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Último cuatrimestre

¿Es momento de recoger beneficios ante un otoño que se presenta más volátil?

Los gestores apuestan por la Bolsa y el avance económico y no temen al impacto del repliegue en las compras de deuda de los bancos centrales

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Nuria Salobral

El verano ha dejado cambios importantes en el panorama económico y financiero que se encuentran los inversores en el regreso a la plena actividad de septiembre. El crecimiento desbocado del segundo trimestre ha comenzado a frenarse y, con ello, el rally bursátil. El punto álgido de alza del PIB tras la debacle del pasado año ha pasado y la economía está regresando a un entorno de más moderación. La ansiada normalidad tras el coronavirus estaría llegando por fin y ello augura un entorno de crecimiento más leve para los próximos meses y prepara también el terreno para un evento clave para los inversores, el inicio de la retirada de los estímulos monetarios de los bancos centrales.

Septiembre puede dejar ya claras pistas sobre las intenciones de la Fed y del BCE. El Banco Central Europeo se reúne el próximo día 9 y el ala más dura ya reclama abordar la reducción de las compras de deuda. Más claro lo tiene la Fed, que está en preparativos para lanzar en tapering, si bien los últimos datos de creación de empleo en agosto, peores de lo esperado, sugieren que no lo anunciará en su reunión de finales de este mes. Los inversores van a tener que interiorizar por tanto el primer ajuste en el mar de liquidez en que nadan desde el estallido de la pandemia y un menor crecimiento. ¿Es motivo para modificar las carteras? ¿Va a provocar el tapering una sacudida en los activos financieros?

La opinión generalizada de gestores y analistas es que no. La situación de fondo no cambia, a pesar de que en el mercado haya un cierto viraje de posiciones cíclicas hacia más defensivas. Para Roberto Ruiz-Scholtes, director de estrategias de UBS Banca Privada en España, “ha habido un despegue de ciclo muy fuerte, con crecimientos y beneficios estratosféricos, y ahora toca regresar a la atmósfera”. Su estimación es que las condiciones de vuelo serán favorables y el aterrizaje suave, sin que la firma haya hecho cambios de cartera respecto a lo proyectado a comienzos de año.

Agosto ha dejado apenas una sola jornada de amago de corrección bursátil. Los mercados de renta variable cerraron el mes con nuevas subidas gracias al viento de cola de los resultados semestrales y a la confianza en que la reducción de las compras de deuda, cuando sea que vaya a iniciarse, no supondrá la antesala para un aumento de los tipos de interés. Hay aún tipos ultrabajos y liquidez a espuertas para seguir sosteniendo las alzas en Bolsa, en un mercado en el que la renta variable es, a las claras, la alternativa de inversión con rendimiento más evidente.

La tesis de crecimiento no cambia pese al temor por la variante delta del Covid-19

Esty Dwek, directora de estrategia global de mercados de Natixis IM, explica que la firma no ha cambiado su asignación de activos a causa del tapering. “Ya se espera y está previsto y solo tendrá un impacto limitado en los mercados. Lo que importa es la subida de tipos”, añade. Es el evento que verdaderamente modificaría el terreno de juego para la inversión y que Natixis IM, en línea con el consenso de mercado, no espera hasta 2023.

Para Ricardo Seixas, director de renta variable ibérica de Bestinver, tampoco hay razones para modificar su visión positiva para la Bolsa. “La tesis de recuperación y crecimiento no se cuestiona. El ciclo económico no está de ningún modo dañado de forma estructural”, defiende. Seixas sí reconoce ciertos ajustes de cartera, aunque sin renunciar al sesgo cíclico. Por ejemplo, ha rebajado su exposición en el sector turístico, por el que apostó la firma con la reapertura de la economía y la campaña de vacunación, pero que ha vuelto a sufrir con el auge de la variante delta del virus.

“El crecimiento económico ya no va a ser tan potente y hay que barajar otras fórmulas”, comenta Seixas. Así, sin desviar el foco de lo cíclico, el gestor se inclina más hacia valores industriales y bancos, los siguientes sectores en posición de sacar partido al ciclo de la reactivación económica. El de las materias primas, el primero en reflejar la vuelta a la actividad, ya habría ofrecido todo su potencial de subida.

En definitiva, las estrategias de inversión no hacen sino adaptarse a las distintas etapas de la recuperación de la economía –una primera apuesta arrolladora por las materias primas, para pasar gradualmente a la industria, la banca y, por último, el turismo–, apurando todas las ganancias que permite un mercado dopado con la liquidez y los bajos tipos de los bancos centrales. Además, las perspectivas de beneficios empresariales siguen siendo muy favorables y los resultados a junio arrojan previsiones de negocio positivas para los próximos meses.

