Hay que acelerar el doble ritmo de la electrificación
La medida es fundamental si queremos cumplir con los objetivos que se han fijado en el Acuerdo de París
Citius, altius, fortius”, o “Más rápido, más alto, más fuerte” en español, es el lema de los Juegos Olímpicos. Durante milenios, el ser humano ha demostrado ir más allá de sus límites físicos en esta competición deportiva. No obstante, ahora observamos cómo el calor extremo, la alta humedad y la peor calidad del aire están causando estragos en los deportistas de élite. La temperatura media anual de Tokio ha aumentado 2,86 grados desde 1900, lo que supone más del triple que la media mundial, según un estudio publicado por la Asociación Británica para el Deporte Sostenible. Las temperaturas de más de 35º se han hecho cada vez más habituales, tanto es así que, en 2018, una ola de calor en Japón provocó 22.000 hospitalizaciones y más de 1.000 muertes, y los científicos determinaron que no habría ocurrido sin la influencia del cambio climático . En Europa este año se han sufrido olas de calor sin precedentes, con máximos históricos de temperaturas, llegando incluso a batir el récord del continente con 48,8º en Floridia, Italia.
La gravedad del cambio climático es tal que cada vez más gobiernos, organismos internacionales y supranacionales están implementando medidas destinadas a contenerlo y/o a paliar sus efectos (en la medida de lo posible). Por ejemplo, en Alemania se está favoreciendo el uso de transportes menos contaminantes, apostando por abaratar el precio de los billetes de tren, incrementando las tasas de los aviones y creando impuestos para los coches más contaminantes, a la vez que se ofrecen ayudas para la renovación del parque automovilístico con coches eléctricos. Pero, serán las medidas comunes las que desemboquen en un cambio palpable, que tenga un verdadero impacto en frenar el avance del cambio climático. Es por ello que la Unión Europea (UE) aprobó el paquete legislativo Fit-for-55, cuyo objetivo principal es reducir las emisiones de CO2 en un 55% en 2030 respecto a los niveles de 1990. Este afectará especialmente a la industria del transporte, que es responsable del 25% del total de emisiones de CO2.
De hecho, la pandemia demostró que la reducción de la movilidad tuvo un impacto drástico en los niveles de CO2. En la primera semana tras el estado de alarma, las emisiones de CO2 en Madrid y Barcelona tan solo llegaron al 40% del límite fijado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la UE para proteger la salud humana. Es por ello que promover una movilidad sostenible dentro de las ciudades es el reto al que todos los gobiernos se enfrentan.
La UE está estableciendo directrices y medidas encaminadas a lograr los objetivos del Acuerdo de París, especialmente en el proceso de transición a la electrificación del parque móvil. Por ejemplo, está animando a los estados miembros a recurrir al fondo de resiliencia y recuperación y a las oportunidades del Banco Europeo de Inversiones para ampliar los actuales incentivos de compra de vehículos eléctricos, e, incluso, implementando un régimen financiero de desguace, para apoyar las ventas de vehículos de cero emisiones mediante la financiación de su renovación desde los modelos más antiguos de combustión. Pero, al igual que en las Olimpiadas, si se quiere triunfar en este proceso de transición hacia la electrificación de los parques móviles se deben en primera instancia establecer unos objetivos nacionales e internacionales claros y tangibles y, en segunda, adoptar un fuerte compromiso para lograrlos.
Según nuestros estudios, nuestra conclusión es que tenemos que acelerar el doble el proceso de electrificación de las flotas y del parque automovilístico europeo si queremos conseguir los objetivos del Acuerdo de París. De nada sirve que la UE impulse una serie de medidas, si luego no se plasman en planes de movilidad sostenibles eficientes en cada estado miembro, ni lo apoyan las empresas, ni la ciudadanía. Es necesario, por tanto, trabajar de forma conjunta y elaborar normas que promuevan la movilidad sostenible, incrementar los incentivos a la compra de vehículos eléctricos, crear planes de infraestructura moderna, y sensibilizar en la importancia de moverse de forma sostenible, entre otros, teniendo siempre en cuenta las últimas tecnologías y su posible impacto en la movilidad sostenible del futuro.
Las plataformas de movilidad multiservicio podemos y debemos ser aliadas en la configuración de la movilidad sostenible de las ciudades, ya que conectan al usuario de forma ágil, cómoda y segura con diferentes opciones de movilidad de bajo impacto ambiental (como las motos eléctricas, coches compartidos o taxis eléctricos, entre otros) y hacen que los desplazamientos sean más eficientes. Las plataformas o apps, además, tienen la capacidad de integrar otras opciones de transporte público, y ofrecer a los ciudadanos la mejor opción de movilidad teniendo en cuenta aspectos como las condiciones climáticas, el tráfico, etc. Todo ello para hacer de nuestras ciudades espacios más limpios, saludables y seguros para las personas y el medioambiente.
En definitiva, para ganar estas olimpiadas de la movilidad está claro que debemos agilizar el doble el proceso de electrificación del transporte. Esto implica el establecimiento de metas (u objetivos), con esfuerzo (y compromiso) y, por supuesto, con trabajo en equipo. A su vez, es clave que los organismos nacionales, internacionales y supranacionales encuentren en las plataformas y empresas de movilidad un aliado con el que puedan llegar a cumplir sus objetivos comunes. Ya que la carrera hacia la movilidad sostenible es de todos.
Jaime Rodríguez de Santiago es Director General de Free Now España