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Elecciones en Alemania

Verdes y liberales fijarán la agenda económica del nuevo canciller alemán

La ortodoxia fiscal y la apuesta medioambiental están aseguradas El peso de los liberales tranquiliza al empresariado

Carteles de los principales candidatos en las elecciones alemanas.
Carteles de los principales candidatos en las elecciones alemanas.AFP

Los socialdemócratas del SPD han vuelto con fuerza. Olaf Scholz podría ser canciller. Pero quizás no pueda serlo. Eso lo decidirán Los Verdes y los liberales porque ni el SPD ni los democristianos del candidato Armin Laschet pueden gobernar solos. Alemania se ha vuelto cada vez más verde y más social. Las inundaciones del verano pusieron en evidencia los riesgos ecológicos. Por otro lado, la justicia social ha sido la gran demanda de la población al nuevo Gobierno que saliera tras las elecciones de septiembre. Bajando impuestos a los ricos no se solucionan los problemas del futuro, dicen los socialdemócratas y Los Verdes. Pero la clave del nuevo Gobierno la tienen ahora los liberales del FDP, que piden bajar impuestos y atajar la deuda pública generada a raíz de la pandemia. Para ellos el Estado debe ser fuerte pero ligero.

Los resultados de las elecciones del domingo confirman que tras la era Merkel finaliza también el sistema de partidos de Alemania desde los años 50, con dos grandes bloques, el formado por la Unión Demócrata Cristiana, CDU, y la bávara CSU, y, por otro lado, la socialdemocracia del SPD. Hoy el auge de Los Verdes y de la extrema derecha de AfD y la pérdida de popularidad de los dos grandes partidos, con una caída colosal de la CDU de Merkel, provoca que los ciudadanos tengan más opciones, pero desconozcan cuál será el gobierno resultante tras su voto. Ese reparto político, con coaliciones de tres partidos con perfil y programa propios, recortará probablemente el poder y el tiempo de mandato del canciller. Positivo será que habrá mayor debate político. Negativo: la pérdida de peso de Alemania en Bruselas. Con la salida de la competente política del compromiso de Angela Merkel, Europa podría debilitarse.

Un aliado clave del próximo Gobierno serán Los Verdes, que han ganado respecto a las elecciones de hace cuatro años pero menos de lo esperado. La sostenibilidad vende y las políticas verdes impactan en Alemania, pero este es un país conservador en el sentido del miedo al cambio. Existe un consenso social a favor de los cambios sostenibles. Y la presión aumenta bajo el argumento de que hay que cambiar para que no nos cambien las circunstancias. Por otro lado, la economía exige cuidado. El jefe de Bosch, Volkmar Denner, advierte de que el cambio estructural debe hacerse sin ruptura estructural. “Una economía sana y puestos de trabajo seguros son objetivos importantes en la crisis climática”. Bosch es el mayor proveedor del automóvil del mundo. Sostenibilidad, buen gobierno corporativo y responsabilidad social son las claves. No solo existe la ecología, dice el físico. La sociedad necesita una economía intacta y bienestar, es decir puestos de trabajo seguros y darse tiempo para la transformación. Son palabras de Denner, pero reflejan la opinión de la industria del automóvil y del presidente verde de Baden-Württemberg, Winfried Kretschmann. La razón es que no hay política verde en Alemania sin aceptación popular. De ahí la política del paso a paso. Solo un 10% de las empresas alemana son ya socioecológicas. Pero esa es la dirección.

Nuevo campo de juego

Ascenso socialdemócrata, caída democristiana y despedida de esos dos grandes partidos, que en los años setenta sumaban juntos el 90% del electorado. Formaciones más pequeñas como Los Verdes y los liberales del FDP serán quienes coronen al futuro canciller y quienes impongan sus condiciones. Las del FDP contrarrestarán los gestos sociales del futuro gabinete. Tras Merkel, la política alemana será otra, pero lo que permanece es el sentido común. “País feliz”, califica la analista Judith Wittver, del diario Süddeutsche Zeitung. “Alemania se presenta en su segundo año de pandemia algo cansada pero sorprendentemente feliz. Las elecciones se ganan en el centro político. Los candidatos avanzan con promesas de estabilidad y no con mensajes radicales”. Olaf Scholz y Armin Laschet son alumnos perfectos del estilo merkeliano: moderación, racionalidad y trabajar bien sin muchos aspavientos.