La reducción de las compras de deuda será muy gradual
y la liquidez está garantizada

“El mayor impulsor del mercado es la liquidez del BCE y la Fed. Los momentos de huida del riesgo duran apenas dos días, no merece la pena estar muy defensivos”, afirma Ricardo Gil, director de estrategia de Trea AM. En todo caso, los gestores de esta firma siguen manteniendo su apuesta firme por el sector tecnológico, refugio claro si vienen mal dadas y destino predilecto para establecer posiciones más defensivas.

Para Almudena Benedit, responsable de gestión de carteras para Julius Baer en Iberia, sí es momento de buscar un enfoque más equilibrado de la cartera de cara a lo que queda de año. “Desaconsejamos seguir invertidos en el sector de materiales porque el ciclo habría alcanzado ya su máximo, las valoraciones son altas e iremos viendo cómo disminuyen sus beneficios”, asegura. La apuesta es recoger beneficios en las acciones cíclicas que más han subido y “reasignar los recursos hacia empresas de crecimiento defensivo, principalmente de los sectores sanitarios y tecnológicos”.

Después de todo, la tentación por la recogida de beneficios es fuerte en un año que deja ya ganancias del 20% en la Bolsa estadounidense. Y los mercados afrontan más curvas para lo que queda de ejercicio frente a lo visto hasta ahora. “Mantenemos un sesgo prudente a favor del riesgo, pero reconocemos un mayor riesgo de retroceso en la fase más madura del ciclo”, señala Thomas Hempell, jefe de análisis macro y de mercado de Generali Insurance AM. Prudencia sin renunciar a la Bolsa, pero sin poner en cuestión tampoco la senda de crecimiento global. “Los datos poco alentadores, el aumento de la preocupación por el Covid y las medidas reguladoras de China pesan sobre las previsiones. Sin embargo, la recuperación no se desviará y los responsables políticos actuarán con cautela a la hora de eliminar sus medidas acomodaticias”, añade Hempell.

Sin perder de vista la inflación

La idea de que la inflación será pasajera, y que ha provocado este verano una corrección en los valores más cíclicos, ha calado en los inversores. Pero también hay firmas que advierten de que no hay que perder de vista los efectos del alza de precios, ya que si la inflación se acelera, también puede haber más prisa para replegar estímulos económicos. Será el momento de poner a prueba la tolerancia de los bancos centrales, según sus nuevas estrategias, a unos precios por encima de sus objetivos.

Hay firmas que sí avisan de que la inflación podría ser mayor a lo esperado y con un carácter más estructural

“Advertimos a los inversores de que pongan el foco en el impacto de la variante delta en la economía y en las señales persistentes de inflación para el resto del año”, avisan desde Bank of America. En opinión de la firma, hay riesgo de que el escenario que ha asumido el mercado tras el mensaje de Powell en Jackson Hole –un impacto reducido de la variante delta y un nivel de inflación aceptable para la Fed– pueda ser inexacto.

En esta línea, desde Pimco apuntan que “es posible que en los próximos meses veamos un aumento de la inflación –por encima de los objetivos de los bancos centrales–, que podría ser bastante preocupante para muchos inversores. Todavía no estamos fuera de peligro”. Para la mayor gestora de renta fija del mundo, “la inflación sigue siendo un área donde los riesgos son elevados”, aunque su hipótesis de base continúa siendo que esas presiones inflacionistas serán pasajeras.

Ya con la vista puesta en el medio plazo, la gran pregunta será cuánto podrá prolongarse el actual ciclo económico de crecimiento, una vez llegue el momento para las subidas de tipos y cuando haya quedado atrás el pico en la subida del PIB y de los beneficios empresariales. “La incógnita será si toda esta transición hacia una economía más digital y sostenible, con millonarias inversiones públicas y se espera que también privadas, tendrá un efecto multiplicador”, explica Ruiz-Scholtes. Desde UBS confían en que sí.

Sobre la firma

Nuria Salobral
Es jefa de la sección de Inversión en el fin de semana y redactora especializada en temas financieros y política monetaria. Trabaja en Cinco Días desde 2006, donde ha cubierto la quiebra de Lehman Brothers, el rescate a la banca española o las decisiones del BCE. Nacida en Madrid, es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense.

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