Los ángeles de Victoria’s Secret bajan a la tierra
Las nuevas embajadoras son mujeres de éxito y activistas en lugar de supermodelos
Los ángeles de Victoria’s Secret colgarán las alas para bajar a tierra. Así lo anunció la compañía la semana pasada, cuando dio a conocer los nombres que formarán parte de su Colectivo VS. Adut Akech, nacida en un campo de refugiados en Kenia y modelo de marcas como Yves Saint Laurent; Amanda de Cadenet, fundadora de la plataforma Girlgaze y activista por la igualdad de género; Eileen Gu, esquiadora olímpica; Megan Rapinoe, elegida como mejor jugadora por la FIFA en 2019; Paloma Elsesser, modelo y activista; Priyanka Chopra, actriz y defensora de los derechos humanos, y Valentina Sampaio, quien en 2019 se convirtió en la primera modelo trans de Victoria’s Secret, serán los rostros de la marca en esta nueva etapa.
Atrás quedan unos años convulsos en los que la firma acumulaba polémica tras polémica en las redes sociales, mientras el valor de sus acciones caía en picado. Su tradicional desfile anual no llegó a celebrarse en 2019, después de que sus espectadores se redujeran a un tercio en cinco años, en pleno auge del movimiento body positive, que busca visibilizar los cuerpos reales de las mujeres. Parece que Victoria’s Secret inicia con esta campaña un proceso para actualizar su imagen y acercarla al mundo contemporáneo. Un cambio que era absolutamente necesario para la profesora de comunicación de ISEM Fashion Business School Teresa Sádaba: “Tenían que alinearse con la demanda social y con el tiempo que vivimos. La forma en la que habían cosificado a la mujer reclamaba un cambio absoluto”.
Una transformación en línea con lo que los consumidores le exigen a las compañías: una mayor implicación social. “Han quedado atrás los tiempos en los que las empresas y marcas eran espectadores neutros del mundo en el que estaban. Hoy se les exige que más allá de sus resultados económicos, sean conscientes de su papel de contribución a la sociedad”, prosigue Sádaba.
El reto es ahora ver si llegan a tiempo y si es posible darle la vuelta a una marca tan asentada en el imaginario colectivo. En esta línea, la profesora de ESIC Gabriela Salinas expone que si bien aún tienen una oportunidad, a Victoria’s Secret se le están empezando a agotar los cartuchos y, aunque cree que el cambio era absolutamente necesario, no tiene claro que la estrategia elegida haya sido la más adecuada. “Lo ideal es que una marca se vaya actualizando a lo largo del tiempo, sin dar volantazos ni cortes bruscos”, apunta. Lo que ha hecho la firma de lencería sigue el camino contrario. “Dejan atrás todo lo que habían construido hasta ahora, parece que no podían rescatar nada. Da la sensación de que hasta se avergonzasen de su ADN”, continúa la experta. A su juicio, la transición debería haberse hecho de una manera más coherente. “Ellos tenían un capital de marca vinculado con el concepto sexi. Está claro que estaba desactualizado, pero lo que tienen que ver es cómo actualizarlo sin destruirlo”, resume.
Por su parte, la socióloga Alejandra Nuño celebra estos movimientos disruptivos, así como que se elija a mujeres por su trayectoria y no solo por cumplir. “Es una maravilla ver mujeres que se representan por sus éxitos. No están ahí porque sean LGTB y haya que cubrir una cuota, sino porque han tenido éxito”, reivindica. No lo ve tan claro Salinas, quien alerta del peligro de apoyarse exclusivamente en influencers para un cambio de estas características: “No puedes tomar prestada una personalidad que no tienes de una celebridad porque eso es pan para hoy y hambre para mañana”. La portavoz de ESIC echa en falta una estrategia más trabajada: “No veo cuál es la gran idea que tienen detrás, por qué segmento van a apostar, cómo definen el concepto de sexi ahora”.
La diversidad por sí sola no es suficiente, ya que se da por hecho que todas las marcas tienen que mirar en esta dirección, sobre todo para cautivar a los más jóvenes. De esta forma parece solo una cuestión estética. “Me falta saber por qué me tendría que atraer Victoria’s Secret entre todas las marcas diversas que existen”, plantea Salinas. En esta ocasión también coincide Nuño, quien insiste en que si estos cambios no se aplican de forma coherente, no solo de cara a los consumidores, sino también hacia sus propios empleados, estos no servirán de nada. “Las marcas son verdaderos agentes de cambio, salud y de bienestar en las organizaciones”, concluye.