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Una nueva forma de hacer y de pensar la edificación

Grupo Avintia abre al camino en España a la construcción industrializada, más sostenible

Construcción industrializada en altura realizada por Grupo Avintia en Móstoles (Madrid).
Construcción industrializada en altura realizada por Grupo Avintia en Móstoles (Madrid).
Rafael Durán Fernández

Cuando se piensa en la construcción de edificios es difícil desprenderse de la imagen de las cuadrillas de obreros a pie de obra o en un andamio, el trasiego de camiones con materiales, el ruido… dentro de un sector con un alto impacto ambiental. Esta percepción, sin embargo, está empezando a cambiar con el sistema integral de construcción industrializada, del que Grupo Avintia es pionero en España, denominado Ávit-A.

El modelo de edificación industrializa de Grupo Avintia anticipa la mayor parte de las tareas constructivas en una planta industrial y después se montan y ensamblan las estructuras en la obra. Trabajan con la metodología BIM (Building Information Modeling), que consiste en un software de modelado 3D que permite integrar el diseño, el modelaje y la planificación del proyecto y las estructuras que se fabrican en la planta para ser ensambladas en la obra e integrarse con el resto de elementos.

Para Juan González, director general de planificación y organización corporativa de Grupo Avintia, “industrializar la construcción no es meter elementos prefabricados dentro de la construcción, meto un muro o meto un baño en 3D, significa cambiar totalmente los procesos de trabajo. Y si no tienes una transformación digital adecuada, esto es inviable”. Para llegar a Ávit-A, entre 2017 y 2020, Avintia ha desarrollado un programa de digitalización con la industria 4.0 para aumentar la productividad de la construcción. “Normalizamos los procesos de control de gestión y luego fuimos haciendo plataformas, de compras, planificación, gestión, la unión con el departamento financiero... digitalizamos los procesos principales”, explica González. “Hemos aumentado la productividad un 54%”, apunta.

La construcción industrializada aumenta un 10% la eficiencia energética

El directivo de Avintia señala que “la transformación digital en la construcción tradicional lo que te da es más eficiencia dentro de los procesos de construcción y te impacta menos en el medioambiente, pero realmente no es un cambio disruptivo”. “Con Ávit-A damos un salto enorme, inmenso, es el cambio de la compañía, es como dos mundos distintos”, afirma.

Este cambio hacia la industria 5.0 significa que la compañía pasa de ser una constructora a ser un grupo industrial. Con el producto definido, va a haber un desplazamiento del personal hacia las fábricas. “Yo fabrico los paneles en una fábrica y los ensamblo en la obra. Pasa de tener un centro de trabajo que es la obra, a un centro de ensamblado y montaje que es la obra”, comenta González. La compañía planea montar tres fábricas en España.

Los trabajadores, en la fábrica, operan en un entorno que ofrece mayor seguridad, con lo que se minimizan los riesgos laborales (hasta un 30% menos de siniestralidad). La propia dinámica del trabajo en fábrica contribuye además a una mejor conciliación, inclusión y estabilidad, con lo que permite atraer nuevos perfiles profesionales al sector de la construcción: potencia la incorporación de mujeres y de personas con discapacidad y se amplía la horquilla de edad de sus trabajadores.

Los residuos sólidos en la obra se reducen un 60% y un 25% las emisiones de CO2

Otra ventaja de este sistema con respecto al tradicional es la reducción del tiempo de ejecución en torno a un 30%, con el consiguiente ahorro de costes financieros. Asimismo, gracias a una planificación exhaustiva, se facilita el cumplimiento del presupuesto y se minimizan imprevistos y desviaciones.

Dos modelos

“Ahora en Avintia vamos a tener dos modelos, uno, la construcción tradicional, y otro, la construcción industrializada, que queremos que sea 50%-50% a 2025, con el objetivo de industrializar el 80% de los procesos que hay, quitando la parte de movimiento de tierras y cimentación, que es complicado”, destaca el director de planificación del grupo. La compañía, que ha realizado una prueba piloto en Móstoles (Madrid), planifica ahora 24 proyectos. Y la primera etapa estará dedicada a vivienda de alquiler, residencias e incluso hoteles. “Ahora en España hay un 1% de industrializada, hasta llegar al nivel de la tradicional tienen que pasar siete u ocho años”, reconoce González. En países como Finlandia, Noruega o Suecia la construcción industrializada ya supera el 45%.

Contar con modelos planificados y diseñados de manera previa mejora la logística y el transporte, aumenta la reutilización de residuos en fábrica y la eficiencia energética en la construcción en un 10%. Y según datos aportados por la propia compañía, reduce la producción de residuos sólidos en obra un 60%, el consumo de agua hasta en un 30% y el de materias primas y hormigón hasta en un 50%; la contaminación acústica en un 50% y las emisiones de CO2 en un 25%, aportando soluciones a los problemas relacionados con la huella de carbono en la construcción, que supone un 40% de las emisiones de CO2 a la atmósfera.

“El proyecto de Ávit-A es un proyecto intercolaborativo y todas las tecnologías que todo el mundo tiene por separado las vamos a unir, esto es la gran ventaja. Esto no se puede hacer con Avintia solo, es un trabajo de muchos”, concluye González.

Estancia de un piso contruido con el método industrializado.
Estancia de un piso contruido con el método industrializado.

Mantenimiento predictivo

En una primera etapa Grupo Avintia dedicará la edificación industrializada a vivienda de alquiler, residencias y hoteles, donde la operación y el mantenimiento son claves. La calidad que ofrece la construcción industrializada, junto con la normalización de los procesos, facilita el mantenimiento predictivo de los elementos que configuran las edificaciones. Introducir la digitalización con todos los parámetros del proyecto y el cruce de información (big data) permite conocer la obsolescencia de estos elementos y responder con mayor rapidez y precisión a las incidencias que puedan surgir, así como evitar problemas mayores durante la vida útil del inmueble.

“El 75% de los costes de la vida útil del edificio se generan en operación y mantenimiento”, destaca Juan González, director general de planificación y organización corporativa de Grupo Avintia. “Y una parte fundamental aquí es el IoT [internet de las cosas]. Vamos a dejar los edificios con un modelo inteligente de datos, incluso con un software propio, basado en la metodología BIM, y ahí vamos a meter sensorización. Esto nos va a permitir hacer modelos predictivos de mantenimiento. Así, el operador de ese mantenimiento va a tener mucho más conocimiento de cómo se comporta el edificio, sobre todo a nivel de consumos e instalaciones”, explica.

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Sobre la firma

Rafael Durán Fernández
Lleva más de una década a cargo de los temas de sostenibilidad en la sección de Buen Gobierno, tarea que compagina con la edición de CincoDías. Aterrizó en el periódico en el año 2000 y pasó una temporada en la sección de Opinión. Antes, en El Siglo de Europa y El Nuevo Lunes. Es licenciado en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid.

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