Vuelve el dividendo y la fortaleza de la banca
El sector bancario europeo recupera brillo tras los test de estrés. Ahora falta el lustre de sostenibilidad
Se terminó julio, y como todos los años, el mes ha finalizado con gran parte de los deberes previstos para el presente ejercicio finiquitados en solo 30 días. En julio el síndrome del fin del mundo. Parece que no hubiese un mañana. Todo se acumula en la última semana prevacacional. Pero, bueno, ya está. Así, el pasado viernes CaixaBank y BBVA, además de Ibercaja, presentaron o comunicaron sus resultados del primer semestre.
Los tres aprovecharon para anunciar que dejaban atrás la caída de beneficios o incluso, los números rojos de 2020. Como unos días antes lo hicieron Bankinter, Santander, Sabadell, Unicaja, Abanca o Kutxabank, todos hicieron hincapié en el nuevo brío del negocio.
Pese a los bajos o negativos tipos de interés y las oleadas de coronavirus, el sector ha conseguido niveles de actividad precovid que han quedado reflejados en las cuentas de resultados. Incluso, las fuertes provisiones llevadas a cabo en 2020 para cubrir el posible repunte de la morosidad como consecuencia de la crisis económica derivada de la pandemia, han quedado intactas. No han hecho falta más, o por lo menos eso apuntan las previsiones macroeconómicas realizadas por las propias entidades financieras, y apoyadas por expertos y organismos públicos.
Incluso, algún banco ha comunicado la liberación de provisiones el próximo año si el escenario macro sigue como hasta ahora, incluida la quinta ola del virus.
Todos los bancos han comunicado la vuelta al dividendo, con reparto del beneficio para el accionista del 30%, caso de Sabadell, que era la gran incógnita del sector, al 50% de CaixaBank (Santander ha anunciado un pay-out del 40% al 50%), o el 40% de BBVA con el añadido de la recompra de acciones por el 10% de su capital.
Ha costado, pero al final el Banco Central Europeo (BCE) no esperó a que se hicieran públicos los resultados de los test de estrés, y el día 23 anunció que levantaba el veto al dividendo de la banca europea 16 meses después de implantarlo.
Las entidades españolas quedan razonable bien en el examen, con escenarios macro mucho más duros que el resto de los países de la UE
El viernes, otra buena noticia para el sector. Todos los bancos españoles están preparados para asumir un nuevo tsunami de la economía. Tienen capital suficiente, aunque este se quedase por debajo de la media europea situada en el 10,2%, sobre todo, en el caso de Santander, BBVA, o Sabadell, el peor parado del sector en España.
Los bancos con medalla de oro han sido los del norte de Europa. Enhorabuena para ellos. Pero hay que matizar este triunfo. Y es que los escenarios adversos macro a los que se les ha sometido los resultados de la banca del Viejo Continente no han sido equitativos.
Los bancos españoles han tenido que hacer frente a un hipotético escenario en el que el PIB caería el 0,9% este año, ahondaría a la recesión en 2022, con un retroceso del 2,8%, para crecer un 0,5% en 2023, versus a las previsiones de que la economía avance un 6,8% en 2021, un 4,2% en 2022 y un 1,7% en 2023.
Dados los tres ejercicios, según el análisis de la EBA, Santander tendría unas pérdidas en el escenario adverso este ejercicio de 5.372 millones, para llegar a 2023 con un beneficio de 2.787 millones.
En el caso del escenario base, las ganancias al cierre del presente ejercicio serían de 11.821 millones, y subirían a los 12.839 millones en 2021. En el caso de BBVA, las pérdidas en el peor de los escenarios en 2021 serían de 6.286 millones de euros, que se situarían en unos números rojos de 38 millones en 2023. En el escenario base el beneficio este año sería de 2.610 millones.
Sabadell podría llegar a sumar unas pérdidas de 1.729 millones este año en el escenario adverso durante el presente ejercicio, mientras que en el base ganaría 97 millones al cierre del ejercicio. Bankinter ganaría en 2021 en el escenario base este año 437 millones, aunque en este mismo ejercicio en el escenario adverso asumiría unos números rojos de 456 millones.
Y ya fuera de los test de estrés, también el viernes Unicaja registró oficialmente la absorción de Liberbank, que, como en el caso de Bankia con CaixaBank, ha dejado de existir. Liberbank es ya una entidad del pasado. Tras tres años de negociaciones, de tiras y aflojas, rupturas, amores, desencuentros, al final hubo boda. y eso que algunos todavía no se lo terminaban de creer.
Se crea así el quinto banco del país, desplazando a Bankinter.
España es el país de Europa que más ha asumido el mensaje de los supervisores cuando tocaron los tambores de fusión. Ahora, entre las cinco primeras entidades acaparan más del 85% del mercado nacional. Casi nada.
Pero si fueran pocos acontecimientos los producidos en la segunda parte del mes de julio hay que añadir la del acuerdo de los macroajustes de CaixaBank y BBVA. Ambos bancos han cerrado en estos últimos días el periodo de adhesión a sus ERE, y en los dos casos con sobredemanda.
Al ERE de CaixaBank se han apuntado alrededor de 8.000 empleados, frente a las salidas pactadas de 6.452. En el caso de BBVA también se ha producido más peticiones que cupo acordado de despidos voluntarios entre el banco y los sindicatos. La entidad ha recibido 5.216 adhesiones a su ERE, frente a las 2.935 salidas pactadas.
Ahora, los dos bancos han iniciado el periodo de recolocación de los empleados salientes en otras empresas, según acordaron y para lo que contrataron compañías especializadas para ello.
Según datos de las cuatro principales entidades, de enero a junio, han cerrado 1.374 oficinas y redujo su plantilla en 5.408 empleados en España. Estos ajustes tienen como objetivo ganar más eficiencia y adaptarse a la nueva demanda de sus clientes, que cada vez utilizan más los canales digitales y acuden menos a las sucursales. En estas salidas no se encuentran aún registrados los cierres de oficinas y los despidos por los ERE de CaixaBank y BBVA, aunque sí de Santander y Sabadell, y algunos ajustes del resto de los bancos.
Por cierto, el pasado 23 de julio la AEB y la CECA anunciaron la firma de su “protocolo estratégico para reforzar su compromiso social y sostenible” con el país y los clientes. Conclusión: más ruido que nueces, y esto dicho incluso por un por banquero. Ahora la banca, debe volver a empezar otro examen, el de la sostenibilidad, cuyos primeros resultados saldrán en 2021. De momento, el examen parece muy complicado.