mediciones incorrectas puedan tener un coste muy alto". En esta línea, el secretario general de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), Mathias Cormann, propuso crear una suerte de "PIB+" que incorpore a la fortaleza de la reactivación económica la calidad de la misma.
La idea de Stiglitz y Cormann entronca con el objetivo del comisario económico del Ejecutivo comunitario, Paolo Gentiloni, de cara a cambiar los métodos utilizados por Bruselas a la hora de medir la evolución de las economías comunitarias. "Yo quiero una Comisión Europea que valore el rendimiento económico de los Estados miembros en función del PIB, pero también de otros indicadores sociales como los objetivos de desarrollo y sostenibilidad. Quiero una Comisión que tome decisiones en base a todos estos indicadores", apuntó. Por todo ello, aseguró, "no buscamos únicamente un rebote del PIB para volver a los niveles precovid".
Detrás de estas reivindicaciones, detalló el político italiano, se encuentran las deficiencias de un indicador que, dijo, "no hace un seguimiento de la desigualdad, por lo que la dimensión social, que es tan importante, no se ve reflejada" en las estadísticas. También, porque el PIB no tiene en cuenta el medio ambiente ni la sostenibilidad ni capta la importancia de todos los datos que conforman "la riqueza real de las naciones".
Por todo ello, Gentiloni invitó a que organismos como la Comisión Europea modernicen poco a poco un indicador que, a pesar de sus limitaciones, se ha seguido utilizando porque se basa en cifras fáciles de entender y comunicar y porque se calcula en base a unas normas acordadas a nivel internacional que facilitan la comparación entre países. "Necesitamos incorporar métricas que analicen todos los puntos de la economía y midan aspectos como la sostenibilidad. Es un reto para todas las organizaciones multilaterales".
Reforma laboral
El jefe del Ejecutivo, en la clausura del seminario en el que participó el comisario Gentiloni, prometió que la reforma laboral pactada con Bruselas se hará con el consenso del diálogo social de cara a perdurar en el tiempo. A su vez, en medio de la polémica con Unidas Podemos, volvió a defender la presencia de la vicepresidenta Calviño en la negociación al recordar que "el Gobierno, todo el Gobierno, está comprometido en abordar la modernización de la legislación laboral".
Los objetivos del Ejecutivo, aseveró Sánchez, son "uno, extirpar la precariedad laboral; dos, impulsar la competitividad de nuestra economía; y, tres, restablecer el reequilibrio en la negociación entre empresarios y trabajadores". Por ello, dijo, "una legislación así, con vocación de perdurar en el tiempo, se hará en España como se hace en Europa, con diálogo social y vocación de consenso". España, recordó, ha "sufrido muchísimas contrarreformas, como la laboral y la de las pensiones de 2012 y 2013, que rompieron y quebraron el diálogo social", algo que el jefe del Ejecutivo no quiere volver a repetir.