Para la evolución de la economía no será decisivo si se impone uno u otro. Todos los partidos reconocen que hay que invertir en tecnología medioambiental y en digitalización. Que Los Verdes entren en la coalición no asusta apenas a la economía. Los liberales entran también seguro, lo que aplauden empresarios y adinerados. Su jefe, Christian Lindner, defensor del libre mercado, quiere el puesto de Finanzas. Como ministro querrá bajar impuestos y mantener el freno a la deuda. La ley establece que el déficit fiscal no puede exceder el 0,35% del PIB, excepto en años difíciles como los actuales. El mismo Scholz quiere que Alemania vuelva a estar sujeta a ese límite a partir de 2023. Si gobierna con el candidato liberal habrá menos reparto del bienestar y más apuesta por el crecimiento económico, pues como advierte Lindner, solo una economía fuerte puede alcanzar los objetivos sociales y ecológicos deseables. A París, que asume en enero la presidencia del Consejo de la UE, no le hará gracia Lindner como ministro. Aunque los partidos del liberal Lindner y de Macron estén en el mismo grupo en el Parlamento Europeo, tienen posiciones diferentes respecto al Pacto de Estabilidad, que limita los déficits presupuestarios y los niveles de deuda de los Estados miembros. Macron quiere renegociarlo y Lindner es un enemigo claro de la creación de nueva deuda.

El futuro gobierno

¿Qué le espera al nuevo Gobierno alemán? Las grandes tareas pendientes son la justicia social, el crecimiento económico tras la pandemia y el reto medioambiental. Alemania vive un momento de transformación y preocupa cómo se financia el cambio ecológico y la economía digital con oportunidades formativas para todos sin frenar el crecimiento. El llamado rockstar de la economía, Thomas Piketty, propone aumentar los impuestos a los millonarios y regalar dinero a los ciudadanos jóvenes para que inviertan en inmuebles o en crear sus propias empresas. En Alemania la desigualdad de patrimonio es todavía mayor que la desigualdad de ingresos. Invertir en formación es la respuesta que asumen tanto el bloque conservador alemán como el progresista.

Alemania ha sufrido bajo la pandemia pero la economía ha despegado. Los investigadores del Instituto Ifo de Múnich esperan un crecimiento del 2,5% para este año. Poco, teniendo en cuenta que pronosticaban el 3,3% antes del verano y el 3,7% en marzo. El año pasado Alemania perdió casi el 5%. No obstante, las razones de la desaceleración están más fuera que dentro del país, como por ejemplo los problemas de suministro de chips para la industria del automóvil. La gente consume y en 2022 todavía más, según apuntan los jefes de economía de los bancos privados. Incluso se pronostica un boom del 7% para 2022.

¿Quién es Scholz?

No es el político más sonriente y carismático. Un tipo aburrido, según The New York Times; pero ofrece lo que Alemania quiere en este momento histórico: Estabilidad, seguridad, status quo. El Merkel. El Merkel masculino. Un pragmático como ella. Un hombre que prefiere callar antes que decir cualquier tontería. No es un schowman: „Me presento a canciller, no a director de circo.“ Maneras a la Merkel y en las antípodas del pensamiento y de las maneras Trump.

 

Olaf Scholz, nacido en Osnabrück hace 63 años, parece haber salido de la sombra pero es un político de primera línea desde hace 20 años. Defendió las controvertidas reformas sociolaborales del socialdemócrata Gerhard Schröder de 2005, un programa que perjudicó al SPD, pero del que Scholz consideró que era la respuesta adecuada a un tiempo de paro masivo. ¿Un socialdemócrata? Sí. Fue el ministro de Trabajo que en la crisis financiera salvó puestos de trabajo con los subsidios de trabajo por tiempo reducido. Y es todavía el ministro de Finanzas que se enfrentó a la pandemia y a las inundaciones de mediados de julio. Scholz transmite la impresión de que podrá con ello, que lo sabrá hacer, como la democristiana Merkel.

 

„Scholz sabe que para ser hoy canciller no lo podría hacer contra el estilo político de Merkel“, opina el diario Süddeutsche Zeitung. „Será como la mujer que condujo el país a través de varias crisis y sin muchos aspavientos. La canciller ha permitido a los alemanes relajarse sabiendo que ella ya asumiría el trabajo.“ La ciudad en la que Scholz más fans tiene es Hamburgo. Alcalde de la ciudad hanseática entre 2011 y 2018, su gran promesa fue construir nuevas viviendas. 100.000 desde 2011, en el 60% de las cuales se paga un alquiler de 6,40 euros el m2. Si es canciller dice que construirá 400.000 al año. Otras promesas: subir el salario mínimo, garantizar la jubilación, acelerar la política de protección climática.

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